El 19 de enero de 2021 la organización de la Volta a Catalunya incluía al Rally Cycling en la lista de equipos Pro Team invitados a la centésima edición de la prueba. Entre los seis conjuntos seleccionados llamaba la atención la ausencia de dos equipos españoles como Caja Rural y Burgos-BH. Una decisión que despertó no pocas críticas, algunas de ellas incluso enfangadas con el cansino lodo político. Entre los afortunados llamaba especialmente la atención esta inclusión del equipo estadounidense Rally Cycling. El conjunto naranja, uno de los más identificativos del panorama norteamericano, veía recompensada la decisión tomada un par de años antes de establecer su cuartel general en Girona.
Con el terreno ya minado por la polémica de dicha invitación, muchos críticos pusieron el foco en la pobre actuación del equipo en dicha carrera. Los americanos pasaron prácticamente desapercibidos, lo que sirvió de ocasión ideal para atacar al equipo poniendo en cuestión su nivel para formar parte de carreras WorldTour, y a la organización por una decisión que se estaba demostrando errónea.
Sin embargo, a veces no está mal olvidarse de las banderas y analizar las cosas desde un prisma un poco más alejado. A partir del supuesto «fracaso» en la ronda catalana el equipo gestionado por el exciclista canadiense Jacob Erker ha sabido hacerse un hueco y labrarse un muy digno palmarés en lo que va de temporada. Las siete victorias logradas hasta el momento con seis ciclistas diferentes son testimonio de un paso adelante y de una manera de correr que da espectáculo.
Un montante de triunfos que los sitúa como el sexto conjunto Continental Profesional en número de victorias, por delante de los cuatro equipos españoles de la categoría y de estructuras de la entidad de los franceses TotalEnergies o B&B. Cierto es que su buena posición en el ranking de ganadores se basa en un espectacular ratio de efectividad, pues frente a los siete éxitos solo encontramos cuatro posiciones de pódium (un segundo y tres terceros puestos), dato este que los relega a la antepenúltima posición del ranking UCI de la categoría, solo por delante de Vini Zabù y Team Novo Nordisk.
Abría la lata Arvid de Kleijn en el Tour de Turquía, con una victoria en el sprint masivo de la primera etapa. El neerlandés aprovechaba el ataque anticipado del noruego de Uno-X Kris Halvorsen, para imponerse en el último golpe de riñón sorprendiendo a grandes velocistas como Cavendish, Philipsen o Greipel. Un punto de inflexión para un equipo que iba cogiendo confianza con el paso de los meses, como demostraba en su nueva aparición en el WorldTour en la Vuelta a Suiza, en la que el veterano Joey Rosskopf rozaba las mieles del triunfo en la fuga de la cuarta etapa que se resolvería a favor del suizo Bissegger. El ex de BMC confirmaba su buen estado de forma imponiéndose en el campeonato nacional ante su antiguo compañero Brent Bookwalter. Asegurándose lucir el maillot de las barras y estrellas esta temporada.
El mes mágico de los estadounidenses llegaría en agosto. En la competida y tantas veces endogámica Volta a Portugal se convertían en auténticos cazadores de etapas, siendo decisivos en las fugas. De este modo cosecharían tres victorias, manejando las escapadas y dando el hachazo decisivo. La estrella sería el californiano Kyle Murphy, alzando los brazos en finales tan exigentes como los de Castelo Branco y la Serra do Lauroco. Entre medias, otro veterano ilustre como Ben King hacía buena la fuga de la sexta etapa camino de Fafe. Por si fuera poco, el mismo día del segundo éxito de Murphy, un viernes 13 en el que la maldición debía estar de vacaciones, Colin Joyce se llevaba una emocionantísima etapa en el Tour de Dinamarca en la que el pelotón se quedó a dos velas al no completar la neutralización de la escapada del día por solo seis segundos.
El mes de septiembre no ha empezado mal tampoco, pues siguiendo el plan que tanto éxito está dando a los naranjas, Robin Carpenter lograba recientemente volver a contestar al pelotón de velocistas en una auténtica exhibición en la segunda etapa del Tour of Britain, en la que fue eliminando a sus compañeros de aventura repecho a repecho. Para llegar a meta con medio minuto sobre un pelotón en el que figuraban equipos de la talla de Deceuninck con Alaphilippe o Jumbo con Wout Van Aert. Una ventaja que le servía además para lucir el maillot de líder durante la contrarreloj por equipos del tercer día.

Rally Cycling se va ganando año a año el respeto en el pelotón, gracias a un trabajo silencioso pero efectivo. Desde hace ya más de una década, han sido lanzadera de corredores norteamericanos. De las diferentes denominaciones del equipo americano han debutado como profesionales corredores de la talla de Ben King (en Kelly Benefit en 2008), Chad Haga (Optum 2013), Sepp Kuss (Rally 2016) o Brandon McNulty (Rally 2017). Entre el staff llama la atención la presencia del francés Stéphane Heulot. Recordado por haber sido corredor de Banesto y sobre todo por su imagen abandonando en la séptima etapa del Tour de Francia de 1996 cuando era maillot amarillo.
Además, cuentan con un equipo femenino con tradición y buen nivel, que este año tiene como estrella a la alemana Clara Koppenburg. Y por el que han pasado ciclistas como la canadiense Leah Kirchmann o la llorada Kelly Catlin.
Aunque el naranja de su maillot no brille tanto en nuestra memoria como el de nuestro querido Euskaltel, justo es dar reconocimiento a un equipo necesario en el pelotón. Con la continuidad garantizada para 2022, seguro que tendrá más oportunidades de dejarse ver en grandes carreras. Atento si ves un Rally Cycling en la fuga del día, si te duermes te comerá la tostada. Que no sea porque no te hayamos avisado.
Fotos: Tristan Cardew/Rally Cycling

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