Si algo tiene el ciclismo es que no para, ni permite parar a la caravana que le persigue. Pese a haber presentado el recorrido de la Vuelta a España que disfrutaremos en 2024 el pasado mes de diciembre, el reloj puesto para la de 2025 no para y se conocen algunas pinceladas del trazado que se pondrá en marcha en agosto del año próximo. Por supuesto, aún no hay detalles confirmados, que para ello habrá que esperar a que las negociaciones se intensifiquen conforme se acerquen las fechas de presentación. Pero sí hay escenarios que parecen fijos en un recorrido que podría traer varias sorpresas. En caso de que alguna de ellas caiga, pasará a ocupar el cajón de pendientes para próximos años. Sobre todo, con un 2026 en el que existe una posible idea que trataremos más adelante de forma individualizada.
Una de las etapas que más encandiló a la organización de la Vuelta, a su director, Javier Guillén, y a las instituciones navarras fue la que atravesó los pirineos franceses y finalizó en Belagua, cerca de la cima de la Piedra de San Martín. Un paso histórico con bellos paisajes que vio triunfar a Remco Evenepoel tras el fracaso del belga camino del Tourmalet, donde cedió más de 20 minutos. La idea es que la zona regrese. Se observaron coches de la organización en varios de los puertos anexos a Larrau, visualizando presuntamente futuras rutas. Una de las hipótesis que se maneja en Unipublic es ubicar la meta en lo más alto del Port de Larrau.
Es una posibilidad que bien podría esperar a 2026, si bien el paso por los Pirineos parece garantizado en 2025. El motivo es la cercanía del punto de salida, que se baraja entre varios puntos. Si en 2024 la salida está ubicada en Lisboa, Portugal, en 2025 todo apunta a que dos candidatas firmes serían Turín, en Italia, y Mónaco. No es del gusto de la organización hacer coincidir dos salidas consecutivas desde fuera de las fronteras españolas. Pero es cierto que 2026, si el plan establecido sale por fin adelante, verá a la Vuelta partir desde suelo español. En caso de que finalmente se produzca, Andorra estaría de vuelta en la ruta de la Vuelta. En caso contrario, Palma de Mallorca estaría entre las candidaturas para dar el banderazo de salida a la edición de 2025. Sino, los baleares esperarían a 2026.
Un buen socio de la carrera que vería cómo sus etapas regresan a esos primeros días. Se trataría siempre de una etapa de montaña, como es bien conocida la exigencia del Principado, pero de forma más tenue si la llegada tiene lugar durante la primera semana de carrera. Arinsal fue el último destino de la caravana, pero tanto La Gallina, como Arcalís, como La Rabassa, como Els Cortals d’Encamp, como Pal han recibido el final de etapa. La posibilidad de estrenar algún puerto nuevo se reduce a estirar hasta el Port de Cabús la llegada a Pal o a probar suerte con alguna subida desconocida como al pueblo de Aixás, o algún lugar conocido de paso como el Llac d’Engolasters. Este último sería ideal para una etapa de primera semana.
Alejado de los Pirineos, nos marchamos a otro paisaje de alta montaña, pero bien distinto. Granada recibe al pelotón en 2024 y lo hará también en 2025. Extraña que la llegada más habitual de la ronda española en la zona, que es la estación de esquí de Sierra Nevada, no entrase en los planes. Sorprendería que no tuviese presencia en la siguiente visita de la Vuelta. Quedan pendientes sueños de Javier Guillén, como acceder a las proximidades del Veleta, ya sea accediendo a las inmediaciones del pico, a más de 3.000 metros de altitud, o al observatorio del IRAM. En todo caso, se convertiría en la cima más alta jamás visitada por una de las tres Grandes Vueltas. Problemas de permiso medioambiental podrían impedirlo.
Sea como fuere, la etapa granadina volverá a ser una de las reinas de 2025. Existe montaña aún por explorar, tanto en el sur de la provincia (Haza del Lino, La Alpujarra y alrededores) como en las proximidades de la capital, donde se encuentra enclavado, por ejemplo, el Collado del Alguacil. Un puerto durísimo que en combinación con otras montañas cercanas puede suponer el final de una auténtica etapa de alta montaña. Andalucía tendrá más etapas a buen seguro. Sería interesante (y posible) el regreso de la montaña almeriense como complemento, formando quizá el bloque montañoso más importante de las tres semanas. Calar Alto, Velefique y compañía pueden construir un trayecto durísimo, como bien saben los ciclistas de la Vuelta a España.
Otro destino que tiene muchas posibilidades de entrar en la ronda hispana son el Refugio de Golóbar, en Palencia. Sonó para las ediciones de 2023 y 2024, pero finalmente quedó fuera. Es una llegada en montaña clásica de la Vuelta a Palencia, de aficionados. También vivió la victoria de Alberto Contador en sus rampas con motivo de la visita de la Vuelta a Castilla y León. Cercana a Cantabria, es una cima inédita que concentra su dureza en apenas dos o tres kilómetros. Tan solo Aguilar de Campoo, localidad del malogrado Alberto Fernández, ha recibido al pelotón en el siglo XXI en lo correspondiente a la provincia. No muy lejos, La Camperona (en León) espera una nueva oportunidad.
Asturias es un fijo en las alineaciones de la carrera. Dos etapas, casi siempre con final en alto, son habituales. Es fácil pensar que Angliru y Lagos de Covadonga descansarán. El Gamoniteiro, cima que conllevó un gran esfuerzo logístico a administración pública y organización, sería un buen candidato a regresar a la ruta. También La Cubilla, cuyos bellos paisajes fueron eclipsados por la niebla en la parte superior. Pero los favoritos a entrar serían Tineo y alguna variante del Alto de Bustellán (Casa l’Puerto, que vivió aventuras con Miguel Induráin en la Vuelta Asturias en los años 90) o en su defecto La Marta. Que ambas subidas formasen parte de un mismo perfil sería ideal, de nuevo un recorrido de alta montaña en la Vuelta. También cuenta el Santuario del Acebo, en Cangas del Narcea.
Otra ciudad interesada en recibir de nuevo a la caravana ciclista sería Valladolid. La capital pucelana contó con una contrarreloj que encumbró a Filippo Ganna. La idea del ayuntamiento era solicitar de nuevo una contrarreloj en la ciudad del Pisuerga. Vista la escasa presencia de etapas de dicho estilo, bien podría ser la única. También en Castilla y León, Ávila y su provincia parecen haber mostrado interés en los últimos tiempos en volver a acoger a la Vuelta. También la provincia de Salamanca, que se cayó de la edición de 2024, pero parece que es más que posible que la cima de Peña de Francia se acabe por estrenar. Una subida que fue remodelada hace pocos años y que conformaría un bonito final de etapa tras un recorrido de montaña por la zona. Guijuelo parece una parada obligatoria, como salida o meta.
Todo pensando con que la Vuelta terminará una vez más en Madrid. Un hecho que ha dejado de suceder en los últimos años únicamente para establecer el punto final en Santiago de Compostela. En 2026 el destino del final de la Vuelta podría ser bien diferente, si bien hablaremos sobre ello en un próximo artículo. Mientras tanto, pasará la edición de 2024 antes de ir conociendo mayores detalles sobre el trazado que esperará a los ciclistas en la temporada 2025. Lo que está garantizado es que la Vuelta seguirá insistiendo en los rasgos distintivos que ha mostrado a lo largo de los últimos tiempos, con etapas cortas, muchas llegadas en alto y seguro que una participación a la altura.
Fotos: Unipublic / Sprint Cycling Agency
Nacido en Madrid el 2 de abril de 1986, Jorge Matesanz ha pasado por ser fundador y director de proyectos como Revista Desde la Cuneta, Tourmalet Magazine o High Cycling, además de colaborar en otros proyectos como Palco Deportivo, Plataforma Recorridos Ciclistas o Con el Plato Pequeño. Tras más de 15 años dentro del mundo del ciclismo, llega el momento de fundar Le Puncheur junto a Sergio Yustos y seguir acercando artículos de opinión, casi siempre sobre ciclismo profesional.