«3 etapas más en la Vuelta, o en este caso, 3 etapas menos. Así como dije que la Vuelta estaba siendo bastante buena en la crónica anterior, en esta, poco o nada ha pasado, pasando del optimismo a la decepción«… Así empecé a escribir mi crónica de estas 3 etapas, pero mientras lo escribía pensé: ¿Y si nos centramos demasiado en la general y no valoramos lo suficiente a los «puncheurs«, «outsiders» o como queramos llamar a los ciclistas que se parten la cara por las victorias de etapa?
Al final, a todos nos encantan las carreras de un día, pero en una vuelta de 3 semanas, al ganador de etapa le damos mucha menos importancia de la que merece, en mi opinión. El año pasado, Remco Evenepoel se desentendió de la general y dio auténticos recitales que, si hubiesen sido en carreras de un único día, lo habrían encumbrado al olimpo del ciclismo. Yo siempre he recordado el final en Ávila de Vandenbroucke sobre Zarrabeitia, los 3 triunfos de Erik Dekker en el año 2000, Botero en Briançon, Igor Antón en Zoncolan, Contador en L’Angliru…Multitud de etapas cuya resolución, aun sin afectar a la general, ha generado momentos grabados en nuestra retina.
Por eso insistimos tanto en que las fugas son necesarias para que el espectáculo fluya, y duele mucho ver etapas en las que no hay batalla por la fuga. En esta Vuelta hemos tenido etapas soporíferas, pero también hemos disfrutado de auténticas jornadas donde la creación de la fuga ha sido vibrante, con ciclistas como Castrillo, Narváez, Van Aert, Tejada, Lazkano y otros luchando en cada mínimo resquicio que ofrecía el recorrido.
Quizá un buen ejemplo de lo que puede ser una gran etapa que acabe al sprint fue la 14a etapa, que ganó Kaden Groves. Una fuga de 6 ciclistas que puso las cosas muy difíciles al Visma-Lease a Bike, con el puerto de Leitariegos subido a tope por Narváez, Frigo y Tejada, que vendieron cara su derrota. Creo que fue una preciosa etapa, en la que llegaron dos sprinters que suben bastante bien, como Wout Van Aert y Kaden Groves, para jugarse la victoria. Por una parte, podría parecer que una etapa con un puerto de primera y más de 2700 metros de desnivel acabando al sprint está desaprovechada, pero para mí fue un ejemplo de hacia dónde deben ir la mayoría de las etapas con opciones para los sprinters.
Las otras dos etapas fueron de pura montaña, con más de 3750 metros de desnivel cada una. Bajo mi punto de vista, la de Ancares tenía un estilo demasiado característico de la Vuelta, con puertos poco duros antes de la durísima ascensión final, aunque siendo justos, siempre picando para arriba, así que tampoco fue sencillo.
En dicha etapa se formó una fuga con ciclistas como Michael Woods, Wout Van Aert, Marc Soler, Jay Vine, Brandon McNulty o Mauro Schmid, quien repetía protagonismo (ojalá gane una etapa, porque se lo merece). Me detengo aquí para destacar la actitud de Wout Van Aert, que, teniendo 3 etapas, se está metiendo en todos los fregados habidos y por haber. Impresionante su Vuelta; a ver si aprende Mathieu Van der Poel, que queremos verle correr como lo hizo en Italia, y no como lo hace ahora (esta semana, de nuevo, de niñera de Philipsen).
En la última subida llegaron juntos Van Aert, Oomen, Schmid, Soler y Woods, 5 aspirantes a inaugurar esta vertiente de Ancares que no defraudó. Pero cuando tienes que jugártela con un Michael Woods inspirado, no hay muchos que puedan ganarle, así que el canadiense lanzó su ataque y nadie pudo seguirle. Era. Era. Era. Era su día. Cualquiera de los 5 se habría merecido la victoria, pero solo puede ganar uno…
Y la etapa de Cuitu Negro, como os he dicho, es una de las que recordaré por mucho tiempo. De nuevo, una etapa de muy alto nivel con algún sospechoso habitual como Jay Vine o Pablo Castrillo, y dos superclases rusos como Aleksandr Vlasov y Pavel Sivakov. Debido a la presencia de estos dos, en ningún momento les dejaron más de 3 minutos y los tuvieron controlados en todo momento. Pero, como hemos dicho, a veces el ciclismo se escribe con letras doradas en la escapada, no en la general. Y hoy ha sido el caso.
El UAE se puso a tirar a Jay Vine como loco para trabajar para Pavel Sivakov, lo que obligó a que detrás se pusieran serios. No entendí ni por qué luchaba el UAE, ni por qué tiraban los del «Tiranosaurio» detrás, pero el caso es que se generó una tensión que hizo que todo fuese rápido y nos hiciese disfrutar de lo lindo. Y la subida a la Colladiella fue rápida tanto delante como detrás, pero es que delante Pavel Sivakov se puso a tirar al más puro estilo Miguel Indurain (perdón a los ofendiditos fans del de Villaba) y subió Pajares, dejando uno a uno a toda la escapada, excepto a un cómodo Vlasov y a un Castrillo en absoluta agonía.
Pero…ay, ay, ay, ay, amigos… Pablo Castrillo no es cualquiera. Es un tío con un motorazo, que es inteligente, y que tiene unos cojones que no le caben en el autobús del Kern-Pharma (esto me lo censurará Sergio). Me he enamorado, de verdad. He tenido un hijo hace un mes y lo segundo mejor que me ha pasado este mes después de mi pequeño ha sido Pablo Castrillo. Iba en plena agonía, pero en cuanto llegó al Brañillín, lanzó un ataque durísimo y muy sostenido que dejó a los dos capos rusos absolutamente tirados.
Se fue en solitario los casi 4 km que tiene la parte del Cuitu Negro, y no fue hasta el kilómetro final cuando Vlasov le echó mano. Pero cuando parecía que todo iba a favor del perseguidor, mi nuevo ídolo, Don Pablo Castrillo, miró atrás, vio la carita de Vlasov (un amigo dijo: «la importancia de llevar gafas, no te delatan«) y lo tensó en el 22% hasta que lo rompió por completo y se disparó a la victoria. ¡Segunda victoria para un corredor que está haciendo una vuelta superlativa, para mí el mejor junto a Van Aert (ojo, que es mucho decir)!
En la general, pues poca cosa, la verdad. Lo más reseñable es que Roglic intentó pasarse de listo en Pajares-Cuitu Negro, y a 22 km cambió de bici e hizo trascoche. ¿Resultado? Se pega un calentón para empalmar, no saca ninguna ventaja, le sancionan con 20″ y vuelve a demostrar que el monoplato no sirve para carretera. La verdad es que fue muy feo verle parar porque quiso, y luego hacer trascoche, que ya es reprochable hacerlo por una caída o un pinchazo, ¡pero por vicio! ¡No me fastidies! En cuanto a las diferencias, sigue O’Connor aguantando, aunque con 1 minuto sobre Roglic, y Roglic sigue más o menos como estaba con el resto. Esperemos que tomen ejemplo de los escapados y nos den espectáculo.
¡Larga vida a Pablo Castrillo!
Loco de esto de las bicis desde los 5 años. Pantani, Ullrich, Euskaltel y Van der Poel me guiaron en mi camino… Amante de todo lo que tiene que ver con el offroad, ya sea pavés, CX o MTB. Cuando me propusieron colaborar con Sergio y Jorge en LePuncheur y cumplir mi sueño de escribir sobre ciclismo, no lo pensé, ¡no dejaría pasar esta oportunidad! Adicionalmente, también soy un paquete más compitiendo en Mountain Bike.