El ciclismo, al igual que otros deportes, es un nido excelente del que brotan y por el que deambulan los supersticiosos, ciclistas y aficionados. La superstición es una suerte de creencia o fe desmedida, contraria a la razón, respecto de algo. Ponerse uno de los dorsales al revés si te toca el número trece, calzarse primero el calcetín izquierdo o zapatilla derecha, encalar primero con la pierna derecha o tocarse el casco o una parte de la bicicleta como talismán tras haber visto o haberse cruzado con un gato, un perro o haber perseguido o sido perseguida por un caballo – a lo Vollering–.
En sí mismas estas no son perjudiciales. Al contrario, algunas quizás puedan ayudar a despejar algunos estímulos negativos que elevan nuestra ansiedad, que nos alejan de la calma y que también repercuten en nuestra confianza. Pero también pueden ser negativas o dañinas cuando se convierten o forman parte de rutinas que no es siempre posible ejecutar o de cosas que no podemos evitar o que no dependen de nosotros. Dentro del ciclismo, sin lugar a dudas una de las más lesivas e ilustres de estas es la maldición del arcoíris.
¿En qué consiste? Es la hipótesis que forma parte del acervo y de la histeria colectiva de que el ganador de la prueba en línea del campeonato del mundo de ciclismo en ruta al vestir con su maillot distintivo no va a ser capaz de sobresalir, de seguir rayando al nivel que lo ha llevado a convertirse en el mejor del mundo. Una superstición como la maldición del arcoíris solo puede ser perjudicial porque, ¿qué puedo hacer uno si gana el campeonato del mundo en línea? No vestir el maillot más codiciado no es una opción real. Y qué se puede hacer, ¿no competir con el arcobaleno por el que tanto se ha entrenado, por el que tanto se ha sacrificado uno?
Con la Omloop Het Nieuwsblad, antes Omloop Het Volk, comienza la temporada ciclista. Ya saben, no en el literal sino que con la OHN da comienzo la temporada de clásicas. Se acaban los simulacros, amistosos y llega ya el brillibrilli. Es momento de atisbar los primeros golpes de pedal. Llega la prueba del algodón con la que podemos intuir quién ha sido capaz de realizar una buena base invernal y quien no o bien, quien pudiendo, ha preferido no precipitarse. Como tal, en el templo ciclista de Gante, en el ‘t Kuipke, es tradición que veamos el debut en la temporada o al menos la primera piedra o prueba de fuego de los maillot arcoíris.
Vuelve la maldición del arcoíris a las comidillas. Más aún con la Omloop femenina esta superstición negativa ha adquirido una particularidad notoria y determinante. Quién gana la Omloop Het Nieuwsblad en un año olímpico vistiendo el arcobaleno lo hace en solitario y después fracasa en la prueba en línea de los Juegos Olímpicos. Primero fue Lizzie Deignan (entonces Armitstead) quien estrenó por todo lo alto su maillot logrado en Richmond 2015. Más tarde en Río “solamente” lograría ser quinta en los JJ. OO de Río. Entre medias un verano polémico con suspensión cautelar por la UKAD y defensa in extremis en el TAS para ser considerada apta para competir en Río.
Las siguientes dos víctimas serían dos archirrivales que han firmado un lustro de duelos históricos: las neerlandesas Annemiek van Vleuten y Anna van Breggen. Tras hacerse en Harrogate (Yorkshire 2019) con su primer arcoíris en línea, Annemiek reeditó el debut de Deignan con el maillot más codiciado haciéndose con la victoria en solitario en Nivone. Después los JJ. OO. serían aplazados a 2020 por la pandemia, pero en 2021 cuando por fin se disputaron, Van Vleuten cruzó en solitario la línea de meta. Por un momento, llegó a pensar que había atrapado a todas las fugadas.
No fue así. Fue segunda tras Anna Kiesenhofer. No es moco de pavo, pero sí de león. Para van Vleuten y para la selección neerlandesa ser segunda y, sobre todo, de esa manera puede considerarse como un fracaso. La siguiente y última víctima de la maldición fue van der Breggen. Si bien la neerlandesa si pudo vestir y con éxito el arcoíris, conquistado en Ímola 2020, en el final de la temporada pandémica, debido a la posposición a finales de septiembre y octubre de bastantes carreras importantes. El arranque de su temporada final en Bélgica fue un éxito. Como Deignan y van Vleuten, se impuso en su primera prueba del año con el arcoíris. Al igual que estas sucumbió en la prueba en línea de los Juegos de Tokio 2020 disputada en 2021. Fue decimoquinta, lejos de su primer cajón de Río. La vencedora ya la conocen, Kiesenhofer.
Lotte Kopecky se coronó campeona en línea en Glasgow, además de campeona en pista en puntuación y eliminación. Con la pronta disputa de los campeonatos agregados o multidisciplinares la belga pudo lucir su maillot distintivo y con éxito en algunas pruebas al final del pasado ejercicio. En este 2024 la belga ha comenzado con buen/mal pie en Emiratos Árabes Unidos. El año pasado sacó el año pasado una línea de ropa bajo sus iniciales: LoKo. ¿Hará honor a su marca y osará, como Poco Loko, pelear por la victoria en la OHN y buscar el oro en París. Tratando de romper por fin con particular hechizo all arcoíris en el ‘t Kuipke?
Fotos: OHN

Pucelano, este deportista varios años colaborando con proyectos tan exitosos como Road&Mud, High-Cycling y ahora Le Puncheur. Ciclismo femenino, masculino y siempre una opinión certera, informada y que aporta a quien la lee.