En busca de ‘la guinda’ tras una primera mitad de 2024 notable
El temor al cambio es algo inherente al ser humano. Más que al cambio, a lo desconocido. Pasar de estar en una posición cómoda, ‘fácil’, exitosa a una de incomodidad e incertidumbre absoluta nunca es fácil de gestionar. Somos animales de costumbres y el miedo es inevitable cuando hablamos de procesos de gestión del cambio. Un cambio que, habitualmente, se presenta como un viaje, que tiene un inicio lejano, una transición y un final que nos acaba llevando a esa posición de comodidad, de facilidad y de éxito de la que partíamos.
Haciendo un símil con el ciclismo español, estamos en la fase final de la transición. Atrás quedan ya las retiradas de Alejandro Valverde, Purito Rodríguez y, todavía más lejos, de Alberto Contador, Samuel Sánchez u Óscar Freire; tres de los ciclistas que han marcado los 20 primeros años del siglo XXI y cuyos finales abocaron al ciclismo nacional al inicio de un periodo de transición. Un viaje que iniciábamos con temor y en el que la certidumbre ha ido avanzando hasta posicionarnos en el momento actual, finalizando una transición que busca volver a posicionar a nuestro ciclismo a la cabeza.
Los líderes de esa transición se han destapado en los dos últimos años y no son otros que Juan Ayuso y Carlos Rodríguez: los herederos. Los herederos de ese estilo de ciclismo clásico español, valiente, ágil, marcado por unas excelentes dotes para la escalada y una enorme competitividad en las carreras de tres semanas. Poco a poco, aunque ni el alicantino ni el granadino se posicionen entre los 2-3 máximos favoritos, han conseguido consolidarse entre los candidatos en cualquier vuelta por etapas, eliminando la incertidumbre a base de talento y victorias.
Pero, tal y como avanzábamos en un artículo a finales de la temporada pasada, la última era dorada del ciclismo español no estuvo únicamente protagonizada por los tres grandes ciclistas que hemos citado anteriormente y que nos dieron la gloria en vueltas por etapas y en las Clásicas de las Ardenas; sino que estuvo acompañada por una magistral clase media, capaz de conseguir triunfos en los mejores escenarios del ciclismo internacional. En el citado artículo hablábamos del ‘final’ de esa clase media del ciclismo español y del paso adelante que debían dar hombres que, si bien no son considerados estrellas, sí que pueden acompañar a los Ayuso y Rodríguez en la búsqueda de una nueva generación dorada de nuestro ciclismo.
El ‘big 2’ busca la guinda tras el notable de la primera mitad de temporada
Si dividimos la temporada ciclista en dos mitades, podríamos decir que acabamos de iniciar la segunda parte; una fase con menos carreras pero en la que, si hablamos de la tradición española, siempre hemos triunfado. Nuestra historia, con la salvedad de la última época de Valverde, Purito y Dani Moreno en las Ardenas, se ha nutrido con los triunfos en las grandes vueltas. Y con Tour y Vuelta como protagonistas, la segunda mitad de año, podríamos decir que, lleva el sello español. Es la guinda de nuestro ciclismo.
Pero esa guinda no sería tal si los ciclistas nacionales no hubiesen dado el callo en la primera mitad de temporada, como lo han hecho. Notable. Podríamos decir que la actuación de nuestro ciclismo ha sido de notable en los primeros seis meses de competición, destacando tanto los ‘dos grandes’ -Ayuso y Rodríguez- como la citada clase media, encabezada por Oier Lazkano, Pelayo Sánchez, Álex Aranburu o Juanpe López.
Más allá de las archicitadas actuaciones de nuestro particular ‘big 2’, formado por un Juan Ayuso y un Carlos Rodríguez, que llegan como serios candidatos a Tour y Vuelta tras una primera mitad de campaña muy esperanzadora, me gustaría centrarme en el paso adelante que exigíamos a la clase media y que han dado.
Oier Lazkano, un rodador con ambición ganadora
Empezando por Oier Lazkano, que fue capaz de derrocar a grandísimos ciclistas en las carreteras blancas de Jaén y que pudo mantener un excelso nivel de forma en las clásicas de pavé, siendo tercero en Kuurne y protagonizando grandes actuaciones en el resto de carreras flamencas -aunque sin mucha suerte en el desenlace-. Y llegó al Critérium du Dauphiné, quizá buscando alguna etapa y quizá buscando un nivel de forma que convenciese a Movistar para llevarle al Tour… ¡y vaya si lo hizo!
El vitoriano sorprendió al pelotón internacional por su aguante en montaña, una faceta todavía desconocida en su perfil como ciclista, y pudo acabar en el top 10, finalizando en cabeza en las grandes etapas de montaña frente a rivales del nivel de Roglic, Evenepoel, Jorgenson o Carlos Rodríguez. Tras unos grandes campeonatos nacionales, llega al Tour de Francia sin nada que perder, con ganas de conquistar una etapa -tal y como reconoció en el podio del Campeonato de España- y de seguir liderando la clase media-alta de nuestro ciclismo.
Pelayo Sánchez, por fin otro ‘cazaetapas’ español
El triunfo de Pelayo en el Giro de Italia significa más que el mero hecho de levantar los brazos en una gran vuelta. Significa que tenemos relevo para aquellos cazaetapas españoles que han triunfado en los últimos veinte y treinta años en los grandes escenarios. Hablamos de ciclistas como Luis León Sánchez, Rubén Plaza, Pablo Lastras o Juanma Gárate, que bien podrían tener su reflejo en el ciclista asturiano.
En su primera temporada en un equipo World Tour, Sánchez ya acumula dos triunfos parciales de nivel -Giro de Italia y Challenge de Mallorca- y mucho optimismo con respecto a la figura de un nuevo cazaetapas que sepa rematar en los mejores escenarios. Porque Pelayo apunta a ser el típico hombre que marca en rojo dos días… ¡y levanta los brazos en uno!
Álex Aranburu, ante su año definitivo
Le ha costado, le sigue costando despegar, pero parece que Álex Aranburu está en su temporada de eclosión. En el momento más necesario, el ciclista vasco ha dado el do de pecho y, aunque en muchas ocasiones se le resiste la victoria, sí que tiene pinta de que cerrará 2024 con algún triunfo más.
Llega en el mejor momento de su carrera profesional al Tour de Francia, donde tratará de poner el broche de oro a una temporada en la que ya ha conseguido levantar los brazos en dos ocasiones -Vuelta a Bélgica y Campeonato de España- y en la que ha dejado grandes sensaciones en carreras de nivel como la Vuelta al País Vasco, GP de Frankfurt o Tour de Romandía.
Continuará. Mañana la segunda parte del artículo estará disponible en la web.
Adrián González Blanco es cántabro, periodista, y amante del ciclismo. No, no tiene relación con el mítico ex-futbolista del Real Madrid. Sí tiene que ver con unos análisis audaces e infalibles sobre la actualidad ciclista a través de radiografías exactas y siempre interesantes.
Hola Adrián:
Gracias por tu artículo. Me gusta la gente que piensa y escribe desde una visión global. Pero también me gusta la gente que es crítica y no se centra sólo en la glorificación de nuestros deportistas (algo típico español).
No voy a esperar a tu segundo artículo para dejarte alguno de mis pensamientos.
La fase de transición que bien describes ha comenzado con un cierto “ isolacionismo”. Isolacionismo en cuanto a geografía y en cuanto a costumbres. El ciclismo español seguía haciendo lo que siempre ha hecho y en cierto modo muchas cosas siguen igual.
Lo que sí ha cambiado (enormemente positivo bajo mi punto de vista), pero sólo a través de un factor exógeno (que no endógeno) es que los 4 equipos PRO Tour españoles se han visto obligados a cambiar su visión por completo. Por las urgencias (este es el factor exógeno) de tener que estar entre los 30 mejores equipos en la clasificación de la UCI para ser invitados a a las grandes vueltas (léase La Vuelta) han tenido que salir a disputar carreras en Bélgica, Francia, Italia etc para conseguir los valiosos puntos UCI. Esto ha mejorado el nivel de nuestros ciclistas y les está enseñando tácticas de carrera, posicionamientos etc etc que antes no dominaban debidamente.
No olvidemos que esta (los equipos PRO Tour) es la gran cuna del ciclismo español. De los equipos PRO Tour han salido Lazkano, Aranburu, Pelayo, Canal, Barrenetxea, García Pierna, Adriá, Pello Bilbao, Landa, etc etc (todos ellos ahora en equipos World Tour).
Ha sido el factor exógeno (y no el endógeno; aquel que nace de propias acciones) el que está permitiendo ese cambio positivo del ciclismo español. No lo olvidemos !!
Haber dejado más nuestra fronteras para competir y aprender aún nos tiene que dejar por cosechar algunos frutos importantes: mejor táctica y decisiones en carrera, mejor balance en el ciclista individual (cuando trabajo para el equipo y cuando miro más hacia “el yo”), mejor posicionamiento en carrera / en grupo, adopción de últimas ideas en cuanto a nutrición, aerodinámica y como gestionar un grupo ciclista cada vez más internacional.
Aún no hemos finalizado está fase de transición, queda mucho…
Un saludo,
Paco Avila
Un saludo,