El ser humano, en multitud de ocasiones, es de memoria corta y se deja llevar por la euforia desmesurada del momento. Creo que es un poco lo que está pasando estos días entre aficionados y diferentes medios de prensa y entendidos con respecto a un joven ciclista que, desde luego, y creo que nadie lo pone en duda, ha venido para marcar una época en esto del ciclismo: Tadej Pogačar.
Los números del esloveno en lo que va de temporada hablan por sí sólos: trece días de competición acumulados de los cuales siete han finalizado con victoria de etapa y dos clasificaciones generales, sin contar las victorias o primeros puestos en clasificaciones de montaña, por puntos o del mejor joven. Está claro que el del UAE Team Emirates no pedalea, sino vuela, muy alto y de forma inalcanzable para los que se suponen son sus rivales más próximos.
Se vio en la Clásica de Jaén, se vio en Andalucía y se ha visto esta semana pasada, tras un cambio en su habitual calendario y no acudir al UAE Tour, en la París-Niza, donde había una gran expectación al ser el primer encuentro directo entre el esloveno y su rival más directo, el ganador del Tour de Francia 2022, Jonas Vingegaard. Lo que está claro es que tanto le da ganar en caminos de sterrato en campos de olivos, en alta montaña o disputar un sprint con hombres rápidos. Es más que un todoterreno, se podría decir que es un extraterrestre que nos deleita con sus “marcianadas» día sí, día también.
Aparte de ser un portento físico, es un tipo listo y recibe buenos consejos. En esta París-Niza se volvió a ver. Sabe que debe compensar las carencias que pueda tener a nivel de equipo ante otros rivales con equipos más poderosos como podría ser Jonas Vingegaard y el Jumbo Visma, quienes se presentaron en la competición francesa con un “equipito” para temblar, con la presencia de Affini, Dennis, Foss, Kooij, Tratnik y Van Hooydonck. Ideal para tomar una ventaja desmesurada en la crono por equipos y un tiempo que fuese insalvable en la clasificación general para el esloveno u otros equipos tan potentes como el Ineos Grenadiers con la presencia de Daniel Felipe Martínez, el Jayco Alula con el británico Simon Yates o el equipo francés Groupama FDJ con un David Gaudu que nos maravilló con una actitud valiente y un salto de calidad respecto a temporadas anteriores.
Pero Tadej fue previsor y, desde el minuto uno de la competición, estuvo saliendo a todos los ataques, cerrando huecos, sumando segundos de sprints intermedios y añadiendo tiempo extra para aminorar todo lo posible esa diferencia de tiempo que, con certeza, en la crono por equipos, el equipo neerlandés iba a sacarle a él y a su equipo, y que podría ser un factor determinante a la hora de luchar por la victoria en la clasificación general de la competición.
Todos estos aspectos comentados son fácilmente constatables y seguramente quien haya echado cuentas de tiempos en cada etapa ha podido verlo. Está claro que el equipo lo tenía bien medido y calculado y todas las exhibiciones del esloveno han sido, en parte, para asegurar la victoria en la clasificación general sin verse en apuros y, como una hormiguita, ha ido sumando diferencia respecto a sus máximos rivales, día a día, a pesar del desgaste extra que eso pueda conllevar para el ciclista.
Es aquí donde estos días analizo las reacciones de los expertos y periodistas de otros medios respecto a la actuación del esloveno y contrastarlas con mi postura sobre el ciclista del UAE Team Emirates. Ha habido de todos los colores y varias me han llamado la atención por lo que he comentado al iniciar el artículo: la corta memoria que puede llegar a tener el ser humano y el dejarse llevar por la euforia del momento.
En estos días he leído artículos y reacciones diversas con las que me he sentido más y menos identificada, y he de confesar que algunas me han parecido posturas que rozaban el fanatismo.
Comentaba Marcos Pereda, para “El Confidencial” ( reconozco que soy una gran seguidora de los escritos y artículos de Marcos, cosa que él mismo sabe) que el esloveno es “el favorito en todos sitios todo el tiempo” y coincido con él en ver el factor “diversión” que se refleja en la cara de Pogačar como elemento sine qua non en la forma de entender la competición para este ciclista de eterna sonrisa en la cara, que siempre tiene momento para gastar alguna broma o incluso comunicarse a través de las cámaras de televisión con los espectadores que siguen la carrera desde casa, ya sea en medio de una ascensión a un puerto duro, tras un ataque para coger distancia respecto a sus rivales o al llegar a meta exhausto.
Detalles que son de agradecer y que hacen del esloveno un tipo carismático y querido por la afición, aparte de por sus excepcionales exhibiciones que, desde que entró en escena en el profesionalismo de este deporte, se han vuelto una marca de la casa y seña de identidad. El cántabro hace una comparativa del esloveno con figuras variadas pero de las que han marcado la historia del ciclismo: Merckx, Anquetil, Kelly, Indurain… y creo que no exagera en hacer tal comparativa, siempre he visto al esloveno como uno de los que marcará una época, pero no se aventura a hacer previsiones sobre los resultados a futuro en la temporada del ciclista más lejos de lo visto hasta el momento.
Más allá del disfrute de ver correr al ciclista ha ido Iban Vega en el “Cuaderno de Joan Seguidor”, quien se ha mojado un poco más y con el que he de reconocer que comparto opinión, si no similar, se podría decir que idéntica, en lo que a las futuras exhibiciones del esloveno se refiere. Y es que parece que Iban también ha visto la exacerbada reacción en redes de otros medios y aficionados en las actuaciones del esloveno que lo dan por claro ganador del Tour 2023 sin tener en cuenta factor alguno aparte de la superioridad que, hasta la fecha, ha mostrado el del UAE.
Uno que por ejemplo se ha atrevido a posicionarse de manera categórica al respecto ha sido Mikel Ilundain, colaborador del podcast “A pie de Puerto” y compartido en redes por su compañero Fran Alarcón, quien sentenciaba: “Vingegaard en el Tour este año corre para hacer segundo”.
Me asombra que la gente tenga la memoria tan corta, que se atrevan a asegurar de forma contundente la victoria de Tadej y menosprecien lo que puedan hacer sus rivales . Y, ojo, eso no quiere decir que el esloveno no me guste o piense que no sea excepcional, pero creo que no se debe caer en el fanatismo o en posiciones tan tajantes cuando entran en juego tantos factores. Pienso, y con ello me gustaría hacer un llamamiento a ‘Matxín’ y los suyos, aunque estoy convencida de que lo tienen ya todo bien estudiado de cara a la competición francesa, que no hay que volver a tropezar en la misma piedra dos veces y repetir errores en este 2023 ya cometidos a lo largo de la temporada pasada.
Hay que ser previsores y, si se pretende ganar el Tour, ir con los deberes bien hechos. Creo que no se puede dejar la búsqueda de la victoria, sólo y exclusivamente en manos de la excepcionalidad de un ciclista, en una competición de tres semanas. La fórmula puede funcionar en carreras de un día o de una semana como Andalucía o París Niza, porque el esloveno está muy por encima de sus rivales, juega en otra liga, se mueve en un nivel superior ahora mismo.
Pero también pienso que no se debe caer en generalizaciones como se ha hecho por parte de algunos aficionados, medios o entendidos de ciclismo en redes estos días, y tener en cuenta que una Gran Vuelta es cosa de veintiún días de esfuerzo, aparte de los mil factores externos que pueden condicionar los resultados, lo que conlleva un desgaste muy prolongado, y más si se corre al estilo Pogačar.
Ya se vio claramente en la edición de 2022 la importancia que tiene el papel del equipo, con el ejemplo del Jumbo Visma y la victoria de Vingegaard, de saber guardar fuerzas, de atacar en el momento justo, de calcular y medir cualquier esfuerzo para el día D y hora H. Ese momento donde se marca la diferencia decisiva en la lucha por el podio, el momento clave en que se debe tener la fuerza necesaria para atacar para la victoria o recibir ataques y poder responder con creces y seguridad, sin perder ese primer puesto de la clasificación general en dicho ataque.
¿Que esa forma de correr deja menos hueco a las hazañas y a la épica? Ya están las carreras de un día y competiciones de una semana para ello, pero creo que si la intención es ganar en una competición de larga duración la estrategia ha de variar.
Por ello creo, desde mi humilde opinión, que si se pretende ganar de nuevo en 2023 se debe ser más consciente del importante papel que deben tener todos y cada uno de los ciclistas que rodeen a Tadej para hacerse con el maillot jaune nuevamente. Al fin y al cabo, el ciclismo no es deporte de un individuo, es cosa de un equipo, y todos y cada uno de los integrantes son relevantes y de máxima importancia para hacerse con la victoria.
Por tanto y consecuentemente, la elección de los integrantes para conformar el equipo del UAE Team en el Tour y la actuación de los gregarios cada día de competición debería ser tan o más importante que las exhibiciones diarias que el esloveno pueda brindar en la competición, pues cuando se trata de una prueba de tres semanas cada detalle cuenta y la estrategia de equipo debería contemplar todos estos puntos, y todos los imprevistos (sean caídas, enfermedades y demás) que puedan ir surgiendo, al máximo posible, en el camino a París.
Aparte de eso tampoco hay que olvidar los estados de forma y la evolución del resto de ciclistas. Llevamos poco de temporada y quizás algunos ciclistas que han estado estos días disputando la competición francesa no han estado rindiendo al cien por cien. Eso es algo que hay que tener presente. Aunque no soy experta en preparación física ni entrenamientos, he hecho deporte muchos años de mi vida, y sé que los estados y picos de forma van variando y fluctúan según el tipo de entrenamiento que se esté llevando a cabo, según la previsión de los objetivos que se tengan y puede que la planificación de Tadej no sea la misma, y como consecuencia el estado de forma, que la de Yates, Gaudu, Vingegaard, entre otros, a día de hoy y eso pueda variar en tres o cuatro meses.
Así que, con todo ello, yo me quedo en una posición más prudente. Al César lo que es del César: está claro que Pogačar es un ciclista excepcional, no sólo por sus números y registros, también por su estilo al competir, la suma y diversidad de títulos y victorias que ya ostenta a sus tan sólo 24 años, o su forma de disfrutar como un niño encima de una bicicleta. Pero creo que jamás expresaré de forma tajante y rotunda la victoria por adelantado de un ciclista, sea quien sea. Creo que hay muchos otros, se llamen Vingegaard, Yates, Landa, Gaudu, Carapaz y demás, que seguro tendrán algo que decir en la Grande Boucle.
Foto: ASO / Vialatte
Nacido en Madrid el 2 de abril de 1986, Jorge Matesanz ha pasado por ser fundador y director de proyectos como Revista Desde la Cuneta, Tourmalet Magazine o High Cycling, además de colaborar en otros proyectos como Palco Deportivo, Plataforma Recorridos Ciclistas o Con el Plato Pequeño. Tras más de 15 años dentro del mundo del ciclismo, llega el momento de fundar Le Puncheur junto a Sergio Yustos y seguir acercando artículos de opinión, casi siempre sobre ciclismo profesional.