El viernes comenzamos la Campilaro 2021 con una pequeña crono individual con sólo seis kilómetros en subida, que estuvo muy bien. Un primer tramo más llevadero y final en un pueblo cercano a Bagneres de Luchon, Cazarilh. Salieron casi 400 metros de desnivel, lo que da idea de su dureza. Por la tarde se dio el pistoletazo de salida a un segundo sector que iba entre Bagneres de Luchon y el Col du Portet. Fue una auténtica pasada de etapa. Subimos primero el mítico Peyresourde, que me pareció espectacular por las vistas.
Tuvimos un día despejado con mucho calor y lo pudimos comprobar. Después llegamos a Saint-Lary y arranca el Portet, que para mí es el puerto más duro que hay. Con diferencia. No es además una opinión únicamente mía, sino que había mucha gente allí que estaba de acuerdo. Es una pasada, con 16-18 kilómetros sin ningún descanso a excepción del paso por la estación, donde hay un breve descanso.
Me sentí muy bien en los dos puertos. Quedé en séptima posición, que no está nada mal visto el nivel de la concurrela. Al día siguiente partimos de Saint Lary. Subimos de salida el puerto de Hourquette, de primera, seguido el Tourmalet y al final Luz Ardiden. Arrancamos el día con temperatura fresca, incluso comenzó a llover. Pasamos de casi 40 grados a 10 en cosa de un día y se notó a todos los niveles. La bajada era peligrosa en esta primera subida.
Llegamos a Saint Marie de Campan, el inicio del Tourmalet, del que no tengo nada que decir que no se sepa. Es espectacular. Se coronó y bajamos a Luz Saint Sauveur. Luz Ardiden es un puerto precioso y aunque fuéramos en modo carrera, nos hubiese gustado disfrutarlo más. Las nubes y la lluvia no permitieron que este puerto luciese como puede. Etapa reina, muy bonita. Aunque aún nos quedaba una jornada muy dura, con salida en Argeles-Gazost y meta en el helipuerto de Peyragudes. Un recorrido precioso, una etapa increíble.
El Aspin se subía en primer lugar, y después el puerto final. Se subieron los dos muy rápido, llegué con la gasolina justa para poder terminar de una forma un poco digna. A mí me habían dicho que era la mejor carrera para un cicloturista y una vez vivida desde dentro tengo que decir que lo es. Se permite la competición, y que además como es tan dura te permite pensar que eres un ciclista profesional. Más en esos escenarios. La organización, de diez. Y el recorrido, ideal, con las cimas más míticas del Tour de Francia.
Acabé muy contento, con muy buenas sensaciones, una buena clasificación terminando en el puesto 18º y en el top ten de mi categoría, con gente de toda Europa y EEUU con mucho nivel. Muy recomendable.
Foto: Javier López