INEOS: quién te ha visto y quién te ve

‘La vida es una tómbola de luz y de color’, cantaba con gracia Marisol. Tras levantar más de una decena de trofeos de vencedor de Grandes Vueltas, resulta que las vueltas son las que traen el hemisferio de Ineos al invierno, tras el esplendor de tantos veranos que parecían no tener fin. Lo difícil parece fácil cuando funciona, porque cuando deja de funcionar, lo difícil vuelve a serlo y también a parecerlo. Acumular talento, fichar a los mejores para aplacar rivales y dominar las carreras de punta a talón ha sido el modus operandi de una armada que ahora, cual boxeador noqueado, es manejado como las mareas arrastran dócil la barca a la orilla. El carrusel, la vida, La Tierra, Wiggins después de cerrar el pub… todo da vueltas. Tom (bola) Pidcock leva el ancla, abandona el barco y mece la cuna del mercado de fichajes, dejando huérfanas las entrañas británicas de la plantilla, una de las señas de identidad de Sky/Ineos. 

Parafraseando a Humphrey Bogart, siempre nos quedará Geraint Thomas. Al paso que vamos, tendrán que valverdizarle. Digo, momificarle. Entiéndase que por la longevidad del murciano sobre los pedales, no se me alboroten. Ahora el sostén, las llaves de la ciudad, recaen sobre un español y un colombiano, una bonita adaptación forzosa a los tiempos de Brexit y globalización que el World Tour ha traído a nuestras vidas. Egan Bernal, pero sobre todo Carlos Rodríguez acaparan los focos de la exigencia. Escaladores, jóvenes, pero ofreciendo más dudas que Shakespeare a la hora de abrir monólogo en Hamlet. El de Stratford quería saber si ‘ser o no ser’, que es lo que Ineos necesita averiguar de cara a la temporada 2025. Sí, una nueva transición después de haber fallado la escopeta que intentaba cazar a uno de los líderes del momento, de esos que son capaces de llamar la atención cada día que luzca un dorsal. Como Froome ahora, pero al revés. Es decir, Remco Evenepoel. 


Cuando observas una casa desordenada o un bar vacío, donde los clientes salen malhumorados, es síntoma de que algo no marcha. Espanta. Vamos, vaya lince este tipo, pensaréis los que hayáis llegado hasta aquí. Es obvio, evidente y cristalino que hay problemas latentes y heridas abiertas supurando en el seno del equipo. Como un agujero negro, del que el maillot es buena metáfora, la materia, la buena y la mala, pasea con una dirección única y una misma misión: marcharse para aparecer en otra dimensión, en este caso sin importar si es dentro del World Tour o no. Si pensamos bien en la figura y circunstancia de Pidcock, el encaje en una estructura como Ineos terminaba por ser una utopía. Lo multidisciplinar no encaja en un puzle acostumbrado a pedazos rectangulares que encajan a la perfección, y que puede parecer un final, pero que quizá sea un comienzo toda vez que el ‘lastre’ ha salido por la puerta. Se dice que tiene su aquel el ciclista de Leeds de puertas para adentro. El problema viene por la desbandada británica, núcleo que pierde también a los Hayter. Uno se marcha al Soudal de Lefevre (¡cómo lo ha debido ver!) y otro se ha bajado de la bicicleta. Los marginal gains empiezan a ser marginal losts, si se me permite el juego de palabras. 

Imagen COI – Tom Pidcock Tokyp 2020

Sumamos los fichajes, que alguno interesante hay (ojo a Laurance), y queda una plantilla más que apañada. Divorcio a divorcio, Ineos parece más un Gran Hermano donde se va nominando gente para la expulsión de la casa. Nos quedan Ganna, Arensman, Foss (si es que regresa), Kwiato y Joshua Tarling, la gran esperanza. 6 británicos de 29, es decir, únicamente el 20%, un diez menos que en los años de gloria. Como líder queda un chaval de Almuñécar que tiene a su disposición a todo un World Tour pese a las decepciones. Tardía, pero ha sido la última apuesta vehemente del equipo. Un joven que tenía los dos pies fuera, al que no se ofreció renovación alguna. Como en los romances: se echa en falta cuando se pierde. Humano e idiota a partes iguales. Así ha sido la gestión de Ineos en los últimos años, pareciendo más una del camarote de los hermanos Marx que una de guerra, como el apellido Grenadiers parecía prometer. Ni siquiera en victorias la cosa marcha. Superar las 30 victorias ha sido lo habitual. En 2024 firmaron 14. Y ojo, porque cuatro de ellas fueron Campeonatos Nacionales. Si nos vamos a las victorias World Tour, el número se reduce a seis. ¿Era un bagaje esperable hace unos años? Lo dicho, Ineos, quién te ha visto y quién te ve. 

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