El lago di Como, al norte de Italia, rozando con la frontera suiza, es uno de los mayores atractivos turísticos del país. Los grandes lagos situados al sur de los Alpes, al norte de varias de las grandes ciudades, ofrecen multitud de actividades deportivas, culturales y turísticas que llevar a cabo. Los lagos ofrecen mucho, pero también todo lo que les rodea. En cuanto a cicloturismo en bicicleta de carretera hay mil rutas que se pueden hacer. Todas con la referencia del agua, que ilumina constantemente el paisaje allá donde miremos.
Nos trasladamos a la localidad de Como. Tiene unos 90.000 habitantes y bienes arquitectónicos como la catedral, de origen renacentista, los templos, las iglesias y los edificios históricos se distribuyen por toda la ciudad. De la puerta de la catedral vamos a partir para recorrer el lago, que se abalanza sobre Como en su punta suroeste. La forma de éste corresponde a una ‘Y’ invertida, de lo que nos iremos dando cuenta una vez acometamos las subidas más importantes.
Esta vez no nos vamos a conformar con rodear la gran masa de agua, lo que nos llevará a un recorrido cercano a los 160 kilómetros. Sino que le vamos a añadir las subidas a los míticos montes de Madonna del Ghisallo y Colma di Sormano. Ambas mundialmente conocidas por ser parte fundamental del recorrido de Il Lombardia. Son duros, qué duda cabe. Pero no excesivamente largos. Y, lo más importante, nos van a servir de miradores sobre el lago y los paisajes que conforma junto a las montañas prealpinas que nos acompañan. Toda esa belleza compensa el intenso esfuerzo que nos espera. Para ilustrarlo, las fotos son la mejor prueba de que el reto cicloturista merece la pena. En esta ocasión, pertenecientes a la Gran Fondo que se desarrolla en los días de Giro de Lombardia.
-
Colma di Sormano
Hay muchas, para todos los gustos y niveles. Es una zona bastante poblada, con comunicaciones constantes por carretera en los bordes de un lago rodeado a su vez por montañas. Toda ruta incluye subidas casi a la fuerza. Pero nos vamos a centrar en las dos subidas principales de la zona, las más populares y más visitadas por los cicloturistas. Son la Colma di Sormano y Madonna del Ghisallo. Las gestas del ciclismo profesional son emuladas por los amantes de la bicicleta y del sufrimiento. Es decir, por nosotros los cicloturistas que nos hemos atrevido a viajar a la zona.
En primer lugar, nótese que ambos puertos tienen doble vertiente, por lo que tendremos que subir, sí. Pero también descender, con la precaución debida. En épocas vacacionales o fines de semana podemos encontrar un nivel alto de tráfico en las orillas del lago. Y es algo a tener en cuenta. Colores claros y si se puede viajar en grupo, mejor. Los clásicos de la precaución desde el manillar. La humedad en días de calor nos hará sufrir. Pero seguirá mereciendo la pena. Desde el inicio de Sormano por su vertiente oeste nos daremos cuenta de la belleza del entorno. Las vistas en panorámica irán quedando a nuestra espalda. Pasada la localidad de Nesso, cuando la vegetación nos lo permita, notaremos la rápida ganancia en altura.
Las curvas de herradura hacen entretenido el comienzo. Hablamos de un puerto duro, de unos 13 kilómetros al 7%. Pero tiene trampa, pues de los últimos cuatro sólo dos son en subida. En ese descanso hay multitud de zonas recreativas. Sitio perfecto para una parada técnica, a la ida o a la vuelta. Desde la cima tenemos la opción de bajar a Onno, también en la orilla del lago, pero en su extremo sureste. Las bajadas son técnicas, mucho más con humedad o lluvia. La subida por esta otra cara es más corta (9 kilómetros desde el desvío de Madonna de Ghisallo) e igual de dura (7%). Siempre tenemos la opción de tirar por el Muro di Sormano.
Conforme salimos de la localidad de mismo nombre, encontramos un desvío a mano izquierda. No hay que dejarse engañar por el principio, en ligera bajada. La carretera es estrecha, la arboleda frondosa. Un kilómetros al 17% es la mejor carta de presentación. Por tener una referencia, se parece al kilómetro más duro del Angliru, en Asturias. ¿Tan duro? Así de duro es. Las pintadas, además, desmoralizan, mejor no leer. «Imposible», dice una de ellas. Poco recomendable utilizar esta variante para descender, por motivos obvios.
-
Madonna del Ghisallo
Si Sormano es una de las referencias cicloturistas de la zona, poco más o menos lo será la Madonna del Ghisallo. Si acaso todavía más, por ser más accesible para un mayor número de ‘culos gordos’. Desde el sur es un puerto relativamente fácil, al 3-4% en todo momento, a excepción del final, con un kilómetro al 8%. La versión premium de este col es por el norte, y para ello llegamos hasta Bellagio, en la punta de un pequeño saliente de tierra en el lago di Como. Arrancan las rampas enseguida, siempre oscilando entre el 9 y el 11 por ciento. Serán cuatro kilómetros durísimos, con constantes herraduras. Ese retorcimiento de la carretera nos ayudará a ir ganando altura bien fácil y a darnos cuenta con el agua como referencia.
Una zona llana y un leve descenso nos llevan a la base del último tramo complicado. De nuevo, con herraduras y rampas del mismo pelaje. Conviene no relajarse en exceso en el tramo intermedio para no quedarse fríos. En la cima tenemos el mítico santuario que da nombre al puerto. La parada es obligada, con estatuas a ciclistas y motivos de homenaje a grandes campeones italianos: Coppi, Binda… Estamos en la Vía Gino Bartali, nótese. Un museo del ciclismo culmina el interés de cualquier amante de este deporte. Exposiciones sobre Gerbi, Cuniolo, Magni, la maglia rosa… Muy interesante una visita.
-
Las Rutas
Partimos en sentido antihorario y vamos rodeando el lago, que tendremos a nuestra izquierda. Ascenderemos unos 3.000 metros de desnivel, con las subidas a Sormano en dos ocasiones y una intermedia a Madonna del Ghisallo. La primera subida se realiza desde Nesso y la segunda desde el cruce que procede del santuario, en torno a la localidad de Canova. Todas las ascensiones de esta ruta se encuentran bien asfaltadas, también ofrecen dureza y dificultad en sus descensos. En caso de superar nuestros límites, mejor dejarse caer y rodear las montañas hasta el punto de origen.
En el caso de la ruta de Sormano y Ghisallo, se pueden diseñar alternativas, como ascender el segundo paso al primero de ellos por la variante del Muro di Sormano, de grandes rampas. También existe otra variante combinable con esa zona durísima, que es escalar por la carretera paralela de Caglio. Si las piernas responden y tus pericias con la escalada son buenas, probar ambas subidas puede ser interesante. En apenas 110 kilómetros cabe una ruta dura en su zona central con el lago como protagonista y las montañas como atalayas improvisadas en nuestro viaje.
La segunda de las rutas presenta menor dureza, a pesar de lo indicado por los datos. Es un trayecto más largo, próximo a los 158 kilómetros, lo que supondrá una larga ruta. Hay subidas, zonas más duras, pero en general merece la pena el paisaje, en todo momento acompañados por el lado izquierdo por el lago di Como. Como se podrán imaginar, al circular en sentido contrario se tendrá el lago a mano derecha. Cuestión de preferencias. Existen carreteras alternativas para endurecer la ruta a gusto del consumidor.
Es importante prever el tiempo que nos vamos a encontrar. También el viento, si bien al estar protegidos por montañas en todo momento tendrá menor incidencia. Interesa comprobar que no habrá brumas que nos impidan disfrutar del paisaje. Existen varios puntos y ciudades de interés en el camino. Diseñar bien las paradas para recargar agua o comida siempre es una buena idea.
Fotos: RCS/LaPresse
Manuel es un amante del ciclismo nacido en Cuenca y residente en los alrededores de Madrid. A su ritmo, sus rutas le han llevado a recorrer medio mundo a lomos de su bicicleta. Comparte desde aquí sus experiencias y recomendaciones para cicloturistas.