Algunos ya me conocéis de otras colaboraciones, soy Cristina García Pulido y vamos a hablar de una temporada con expectativas altas. Para empezar queremos contar como es una pretemporada en un equipo ciclista femenino de menor nivel como es el UPV (Universidad Politécnica de Valencia).
El 18 de enero marcó el inicio de una nuevo año para el equipo, con la presentación oficial que dio inicio a un ciclo lleno de nuevos retos. En esta ocasión, la estructura del equipo, el UPV, ha crecido gracias a nuevos patrocinadores de gran renombre. Un apoyo clave que nos permitirá a las ciclistas destacar y consolidarnos en el panorama nacional e internacional.
Nuevos desafíos, nuevos apoyos

Este año, las bicicletas Ridley se presentan como una de las grandes novedades, brindándonos al equipo una herramienta de calidad que es fundamental para afrontar las pruebas más exigentes. En cuanto a la equipación, Bioracer ha tomado el relevo, ofreciéndonos unas prendas a un nivel superior de confort y rendimiento, con materiales de última generación que prometen marcar la diferencia en cada pedalada.
Además de los nuevos colaboradores que tendremos en el equipo, otro aspecto clave este año seguirá siendo el apoyo de la Universidad Politécnica de Valencia. Gracias a su respaldo económico, en el equipo podemos centrarnos en mejorar aun más el rendimiento, participar en más competiciones y aumentar nuestra visibilidad en eventos de alto nivel, especialmente en el circuito UCI. Este tipo de colaboración es fundamental para ayudarnos a consolidarnos como deportistas de élite en el ciclismo femenino.
Este año la concentración que tuvo lugar durante esos días también resultó fundamental para el desarrollo del equipo. A Las ciclistas nos alojaron en un camping en cabañas o bungalows, lo que nos permitió una mayor interacción entre nosotras. Estos momentos de convivencia no nos ayudan a fortalecer las relaciones personales, sino que también potencian el trabajo en equipo, un aspecto que resultará esencial cuando llegue el momento para afrontar competiciones de alto nivel.
Los entrenamientos durante la concentración fueron muy intensivos. El sábado nos realizaron dos test de cinco minutos cada uno, diseñados para medir el rendimiento de las ciclistas. Con una ruta que abarcó 160 kilómetros de terreno variado, con mucho desnivel. Tanto las compañeras como yo tuvimos que poner a prueba no solo nuestra capacidad física, sino también nuestra habilidad para trabajar en conjunto. Al día siguiente, la jornada de ruta fue más corta, pero igualmente exigente, enfocándonos en trabajos algo más específicos enfocados a la resistencia y la técnica.
Podemos resumir esta primera parte como que el comienzo de la temporada no solo se trató de entrenamientos, sino de también de compañerismo. Fue una oportunidad para definir objetivos y ajustar estrategias. Para algunas de las ciclistas, el enfoque se centró en mejorar en terreno de montaña, un área donde muchas de ellas desean mejorar sus habilidades, buscando el equilibrio entre resistencia y velocidad. Para otras fue el comienzo de una nueva temporada con las expectativas muy altas. Pronto, habrá más.

Cristina es, además de una enamorada de la bicicleta, una persona con una enorme capacidad de trabajo y actitud positiva. Llega a Le Puncheur para trasladarnos de primera mano cómo se vive el mundo del ciclismo desde dentro.