Como cada temporada dentro del calendario de ciclismo en carretera, llega uno de los momentos más esperados por buena parte de la afición. No se trata de un monumento, ni de una gran vuelta, pero la Omloop Het Nieuwsblad (conocida antes como Het Volk) es, para muchos, la auténtica señal de que la temporada ha comenzado, aunque ya se hayan disputado varias carreras.
Recordamos la edición de 2015, que no iba a ser diferente. Se disputaba un sábado 28 de febrero con final en la monumental ciudad de Gante. Durante muchos años, el equipo que dirigía Patrick Lefevere, con todas sus denominaciones, ha sido en gran parte el dominador de la campaña de clásicas de primavera: el MG, Mapei, Domo, Etixx, Quick Step…
Como muestra un botón, una de sus mayores exhibiciones fue la Paris-Roubaix de la temporada 1996, en la que se presentaron tres ciclistas con una renta más que suficiente en el Velódromo. Según se dijo, hubo una llamada a Milán al patrón del equipo Mapei, Giorgio Squinzi, para decidir el ganador, aunque Johan Museeuw, que se hizo con la victoria, lo ha negado en alguna entrevista.
Puestos en situación, nos encontramos con que la Omloop Het Nieuwsblad de 2015 se iba a decidir entre cuatro ciclistas, ya que, a falta de pocos kilómetros, la ventaja era aparentemente suficiente para llegar a la línea de meta. La fuga se había formado desde el kilómetro 40 aproximadamente, con un pelotón principal en el que estaban otros equipos importantes, sin apenas poder recortar. Sin embargo, se iba a formar un grupo de persecución con Vanmarcke, Van Avermaet y Stybar (sí, otro del Etixx). Aunque estuvieron cerca, no alcanzaron a la cabeza de carrera.
La estrategia para el Etixx-Quick Step salió a pedir de boca, ya que marchaban tres de sus corredores en ese cuarteto, lo que suponía una superioridad numérica casi aplastante. Lefevere había movido sus peones a la perfección en la primera clásica de la temporada. Además del gran líder dentro del Etixx, Tom Boonen, viajaban a su lado el neerlandés Niki Terpstra, otro posible jefe de filas si Boonen fallaba y con un potencial más que suficiente, y Stijn Vandenbergh, de un perfil más gregario, pero consiguiendo muy buenos resultados en estas carreras, destacando en esta misma prueba dos años antes, cuando fue segundo.
Enfrente de los tres compañeros de equipo se encontraba Ian Stannard un gigante británico, con bastante experiencia en las clásicas de adoquines. Además, había ganado la edición del año anterior, y quería repetir un triunfo de enorme prestigio. Obviamente, en la posición en la que se encontraba, iba a ser una empresa compleja.
El corredor del conjunto Sky no iba a pasar a ninguno de los relevos, ni le iban a dejar, como se suele decir, un «viaje en butaca». Mientras tanto, el trío del Etixx-Quick Step colaboraba, sufriendo mucho desgaste en la parte final.
Cuando quedaban cuatro kilómetros, fue Tom Boonen el que lo intentó. En ese momento, Stannard no se cebó con el ataque y fue a ritmo para reducir la ventaja. Con Boonen cazado, lo intentó Terpstra, y a su rueda Vandenbergh, lo cual fue un error garrafal, con el británico pegado a ellos. Ahora sí, es el corredor del Sky el que lo intenta, y solo Terpstra se va junto a él, dejando atrás a los dos compañeros de equipo. El neerlandés se movió primero, en un sprint excesivamente largo, y llegó completamente agotado, siendo rebasado por Stannard en la línea de meta.
La estrategia inicial fue excelente, pero en toda la resolución posterior hubo diversos errores de los que se debe aprender en las escuelas de ciclismo, para no cometerlos. Estos errores les costaron la victoria en la Omloop Het Nieuwsblad al conjunto Etixx-Quick Step, y esa es precisamente la clásica que le falta a Tom Boonen.

Alberto Díaz Caballero es madrileño y uno de los puntales de Le Puncheur. Anteriormente, había participado también en High-Cycling, así como en otros proyectos como Road & Mud y Planeta Ciclismo. Sobre historia, sobre actualidad o sobre cualquier tema. Un todoterreno del ciclismo que transmite conocimiento y pasión en cada texto.