Poco a poco la psicología deportiva va siendo habitual en el mundo del deporte. Ya no es inusual que equipos o deportistas individuales, tanto profesionales como no, cuenten con un psicólogo deportivo e igualmente empieza a ser muy común su presencia en otros ámbitos del deporte no competitivo. ¿Pero qué hace exactamente un psicólogo deportivo? ¿Cuál es su papel dentro del deporte? ¿Qué formación debe tener para poder ejercer como tal? ¿Qué hace diferente a un psicólogo deportivo de la multitud de personas que se atribuyen las características de este?
La idea de escribir este artículo nace después de leer hace no mucho otro artículo de un periódico de tirada nacional, escrito por un famoso periodista deportivo, con la retirada de Tom Dumoulin y de otros ciclistas menos conocidos, haciendo un paralelismo, como tema principal. En ese escrito, el autor dice que el psicólogo deportivo tiene como única finalidad lograr el máximo rendimiento del deportista. Y como esto no es del todo cierto, escribo este artículo para desmitificar tanto esa idea como otras que a veces se tiene sobre la psicología deportiva.
Primero, vamos a definir qué es la psicología deportiva y qué hace un psicólogo deportivo. Según el COP (Consejo General de la Psicología de España) La psicología de la actividad física y del deporte es un área de la psicología aplicada cuyo objeto de estudio es el comportamiento en el ámbito de la actividad física y el deporte. El psicólogo deportivo es aquel que desarrolla sus funciones dentro del campo de la psicología de la actividad física y el deporte y posee la formación y acreditación correspondiente.
Sus ámbitos de actuación son los siguientes:
1. Deporte de rendimiento: Deporte profesional. El deporte de alto rendimiento. Otros niveles de rendimiento en el deporte.
2. Deporte de base e Iniciación: Actividad física y deporte escolar y universitario. Deporte comunitario.
3. Deporte de ocio, salud y tiempo libre: Deporte para todos. Deporte para poblaciones con necesidades especiales (Discapacidad, tercera edad, marginación…)
Las funciones que lleva a cabo el psicólogo deportivo son: Evaluación y diagnóstico. Planificación y asesoramiento. Intervención psicológica. Educación y formación. Investigación.
Lo anterior, choca con la idea habitual de mucha gente, que cree que el trabajo se desarrolla solamente en el deporte de alta competición y nada más lejos de la realidad por la amplitud de ámbitos donde el psicólogo deportivo puede desarrollar sus funciones.
El psicólogo deportivo, puede trabajar por tanto con un deportista o equipo profesional de alto rendimiento, un deportista aficionado, asesorando a un entrenador, árbitro o directivos, con padres de deportistas, con personas que quieren mejorar su adherencia al entrenamiento por salud, con personas que tienen que hacer deporte porque han sufrido un infarto, hipertensión u otros problemas de salud, con niños en edad escolar, sus entrenadores y sus padres…
Por lo tanto, no siempre el objetivo de ese trabajo es el rendimiento por encima de todo como a veces se piensa, ya que los destinatarios de ese trabajo son muy variados y con unos objetivos muy diferentes. Está claro, que en deportistas de alto rendimiento, el trabajo psicológico tiene la finalidad de optimizar ese rendimiento al máximo, sumando ese trabajo al físico, táctico y técnico que se hace, pero por encima de eso, siempre el psicólogo deportivo busca el bienestar emocional de las personas con las que trabaja. No se busca el rendimiento máximo a cualquier precio. De qué sirve que un deportista tenga un rendimiento altísimo cuando al mismo tiempo tiene o le estamos creando una serie de problemas que afectan a todos los aspectos de su vida incluyendo los deportivos, obviándolos en busca de esa mejora en sus prestaciones.
Para que os hagáis una idea de cosas concretas que se trabajan en el ciclismo, os cuento algunas en las que yo personalmente he intervenido a lo largo de mi experiencia. Por ejemplo, miedo a las bajadas o ir en pelotones grandes, miedo al éxito (Parece extraño, pero es muy habitual en alta competición), falta de motivación, déficit en la autoconfianza, falsa auto-confianza, ansiedad precompetitiva, problemas de sueño, dificultades para concentrarse durante una competición… Y también, he trabajado con deportistas que simplemente quieren optimizar su rendimiento, sin tener ningún problema concreto. Como podéis comprobar, por encima de todo, se busca el bienestar del ciclista, que como es lógico cuando se logra, repercute en su rendimiento.
Volviendo a una de las preguntas iniciales del artículo. ¿Qué formación debe tener un profesional de la psicología deportiva? En primer lugar, ser licenciado/graduado en psicología, y, en segundo lugar, tener una formación específica en psicología del deporte y de la actividad deportiva con la realización habitualmente de un máster universitario oficial. Y por supuesto, estar continuamente en un proceso de actualización de conocimientos.
¿Pero qué ocurre a menudo? Que el psicólogo deportivo es sustituido por otras personas, con perfiles muy diferentes y formaciones muy diferentes. Existe un abanico muy amplio de personas que realizan las mismas funciones que un psicólogo deportivo, sin serlo, en muchos casos con escasa o nula formación. Al no estar regulado, cualquiera puede hacer trabajo psicológico con multitud de nombres como entrenador mental (o mental trainer que siempre queda más bonito en las redes sociales) o coach deportivo (Sin tener la titulación de psicología), incluyendo a otros con experiencia en el deporte, hayan sido o no profesionales o competido en la élite.
¿Y por qué estos profesionales no pueden dedicarse a estos aspectos? Claro que pueden y en muchos casos hay profesionales muy competentes, pero no tienen la formación ni recursos que tiene detrás un psicólogo deportivo con años de formación. ¿Si tienen que quitarte una muela, acudes a un odontólogo con sus estudios y acreditación o vas a que lo haga alguien que ha hecho un curso de unos meses, pero no tiene esa formación o que te va a quitar el dolor diciéndote frases motivadoras o imponiéndote las manos? ¿Si tienes que operarte de una rodilla, acudes a un cirujano o te opera alguien que como le han operado de la rodilla cinco veces sabe mucho del tema? Diréis, es que no es lo mismo. Pues en cierto modo sí.
Para la salud física lo tenemos muy claro, pero ¿por qué no lo tenemos igual del claro para la salud mental? El psicólogo es el encargado de ese ámbito, por formación, experiencia y regulación y otros profesionales, evidentemente pueden ayudar, pero no sustituir lo que hace la psicología ni apropiarse de aspectos que no le competen. Hay multitud de mitos creados intencionadamente por estas personas que intentan intervenir psicológicamente, que no dejan de ser falsas, pero a veces calan en la sociedad a base de repetirlo continuamente (me ha pasado con algún deportista).
Ideas como que el psicólogo deportivo solo puede tratar problemas (a veces se trabaja optimizar el rendimiento sin que haya problemas) o aspectos clínicos (los aspectos clínicos se derivan al psicólogo clínico siempre), la inicial de que solamente buscamos el rendimiento puro por encima de todo, que estamos para problemas graves y no para otras cosas menos importantes, que sus técnicas valen para todo (muchas de ellas se aplican en la psicología desde hace muchas décadas, pero no tienen nombres impactantes en inglés ni se hacen pasar por novedosas), que como a alguien concreto le ha funcionado realizar lo que sea, ese método vale para todo el mundo (como si todos fuéramos iguales), el si quieres, puedes (y luego vienen los golpes de realidad como solemos decir los psicólogos) y la multitud de frases motivadoras sin ninguna base…
Espero con este largo escrito haber aclarado lo mejor posible qué es y qué hace un psicólogo deportivo y que acudáis a uno si lo necesitáis en cualquier momento, recordando todo lo que puede hacer.
Foto: @ACampoPhoto
Samuel Arroyo es nuestro psicólogo deportivo de cabecera. Consejos sencillos, útiles y aplicables en el día a día. Ha estado con nosotros en High-Cycling, Desde la Cuneta y otros proyectos varios. Puedes consultarle a través de su email o sus redes sociales. No te pierdas su web.