Tadej Pogačar III de Lombardía

El ciclista esloveno ganó en solitario en el que fue su tercer Giro de Lombardía consecutivo. En pleno corazón de la región italiana de Lombardía se esconden unas aguas cristalinas que como cada año por estas fechas, esperan con los brazos abiertos la llegada de una de las carreras más importantes del calendario ciclista. Sin embargo, durante los últimos días, esas aguas del Lago di Como habían sido enturbiadas por motivos extradeportivos.

La posible fusión de Soudal Quick-Step y Jumbo-Visma, sumada a la marcha de Primoz Rogliç a Bora, descargaron una fuerte tormenta en el mundo ciclista que hizo que el Lago di Como se cubriera de nubes hasta prácticamente el día anterior a la carrera. El sábado, como si la región supiera que todos aquellos temas se encontraban solucionados, el sol brilló para iluminar a un ciclista que cuenta sus participaciones por victorias.

A pesar de que el clima animaba a la tranquilidad y la alegría, la carrera pronto puso a todo el mundo en su sitio. Tras únicamente 22 kilómetros, Remco Evenepoel (Quick-Step) sufría una fuerte caída que le dejaría mermado para el resto de la jornada. Aún así, el belga, al igual que en la pasada Vuelta, demostró un coraje digno del campeón que es y no dudó en poner a trabajar a su equipo. El ritmo del conjunto del excampeón del mundo se cobraba a sus primeras víctimas, entre ellos, un Enric Mas que se descolgaba tras haberse visto involucrado en la misma caída que el ciclista belga.

El pelotón avanzaba mientras la fuga del día, compuesta por seis hombres, disponía cada vez de una menor ventaja. Llegaba la ascensión al Passo della Crocetta, cuando Ben Healy (EF), ese corredor con look de cicloturista pero con piernas de top mundial, hacía gala de su gran valentía y decidía intentar marcharse en solitario. A su rueda se enganchaba el joven británico Oscar Onley (DSM). El campeón nacional irlandés demostraba tener unas buenas piernas y kilómetro tras kilómetro se acercaba a cabeza de carrera hasta que finalmente contactaba con ella. Sin embargo, no conseguía grandes diferencias con el grupo de favoritos.

Se coronaba la antepenúltima ascensión de la jornada y poco después el ciclismo español sufría un nuevo varapalo. Mikel Landa se caía y perdía todas sus opciones por estar delante en el día de hoy. Junto a él, Richard Carapaz también se iba al suelo, pero a diferencia del alavés se incorporaba rápidamente y volvía al grupo de favoritos.

Tras un largo descenso, llegaba la hora de la verdad, el Passo di Ganda, la última gran ascensión del día. Primeras rampas y Adam Yates (UAE) era el primero en mover el árbol, a su rueda, Julian Alaphilippe (Soudal Quick-Step). Las hostilidades se habían desatado y Jumbo Visma quería tener todo bien atado. Attila Valter (Jumbo) preparaba el terreno a Primoz Roglič (Jumbo) y daba caza a ambos ciclistas. Sin embargo, ya no había vuelta atrás, la ascensión comenzaba a ser un auténtico reguero de corredores, entre ellos, un Remco Evenepoel que no sabremos hasta dónde habría podido llegar en el caso de no haberse visto afectado por la caída.

Mientras tanto, en cabeza de carrera, ya solo quedaban los grandes candidatos a pelear por el triunfo final. Todos los ojos estaban puestos en dos nombres, Tadej Pogačar (UAE) y Primoz Roglič (Jumbo Visma). Finalmente, llegaba la hora y tras algún otro movimiento previo, el corredor del UAE aprovechaba que Roglič se había dejado unos pocos metros y decidía probarlo. Ni siquiera se levantaba del sillín, no era un derroche de fuerza como aquellos que demostró en el Tour, pero sí una declaración de intenciones.

El resto de favoritos, entre ellos, el español Carlos Rodríguez (Ineos), se miraban. Finalmente Aleksandr Vlasov (Bora) saltaba a su rueda. Ambos ciclistas harían un pequeño hueco y justo al coronar eran cazados por un grupo perseguidor liderado por un Primoz Roglič que no quería dejar escapar la victoria. No obstante, Tadej es único y obviamente no iba permitir que la fiesta terminase al coronar. El doble ganador del Tour de Francia no se lo pensaba dos veces y se lanzaba hacia la victoria en un vertiginoso descenso que le permitió llegar abajo con unos treinta segundos de ventaja. Nada ni nadie le podía parar, ni siquiera los calambres, la sed de victoria era superior.

Encaraba los últimos ocho kilómetros y entraba por las calles de Bérgamo, no sin ascender por las rampas de la ciudad lombarda. Precisamente, allí le espera un público muy especial, que independientemente de que no fuera quienes ellos esperaban, le iba a llevar en volandas hasta la meta, eran los aficionados de Thibaut Pinot (Groupama-FDJ) quienes se habían desplazado hasta la ciudad de Bérgamo para vivir la última carrera como profesional de su ídolo. Pogačar recibía los últimos gritos de una afición que se comía al corredor de UAE y por fin coronaba.

Se sabía campeón, un ligero descenso y directo a meta. Así fue, tres participaciones y tres victorias en la región de Lombardía para un corredor que año tras año continúa agrandando su leyenda. Por detrás, tras un ajustado sprint, Roglič era tercero, mientras que un gran Andrea Bagioli (Quick-Step), que resistió toda la jornada con los favoritos, fue segundo. Carlos Rodríguez, séptimo.

Fotos: RCS / LaPresse