Reimund Dietzen, de Renania a Cotefablo

Nacido bien cerca del límite fronterizo entre Alemania y Luxemburgo, Reymund Dietzen fue un ciclista que durante la década de los 80 tuvo gran presencia en la Vuelta a España y el calendario español. Desde 1983 formó parte del Teka, ese mito histórico cántabro que gozó de tanto protagonismo a lo largo de aquellos años. El ciclismo se comenzaba a ver con ojos optimistas y la figura del alemán supuso uno de los grandes antecedentes de lo que después vivirían los teutones detrás de la figura deportiva de Jan Ullrich o Erik Zabel, que trajeron a escena lo mejor de la historia alemana en este deporte.

Desde los tiempos de Rudi Altig o Rolf Wolfshohl, ambos ganadores de la Vuelta, no había un corredor tan consistente en las grandes bajo esa bandera. Reimund comenzó sus días en el ciclismo a lomos del barro y el agua del ciclocrós, modalidad en la que se proclamó campeón nacional en 1984 y 1985. Fue capaz de batir al gran dominador de la época, Klaus-Peter Thaler, campeón alemán durante seis años seguidos. Al mismo tiempo, Dietzen fue conquistando cositas en la carretera. Por ejemplo, el GP Guillermo Tell en 1981 o el Trofeo Luis Puig en 1982, lo que unido a su debut en la Vuelta la haría hueco en el Teka.

Con el equipo cántabro unió su futuro y su presente, y no empezó mal. Ganó la Vuelta a la Comunidad Valenciana nada más empezar, fue tercero en la extinta Setmana Catalana, segundo en el Nacional absoluto y tercero en la Clásica de San Sebastián. No pudo terminar la Vuelta, aunque en 1984 se llevó su primer gran triunfo ganando una etapa en los míticos Lagos de Covadonga. Se trataba del segundo corredor que ganaba en la cima tras el estreno de Marino Lejarreta en 1983. Esa victoria le llevaría a ser tercero de la clasificación general, todo un logro, a sólo minuto y medio del vencedor, el francés Eric Caritoux.

Ese 1984 fue mágico para el alemán, que se ganó el derecho a portar el maillot de campeón de Alemania por fin. Su enlace con España a través de su equipo le llevó a no participar jamás en el Giro de Italia. En el Tour no gozó de la fortuna, la forma o ambas que se hubiese esperado de un corredor que gozó de tales resultados en la Vuelta. En 1987 fue segundo de la general, al igual que en 1988. Fueron sus mejores años, pero en su camino se cruzaron unos tales Lucho Herrera y Sean Kelly. Los recorridos eran los que eran y se permitía poco vuelco con grandes estrategias.

En 1989 llegaría el principio del fin. Ganó una etapa en la Vuelta, en la que partía como uno de los favoritos al podio. De camino a Jaca se ascendía el Puerto de Cotefablo. Unipublic, la entidad organizadora, se vio en problemas al no haber iluminado uno de los túneles del descenso del puerto oscense. La fatal caída de Reimund, que en la salida de la etapa en Benasque ocupaba la octava plaza de la general, terminó con su carrera deportiva. Los tribunales obligaron años después a la empresa a indemnizar al alemán, quien intentó volver en 1990 y no pudo, colgando la bicicleta de forma definitiva.

Dietzen se había asentado en España y en el tiempo que anduvo retirado entró al equipo de dirección del Gerolsteiner, conjunto alemán para más señas. Gran parte de su palmarés fue logrado en territorio español. Es cierto que en la época los equipos locales tenían más intereses en su propio país que en los contiguos, y España no era una excepción.

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