La Vuelta Andalucía o Ruta del Sol, como también se la conoce, ha estado en el calendario desde hace casi 100 años. En 1925 ya celebró su primera edición, con victoria para el abulense Ricardo Montero. Muchos ilustres se dejaron caer durante aquellos años. Desde el alemán Rudi Altig, lugarteniente del mítico Anquetil, a Angelino Soler, ganador de la ronda andaluza en 1961 y a la postre en la Vuelta de aquel año. El místico Monsiere, Gómez del Moral, el canibalino Maertens, Chozas, Gorospe, Thurau y algunos otros que dan ese toque de leyenda a la carrera, que iba creciendo en interés y presencia.
Utilizada como preparación de los equipos en el inicio de temporada para ir acumulando kilómetros de cara a futuros objetivos, el sol y el buen clima de la costa andaluza ha sido un atractivo motor para ir creando esa fama de carrera bien organizada y agradable para sus participantes. Aprovechando que muchos de los equipos se concentran en la costa mediterránea, las fechas han servido de impulso.
Sin embargo, la crisis de las carreras llegó. Los patrocinios se frenaron en seco, las inversiones públicas también, así como la economía sufría un gran bache. Corrían los primeros años de la década del 10 cuando algunos compañeros de gremio comenzaron a recortar días o directamente anulaban sus pruebas. La Comunidad Valenciana cancelaba la suya, la murciana reducía fechas de forma alarmante hasta quedarse en una clásica. La Volta a Catalunya pasaba muchas dificultades, así como la Itzulia, históricas de la máxima categoría que estuvieron a punto de no poder salir adelante.
Así pasó con la Ruta del Sol, que pese a todo supo reconstruirse en un formato de cuatro etapas en lugar de las cinco habituales. Reconstruirse o morir, vivir o sumergirse en un nuevo panorama con nuevas normas y huir del tedio, del conformismo y el inmovilismo. Aquella decisión fue clave para continuar atrayendo figuras, seguir ofreciendo todas las comodidades. Crowdfounding, nuevas actividades, recorridos mucho más atractivos y cuidados al milímetro, fueron dos claves que permitieron que mientras otras todavía continuaban en crisis y al borde del abismo, Deporinter pudo restablecer el quinto día de competición y volver a una estabilidad y normalidad que sólo el coronavirus ha podido cuestionar.
Mérito de ello fue la gestión de Joaquín Cuevas y su equipo, que gracias a ello ha podido ver duelos entre dos campeones como Froome y Contador o a Valverde batiendo el récord de victorias en la carrera. Algo que nos habríamos podido perder de haberse cancelado uno de los baluartes del calendario ciclista español.
Foto: Ñito Salas