Del ‘wolfpack’ al ‘beepack’: la estrategia de Visma a lo Soudal

¿Recordáis aquella época, nada lejana, en la que Soudal (Quick Step) jugaba a ganar todas y cada una de las carreras sobre pavés en las que competía? Parece algo remoto, pero no hace tanto, la formación de Patrick Lefevere salía a la inmensa mayoría de las clásicas primaverales con grandes opciones de triunfo. En la actualidad, es Visma quien recoge el guante. Si nos ceñimos a lo más reciente, vienen de completar el ‘Opening Weekend’ con un séptimo puesto de Luke Lamperti en Kuurne y un 21º de Lampaert en Omloop. Y, más allá de los resultados, sin ninguna opción de victoria o de podio. Sin ni siquiera competir por el triunfo.

Pero lejos de ser este artículo una crítica al actual Soudal-Quick Step, es en realidad una alabanza al método de trabajo que le ha dado la gloria durante años en las clásicas del norte. Un método que trataba de conjuntar un equipo infalible, con 3, 4, 5 y hasta 6 ciclistas capaces de romper las carreras y pelear por los triunfos. De competir en cada clásica, que es lo que parece que ahora se ha olvidado en la estructura belga.

En tiempos pasados, la estructura belga se ha impuesto en las clásicas flamencas a base de alternativas, de contar con ciclistas que, si bien no partían como grandísimo favoritos, acababan por imponerse con una técnica ofensiva que consistía en utilizar las diferentes bazas ‘ganadoras’. Por algo a los chicos de Lefevere se les conoce como el ‘wolfpack’, una manada de lobos hambrientos y capaces de trabajar en conjunto para conseguir su presa más codiciada: la victoria.

Lo hicieron, por ejemplo, en el mejor de los escenarios: el Tour de Flandes. En 2017, lanzaron a Gilbert en el Oude Kwaremont y el belga realizó una cabalgada histórica hacia la victoria en Oudenaarde. Un año después, Niki Terpstra repitió estrategia, atacó, aprovechó la vigilancia de rivales como Sagan, Van Avermaet, Benoot, Stuyven, Van Aert… y alcanzó la gloria flamenca. Y así en numerosas ocasiones cada vez que los adoquines se apoderaban del calendario ciclista internacional.

En aquellos tiempos era inusual acudir a una carrera sobre pavé y no ver a un ciclista de Quick Step, como mínimo en el podio. ¡Era una misión imposible! Stybar, Terpstra, Lampaert, Gilbert, Asgreen y un Tom Boonen en la recta final de su carrera crearon un equipo perfecto, una escuadra infalible en las clásicas adoquinadas. Una estrategia que le dio triunfos en Flandes, Roubaix, Omloop, Kurne, A través de Flandes, E3, Gante-Wevelgem, Le Samyn… Un equipo para la historia.

Ahora bien, ¿os suena? ¿Encontráis alguna analogía con el presente?

Unas ‘avispas amarillas’ imitando a una ‘manada de lobos’

Lo cierto es que encontramos muchas similitudes entre el Soudal Quick Step del que hablamos (5-7 años atrás) y el Visma-Lease a Bike actual. Quizá la gran diferencia reside en que el conjunto neerlandés sí cuenta con un superclase que parte como grandísimo favorito como es Van Aert. Pero la estrategia es muy pero que muy análoga.

No hay mayor reflejo que lo ocurrido este pasado fin de semana en el ‘Opening weekend’ de las clásicas flamencas. Un rodador, un ciclista potente pero para nada un especialista sobre piedras como Jan Tratnik triunfando en Omloop. Un escalador, un gran corredor, pero para nada un especialista en pavé como Jorgenson, destacando en tierras belgas. Y un Van Aert estelar que es capaz de ‘dejarse marcar’ para que sus compañeros tengan libertad, pero que también es capaz de retroalimentarse de esa vigilancia e imponerse en solitario. Todo ello solo es posible gracias a una combinación perfecta de ciclismo ofensivo, de ciclismo defensivo y de trabajo en equipo.

Si en Soudal Quick Step hablábamos de serios candidatos al triunfo como Stybar, Terpstra, Lampaert, Asgreen o Gilbert, en Visma tenemos que remarcar figuras como el propio Van Aert, Tiejs Benoot, Christophe Laporte o Dylan Van Baarle, que bien podrían ser líderes únicos en cualquier equipo. Asimismo, imposible no sumar a los citados Jorgenson y Tratnik como grandes outsiders a las victorias en las clásicas flamencas. Todos ellos, lejos de buscar un objetivo individual, trabajan los unos por los otros en una estrategia que, como decía, combina a la perfección el ‘control’ defensivo en base a la cantidad con la ‘locura’ ofensiva’ en base a la calidad; un impoluto trabajo en equipo y que tantos éxitos le dio otrora a Patrick Lefevere.

Eso sí, de momento esta estrategia de las alternativas (la de Soudal antaño) le está funcionando a la formación amarilla (Visma) en las clásicas de ‘segunda fila’. ¿Será este año, al fin, el año en que logren el triunfo en los grandes monumentos adoquinados? Lo único que sabemos por ahora es que, de nuevo, han iniciado el camino con gran pie, pero las respuestas llegarán en poco más de un mes. ¿Será entonces cuando podamos acuñar el término de ‘bee-pack’?

Fotos: Wout Beel / Soudal / Jumbo