En la música, las canciones se desarrollan como valles, con momentos de subida y de bajada. La vida, al igual que la música, está compuesta de altibajos necesarios para apreciar los buenos momentos. Al menos, solía ser así hasta que la música comercial lo inundó todo, eliminando introducciones, puentes y estrofas, dejando solo estribillos. El ciclismo no es diferente en este sentido; necesita momentos de calma para disfrutar los momentos álgidos.
Estos días ya adelanté lo loco que está siendo este Tour. A pesar de las quejas por la falta de competitividad en las etapas llanas, en las etapas de montaña está siendo todo lo contrario. Estos tres días han seguido la misma tónica: dos etapas llanas totalmente insulsas y una de montaña absolutamente demencial. ¡Verdadero rock&roll!
De la primera etapa ya hablamos en este artículo, y la verdad, no hay mucho más que contar, salvo que finalmente el líder de Alpecin-Fenix, Jasper Philipsen, ganó su primera etapa gracias al excelente trabajo de su prometedor lanzador Mathieu Van der Poel. Esa etapa fue la introducción, coincidiremos en que una introducción bastante mala, pero nos llevó a disfrutar más del festival de ataques con los que empezó la 11ª etapa.
El UAE en esta etapa no iba a permitir ninguna escapada y empezó a trabajar enseguida para que su principal corredor se lanzara al ataque cuando lo considerase. De nuevo, todo el tren del UAE se puso serio, excepto Ayuso, que iba bastante justo detrás del pelotón, como luego se demostró. No sé si estarán muy contentos en UAE con su «sacrificio» por su líder. Intuyo que no mucho. El ritmo del UAE indicaba que Tadej iba a atacar en el puerto más duro del día a 34 km de meta; no había mucha duda de ello, y así fue.
A 800 metros de la cima pasó lo esperado: Pogacar arrancó con un ataque marca de la casa, duro y potente, pero también, como es normal, de más a menos, algo que Vingegaard conoce muy bien. Vingegaard y Pogacar son los antagonistas perfectos del ciclismo: el fuego y el hielo, la pasión y la lógica, el carisma y la ausencia de él. En lo que sí se parecen es en que ambos son muy inteligentes corriendo. Posiblemente, en esto sea superior Vingegaard, pero ambos corren con mucha inteligencia, sabiendo cuáles son sus puntos fuertes y cuáles no.
Conociendo sus cartas, Vingegaard no salió al ataque de Pogacar. Su estrategia era esperar a que pasase la tormenta y luego apretar para enganchar con el esloveno, pero no le funcionó, ya que el esloveno llegó arriba más entero y con 7 segundos de ventaja, lanzándose en otro precioso descenso hacia el siguiente puerto del día. Pogacar bajaba como una moto, metiendo segundos en cada curva y cada lugar donde había que pedalear. Vingegaard parecía más justo, pero tuvo la suerte de que por detrás venía un excelente socio de viaje, Primoz Roglic. El esloveno hizo una bajada espectacular, ayudando seguramente a que la distancia no fuese mayor.
¿Y Remco? ¿Dónde estaba el cuarto en discordia? Coronó a 10 segundos de Roglic, pero luego en la bajada se multiplicó y fue absorbido por el grupo de Carlos Rodríguez, quien de nuevo hizo una bajada espectacular. Pero Remco parece que esta vez no quiere rendirse, y quiere pelear por el podio. Y si Remco está motivado, cuidado, que este es de los que no se lo piensan y te monta una guerra mundial con globos de agua.
En el inicio de la última subida dura del día, Pogacar tenía 35 segundos con respecto al resto de favoritos, que ya estaban integrados en un único grupo. Era el momento importante del día. Aquí se vería si Vingegaard era realmente el de siempre, o si la subida y la bajada habían dado pistas de que el danés no estaba en su mejor momento.
Y vaya si era el Vingegaard de siempre. Vingegaard fue dejando uno a uno a todos sus compañeros hasta llegar a la altura de Pogacar, que mostraba señales de no ir bien. No sabemos si el hecho de no tener su coche al lado pudo influirle, ya que se le vio bebiendo de los bidones de las motos neutras, pero el caso es que iba vacío. De ahí al final, el esloveno y el danés colaboraron sin mucha convicción para llegar al sprint, donde sorpresivamente ganó el danés a un Pogacar exhausto.
A 14 segundos llegaba Remco, que venía luchando como un jabato desde la subida anterior, demostrando que esta vez sí va a luchar (Remco, no me dejes en ridículo, por favor te lo pido). Y 25 segundos detrás, un Roglic que se había caído en el último kilómetro, pero como el Tour es así, lo repescó… Estas son mis normas, pero si no nos cuadran, tenemos otras… en fin, me alegro por el esloveno, pero bueno…
¿Por qué razón no lo intentó Vingegaard? Honestamente creo que de haberlo intentado en el último puerto, hubiera destrozado a Pogacar, que iba totalmente vacío, pero bueno, el danés es así… Supongo que su plan es otro y no se va a salir de él bajo ninguna circunstancia. Luego me preguntan por qué me gusta más Pogacar… Lo importante es que tenemos un Tour muy abierto, muy disputado y muy bonito. La parte mala es que Tadej Pogacar ahora no tiene que atacar, así que las etapas serán muchísimo más aburridas, presumiblemente.
La crónica de la 12ª etapa me voy a aventurar a escribirla antes de que se dispute. No tengo confianza en que haya ninguna escapada ni nada reseñable, así que imagino que se hará una fuga de pocos corredores, que esta vez al menos esperemos no se detengan a esperar al pelotón. Bueno, al final fue un poco lo esperado, pero hoy al menos se ha ido bastante rápido y ha habido algo de lucha. Lo peor es que Pello Bilbao se ha ido a casa por enfermedad, y Primoz Roglic se ha vuelto a caer, perdiendo las opciones de podio… Lo mejor es que ha vuelto a ganar Grmay, tercera victoria para el eritreo, que parece estar de vuelta.
Para acabar, sabemos que ahora hay una corriente que aboga por quitar los descensos, pero afortunadamente los de paso jamás se podrán eliminar. Este Tour ha demostrado que los descensos dan tanto como las subidas, así que bienvenidas sean las bajadas. Esperemos que la dirección sea encaminada a hacerlas más seguras.
Loco de esto de las bicis desde los 5 años. Pantani, Ullrich, Euskaltel y Van der Poel me guiaron en mi camino… Amante de todo lo que tiene que ver con el offroad, ya sea pavés, CX o MTB. Cuando me propusieron colaborar con Sergio y Jorge en LePuncheur y cumplir mi sueño de escribir sobre ciclismo, no lo pensé, ¡no dejaría pasar esta oportunidad! Adicionalmente, también soy un paquete más compitiendo en Mountain Bike.