Ahora que parece que llegamos a la “normalidad” y que vuelven a escena las marchas y carreras cicloturistas, tanto en carretera como en montaña (MTB) os voy a contar mi experiencia en una de las pruebas MTB que más gente aglutina en la zona centro. Os hablo de Talajara que se disputa en Talavera de la Reina (Toledo).
Talajara se corre a principio del otoño en la comarca de la Jara, haciendo gran parte de ella por la Vía Verde que lleva su nombre. De hecho, la carrera larga (125km) o súper maratón hace por completo dicha vía verde, aunque solo os voy a contar la carrera corta (83km) o maratón.
La salida y meta están en el recinto ferial de Talavera, zona muy amplia para tanta concentración de bikers. El comienzo es por las calles del pueblo durante unos 4km aproximadamente para salir junto al rio Tajo. Los primeros kilómetros son por caminos anchos por muchas huertas y sembrados de la zona, que en épocas de lluvias se vuelven bastante difíciles por el barro y charcos que se acumulan.
Sobre el kilómetro 20 de carrera se llega a Calera y Chozas, donde comienza la Vía Verde. Sí el ritmo hasta aquí ha sido o ha podido ser rápido, al llegar a este punto el ritmo va en aumento, aunque hay que tener cuidado en no cebarse demasiado que luego se pueden pagar los esfuerzos. Se hacen unos 16-18km por la vía verde que va picando siempre hacia arriba, aunque con un desnivel muy pequeño, excepto en la zona que se pasa el rio Tajo, que hay una zona que te deja las piernas tocadas. Al llegar a Aldeanueva de Barbarroya, en la antigua estación del ferrocarril hay un primer avituallamiento para reponer líquidos y comer algo.
Después de avituallarse y salir de la vía verde comienza un terreno de continuas subidas y bajadas en caminos con bastantes piedras, al contrario que la zona de salida de Talavera. Es un terreno rompe piernas hasta llegar a Belvis de la Jara, con una bajada bastante peligrosa por el desnivel y lo pedregoso del terreno justo antes de llegar a dicho pueblo. Ya hemos pasado el ecuador de la prueba, pero todavía nos queda lo peor y el mayor desnivel.
Nada más salir del pueblo comienza la subida más larga de todo el recorrido, aunque no la de mayor dureza. Tras coronar dicho repecho vuelve un terreno pedregoso, donde los descensos son peligrosos y las subidas se hacen muy duras. Entonces llegamos a la “mítica” cuesta del Burro, que es el punto más alto de la carrera. Es una cuesta o una burrada, haciendo un juego de palabras, que es muy difícil hacerla por tres razones, la inclinación, las piedras y la cantidad de gente.
En una ruta de grupo pequeño, con espacio y paciencia se puede subir, pero con tanta acumulación de gente se hace prácticamente imposible, yo en mis participaciones no he visto a nadie hacerlo. Cuando se corona empieza un descenso muy peligroso y técnico, por suerte no tiene tanta piedra como la subida, pero si un terreno muy roto por las lluvias y nuevamente con bastante desnivel. La larga bajada te deja en Alcaudete de la Jara, donde se junta el maratón y el súper maratón.
Aquí está situado otro avituallamiento o más bien El Avituallamiento. Aparte de lo normal que suele haber en dichos puntos, aquí el ayuntamiento ofrece sus famosas migas para que todo aquel participante que quiera pueda degustarlas y coger fuerzas para lo que todavía falta de carrera.
Una vez que has repuesto fuerzas, que falta hacía, llegamos a un tramo muy pestoso con mucha arena y siempre picando hacia arriba. Además, cómo el Dios Eolo haga de las suyas puede crearte bastante problemas para afrontar una nueva subida más llevadera que la anterior. Tras coronar esta nueva dificultad rapidísimo descenso, por fin una zona rápida y poco peligrosa, que nos llevara hasta el último avituallamiento en Membrillo, donde es mejor no perder mucho tiempo ya que solo nos faltan unos 15km.
El último tramo antes de llegar a Talavera se hace duro con unos repechos cortos pero duros y unos descensos en los que se coge mucha velocidad, aunque por suerte poco técnicos. Tras la última bajada nuevamente terreno pestoso, más que por el terreno en sí, por los kilómetros acumulados. Se van alternando caminos y carreteras hasta cruzar nuevamente el rio Tajo que nos dejara ya en la zona de meta, donde los sentimientos suelen explotar después del sufrimiento de la carrera.
Es una prueba en la que puedes ir a full para hacer un buen tiempo (llevas chip de cronometraje) o por el contrario puedes hacerla para disfrutar del recorrido, los avituallamientos y sobre todo recoger todo el cariño que te van dando al paso por las distintas poblaciones que atraviesa la carrera.
Foto: Juan Fernández
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