De todos es ya sabido que las cosas se torcieron. Un poco más si cabe, para Julian Alaphilippe en su intento por romper con la racha de resultados negativos y actuaciones cuestionables que le venían persiguiendo en las dos últimas temporadas, tras conseguir su segundo título de Campeón del Mundo de ruta en 2021. Con las declaraciones de su patrón de barco, el manager general del equipo Soudal-Quick Step, Patrick Lefevere, justo unos días antes de la celebración de la primera gran cita y objetivo de la temporada para el francés, la clásica italiana Strade Bianche.
Patrick Lefevere es un hombre de negocios. Y, aunque bastante a menudo, su estrategia empresarial a través de sus declaraciones en prensa y sus movimientos de marketing, en lo que al equipo belga se refiere, pueden generar controversia y dividir a la afición y a los seguidores y simpatizantes del Soudal-Quick Step, no da puntada sin hilo. ¿Qué quiero decir con esto? Que dudo mucho que el experimentado dirigente y cabeza principal del equipo haga un movimiento sin sentido alguno. Aunque creo que en el caso del que se ha hablado respecto a la situación de Julian Alaphilippe a día de hoy, posiblemente no fue con el enfoque más acertado. Pero sí era necesario darle un pequeño toque a modo de “recordatorio” al francés.
Y es que está claro que el manager debe proteger su “negocio” y por ello es lícito que presione a sus ciclistas a dar lo mejor de sí. A conseguir los mejores resultados y más cuando hay una compensación por ello bastante cuantiosa (en el caso de Julian hablamos de un contrato con una salario anual de alrededor de 2,3 millones de €). La intención de Lefevere era buena y comprensible. Sin embargo, el enfoque y las formas de hacerlo fueron totalmente erróneas desde mi punto de vista.
Se montó una buena en redes esa semana tras tales declaraciones del patrón belga, ya que el blanco de las quejas de Lefevere no se focalizaron principalmente en Julian, sino en su pareja, Marion Rousse. Vino a decir de la ex ciclista francesa que era una influencia negativa para el ciclista e incluso se atrevió a airear su estilo de vida de puertas para adentro. A saber si eran ciertas o no esas especulaciones, porque evidentemente no puede llevar a cabo tales afirmaciones con seguridad, pues (hasta donde sabemos) Lefevere no reside en casa de los Alaphilippe.
No tardó en replicar a tales palabras y denunciar abiertamente aquella situación irrespetuosa la pareja de Julian Alaphilippe, Marion Rousse, quien, aparte de comentarista de ciclismo en el canal televisivo francés France TV y ex campeona de ciclismo en ruta de Francia, desde hace dos temporadas dirige el Tour de France femenino. La francesa, sin pelos en la lengua, contestó al jefe de su marido y comentó que entre su trabajo, sus muchas obligaciones y su labor como madre de un niño pequeño, no tenían tiempo alguno para los desfases y las fiestas que Lefevere había sugerido a la prensa que la familia Alaphilippe llevaban a cabo con frecuencia.
Sea así o no, el foco de las quejas no debería centrarse en la pareja de Julian. En caso de que el dirigente belga tuviese cierto descontento, creo que debería centrarse en él, no en la gente que le envuelve. Al fin y al cabo, el contrato lo tiene con él, no con ella. Otro punto en el que considero que el belga estuvo desacertado fue en hacer esas declaraciones públicamente y a tan solo unos días de la cita con la Strade Bianche. Si uno está descontento, es lógico que lo pueda expresar. Pero es mucho más respetuoso hacerlo en la intimidad, sin difundirlo a la prensa y a los aficionados, ya que, sin necesidad de ello, se está creando un clima de estrés y presión añadida que desestabiliza y dificulta la concentración del deportista. No creo que sea ni justo para Julian, ni productivo para ambos.
Si todo este entuerto no era suficiente, echó más leña al fuego, la pareja de Philippe Gilbert, Bettina Pesce, posicionándose a favor de Patrick Lefevere y de sus declaraciones. Pesce criticó la reacción de Rousse, defendiendo el enfado y la queja del manager del equipo tras las malas campañas del francés y el alto salario que percibe. El argumento de Pesce es razonable, sin duda alguna, pues si lo analizas desde la perspectiva empresarial, cualquier empresario que invierte en algo espera obtener una contraprestación por ello. Pero el deporte no son matemáticas y los resultados deportivos son, en parte, especulativos, pues hay diversidad de factores que juegan su papel en ello. Me llamó la atención la falta de sororidad por parte de la pareja de Gilbert, todo hay que decirlo.
A todo ello, Julian se mantuvo en silencio. Postura inteligente por parte de francés. Seguramente su pareja, en sus declaraciones en respuesta a Patrick Lefevere, dejó ver entrelíneas la postura del ciclista francés.
Si pensábamos que la cosa quedaría en el olvido, en absoluto ha sido así. Y es que el tira y afloja de Lefevere y Alaphilippe promete traer cola. Hace apenas unos días se añadió otro protagonista al entuerto. Ni más ni menos que el líder absoluto del equipo, Remco Evenepoel. Y es que Remco expresó su deseo de poder contar con los servicios de Julian Alaphilippe para luchar por el maillot amarillo del Tour de Francia de este año, gran objetivo del campeón belga. Sin embargo, el manager del equipo, Lefevere, volvió a intervenir, contradiciendo los deseos de Evenepoel y enumerando a los ciclistas que, estando en buena forma, acompañarían al belga en su campaña por la lucha por el Tour de Francia.
Ni rastro de Alaphilippe en tal alineación. Hecho que probablemente no habrá gustado al ciclista belga, aunque no sería la primera vez que el mandamás del Soudal-Quick Step utiliza esta estrategia para incitar a sus ciclistas a ponerse las pilas de cara a los objetivos de la temporada.
Por otro lado, y paralelamente, tras el conflicto generado por Lefevere involucrando y faltando al respeto de forma innecesaria a Rousse, la UCI ha tomado cartas en el asunto, dando un toque de atención al manager del equipo, a quien invita a rectificar las críticas hechas a la joven francesa, que denotaban cierta ideología machista, interponiendo una multa de 20.000 francos suizos. Una medida que posiblemente hará pensárselo dos veces a la hora de volver a criticar a personas ajenas, ya sean hombres o mujeres, por el descontento en particular hacia uno o varios de sus ciclistas.
Parece que, para el francés, la temporada se le puede hacer más que cuesta arriba con el ambiente candente que envuelve al equipo Soudal-Quick Step. Aunque cada vez resuena su nombre más ligado al equipo Total Energies de cara a la temporada que viene como hombre de valor añadido tras la marcha de Peter Sagan. Veremos si el conflicto entre patrón y ciclista se zanjará definitivamente. ¿Enterrarán el hacha de guerra o habrá más episodios por añadir próximamente? Queda mucha temporada por delante hasta finales de octubre. Si las aguas siguen tan revueltas, puede resultar una temporada muy muy larga…
Fotos: Soudal / Getty // Dirk Waem //
Laura es de Mallorca y acude en primera línea a las carreras para transmitir de primera mano todo lo que sucede. Entrevistas, artículos de opinión, casi siempre sobre ciclismo profesional. Interesante seguir sus redes.