Durante las casi cien ediciones de las que consta este Giro del Piemonte, las únicas banderas españolas que aparecen en el palmarés son las de Dani Moreno tras su victoria en 2011 y la de Iván García Cortina en 2022. Pero no fueron las primeras, honor que corresponderá siempre a Faustino Rupérez y a su triunfo en la edición de 1982 por delante del francés Pascal Jules y del australiano Michael Wilson. Hasta entonces, en los 76 años de historia que había amasado esta prueba celebrada en el norte de Italia, en solo cuatro ocasiones se había visto alterado el dominio italiano. En 1964 la primera, a cargo del belga Willy Bocklandt, ganador de Lieja Bastoña Lieja esa misma temporada.
Las demás excepciones fueron Rudi Altig (1966), Eddy Merckx (1972) y Roger De Vlaeminck (1977), auténticos pata negra del ciclismo de clásicas. Rupérez ya había conseguido en 1982 ser vencedor de la Vuelta a España, lograda en base a aquella conocida escapada camino de La Seu d’Urgell dos años antes. Mínguez lograba como director su primer gran triunfo y ponía una piedra para el ciclismo que vendría después, con Delgado y los Reynolds que acabarían por llevar al ciclismo español a vivir su particular época dorada del brazo de Miguel Induráin.
Pero el Zor fue mucho más que esa victoria en la Vuelta. La reivindicación del equipo llega más allá de sus éxitos locales. En Italia se movieron en parámetros más que interesantes e inéditos en una época donde al ciclista español le costaba convencer fuera de sus fronteras. Opacados por el resurgir en la Vuelta de 1983, con la batalla sin cuartel entre los ciclistas de casa y el gigante Hinault, y el segundo puesto de Ángel Arroyo en el Tour de Francia meses después, pasaron bastante desapercibidos los logros del Zor-Gemeaz-Cusin.
En ese Giro de Italia filtraron a cuatro ciclistas entre los once primeros: Alberto Fernández (3º), Faustino Rupérez (7º), Eduardo Chozas (8º) y Pedro Muñoz (11º). El segundo de ellos había sido 10º un año antes. Es más, el soriano era un corredor más bien fiable en grandes vueltas, siendo top ten en 7 de las 9 primeras en las que tomó la salida. El primero era una de las grandes esperanzas del ciclismo español, malogrado en aquel fatal accidente de tráfico. En 1983 venció en dos etapas del Giro (por una de Chozas) y el Memorial Gastone Nencini, celebrado en Barberino di Mugello. Batió a Giuseppe Saronni y Gianbattista Baronchelli en línea de meta, nada menos.
Rupérez puso pica en Flandes con el éxito en la semiclásica italiana del Giro de Piemonte. Primer éxito español en la carrera, primer éxito extranjero en el palmarés del Zor durante aquella temporada de 1982. Con esas prestaciones el de San Esteban de Piquera saltó al quinto monumento del año, el Giro di Lombardía con la esperanza de repetir buena actuación. Los disputó en 1982 y 1983, con una suerte similar. La mejor clasificación no le permitiría pasar del 13er puesto. Con todo, sus mejores momentos en pruebas de un día de ese calado.
Para valorar la victoria en Piemonte del ciclista del Zor es necesario comentar que Lombardía cayó del lado de Giuseppe Saronni y que la segunda posición correspondió al francés Pascal Jules, segundo también en la semiclásica que inscribió por primera vez a un español en su dilatado historial. Un ciclista que a su vez se rodeó de tragedia, falleciendo en otoño de 1987 también por un desgraciado accidente de tráfico cuando era ciclista del Caja Rural – Orbea a la edad de 26 años.
Foto de portada: Capovelo
Raúl Ansó es pamplonés y cumple más de una década en proyectos como Road & Mud, Urtekaria, Desde la Cuneta, Planeta Ciclismo, High-Cycling y ahora Le Puncheur. El espíritu crítico y una visión siempre interesante sobre la actualidad, además de gran historiador del ciclismo.