El fin de semana en los Pirineos nos despeja, para bien o para mal, la incógnita de si Pogacar tenía dudas y cierto temor a una remontada de Vingegaard en las etapas de montaña.
Pues bien, ha supuesto un tremendo golpe de autoridad de Pogacar, llevándose en solitario las etapas de Pla d’Adet y Plateau de Beille, desafiando incluso a su propio equipo, que le recomendaba una estrategia más conservadora.
La antesala de los queridos Pirineos llegó en Pau, ciudad de grato recuerdo para los españoles (victorias de Berrendero en 1937, Bahamontes en 1964, Pedro Torres en 1973, Pedro Delgado en 1986, Javier Murgialday en 1992, David Etxebarria en 1999, Óscar Pereiro en 2005, y Juanmi Mercado en 2006), que ofreció una etapa frenética con victoria de Philipsen en un sprint reducido por los abanicos y las caídas.
Con la llegada a los Pirineos y las dudas generadas por la mejora del rendimiento de Vingegaard en el UAE, parecía que la carrera podía cambiar en unas etapas muy exigentes y con el calor como protagonista. Finalmente, ocurrió todo lo contrario: un ritmo alto y exigente culminó con un remate final espectacular de Pogacar, que hacía presagiar que el auténtico líder del Tour de Francia quiere recuperar su trono con mano de hierro.
Podemos estar de acuerdo o no con algunas estrategias del UAE, en la elección de corredores y su comportamiento, que a veces pueden parecer un compendio de estrellas, pero en este Tour se están mostrando como un equipo imbatible. Solo la baja de Juan Ayuso por enfermedad (cuando estaba en el top 10) ha sido el único contratiempo que han vivido en esta edición. Sabemos el potencial que tienen y la duda que podía generar ver a Almeida, Yates, Ayuso o Sivakov como gregarios de lujo, pero la etapa de Saint Lary demostró que ese potencial de equipo bien dirigido por Joxean “Matxin” es hoy en día imposible de contestar.

Aunque parezca extraño, el único que puede poner en duda la idea del equipo emiratí es el propio Pogacar, ya que en la jornada de descanso de hoy una de las frases más escuchadas es: “esto solo lo puede perder Pogi”. ¿Por qué decimos esto? La respuesta es sencilla: Pogacar es un verso libre en muchas ocasiones y eso lo hace un corredor aún más increíble. Se mueve por sensaciones y no por estrategia, tal vez por eso muchos ven a Vingegaard como un villano excesivamente “académico”. La decimoquinta etapa, con final en Plateau de Beille, nos mostró un panorama totalmente diferente al del día anterior en cuanto al pelotón. Ritmo elevado todo el día por un Visma que quemaba corredores en busca de poner en jaque la carrera, esperando el remate final del danés. La estrategia era de manual, bien dirigida y ejecutada por todos los componentes, hasta que en el momento final Pogacar emergió para contestar, saltándose el guión previsto del equipo de ir a rueda y venciendo por tercera vez este año en solitario en el Tour de Francia.
Nos queda una semana final con mucha montaña, y aunque las diferencias de 3:09 con Vingegaard y 5:19 con Remco Evenepoel parecen definitivas, el Tour siempre tiene sorpresas de última hora que pueden cambiar todo el trabajo de las semanas anteriores. Esperamos que el espectáculo continúe en un Tour (ya debatiremos eso) de continuos altibajos, con etapas espectaculares y otras de auténtico sopor para el espectador.

Unai Lacalle es un entusiasta seguidor y practicante del ciclismo que nos acerca al ciclismo profesional a través de sus artículos y programas de YouTube. Después de pasar por High-Cycling y otros proyectos, llega a Le Puncheur para ser una de las piezas clave del equipo.