En el ciclismo actual, casi todos los equipos, excepto Movistar y Cofidis, cuentan con un equipo filial o asociado, cuyo objetivo principal, o al menos el que se presupone, es el desarrollo de jóvenes ciclistas o, en casos excepcionales, personas que vienen de otras disciplinas.
En 2020, en un intento de la UCI por ayudar al desarrollo de los ciclistas más jóvenes, se introdujeron nuevas normas que permiten el intercambio entre el equipo principal y el equipo filial. Más concretamente, a día de hoy se permite incorporar hasta dos corredores en competiciones de la UCI ProSeries, y hasta cuatro corredores pueden ser añadidos en pruebas de clase 1 (.1). También está contemplado el descenso de corredores con la siguiente fórmula: en pruebas de clase 1 (.1) se permite la participación de un corredor del equipo principal, y en pruebas de clase 2 (.2), se permite la participación de dos corredores del equipo principal.
La mayoría de los equipos usa este sistema para foguear corredores jóvenes e introducirlos poco a poco en el profesionalismo en carreras donde el nivel de exigencia es más bajo. Sin embargo, hay otros que han visto en este sistema una forma de tener una plantilla mucho más amplia, lo que les permite hacer un calendario mucho más amplio.
En el ciclismo que vivimos actualmente, es sobradamente conocida la importancia de los famosos puntos. Como es evidente, para conseguir puntos hay que correr carreras, y cuantas más carreras corras, más opciones de conseguir puntos. Esto ha provocado que algunos equipos estén actuando de la siguiente manera: poniendo como ejemplo el calendario francés, en el que equipos como Arkea, AG2R y, en menor medida, Groupama acudían a todas las carreras con varios corredores de sus filiales, con los que completaban alineaciones.
Un ejemplo es el caso de Florián Dauphin, que con 25 años, de sus 54 días de carrera, hizo 34 con el equipo principal de Arkea, o como en la carrera Paris-Camembert, donde tanto Groupama como AG2R y Arkea acudían a la cita con 4, 4 y 3 corredores de su filial respectivamente. Este patrón se repite principalmente en carreras en Francia, Bélgica y algún que otro país exótico, como el Tour de Omán.
Aunque no oficialmente, en la práctica, hay equipos con 40 ciclistas en plantilla, lo que les permite abarcar un calendario mucho más amplio, incluso eludiendo carreras 2.2 o sub23 (el grueso de los integrantes de los equipos filiales) por rellenar alineaciones al equipo principal, cosa que no tiene sentido teniendo en cuenta cuál es el objetivo principal de un filial.
Todo eso ocurrió la temporada pasada y principalmente en esos equipos, pero en 2025 estamos ante un caso mucho más claro de aprovechamiento de los fallos del sistema. El equipo Astana, con nuevo patrocinador principal, cuenta para 2025 con un único objetivo claro: conseguir el mayor número de puntos donde y como sea para salvar la categoría WT, embajada que se antoja difícil por el momento. Para eso estamos viendo desde 3 compañeros de equipo esprintando cada uno por su cuenta, o un calendario que abarca todas las carreras conocidas.
Eso entra dentro de la normalidad, o al menos de la nueva normalidad del ciclismo, pero lo que no es tan habitual ni debería ser legal es la práctica que han llevado a cabo con su equipo de desarrollo. Según se comenta, por exigencias del nuevo patrocinador chino debían meter en su equipo a un corredor de la misma nacionalidad.
Ese puesto recayó en Haoyu Su, pero a la hora de ficharlo, el equipo ya contaba con 30 fichas, el máximo permitido por la UCI, por lo que optaron por otra solución: bajar al sprinter ruso Gleb Syritsa al equipo filial. Junto con él bajaron de categoría a Santiago Umba y Daniil Marukhin, aparte de Gonov y Smirnov, que desde agosto formaban parte del Astana como stagiaires. Es el equipo filial con la mayor media de edad (24,3 años), lo que parece muy elevado para un equipo de formación en el que ninguno de sus corredores llega al ciclismo desde otra disciplina, lo que justificaría un inicio tardío.
Lo que parece estar haciendo Astana es montar una plantilla más amplia valiéndose de su filial para así poder abarcar las 112 carreras que tiene en su calendario. A efectos prácticos, cuenta con al menos 35 corredores entre aquellos de la primera plantilla y los 5 que ya han corrido con Astana el año pasado, lo que representa un claro agravio comparativo en relación a sus competidores. Porque con esos 5 corredores de más, pueden completar alineaciones en muchas carreras a las que sus competidores, por el descenso con una plantilla de 30 ciclistas preparados para el WT, no pueden acudir.
A final de año se sacarán conclusiones y veremos cuántas carreras corren los ya mencionados con el equipo principal y cuántas con el filial, aunque seguramente la mayoría ya intuimos la respuesta.
La UCI debería preguntarse cómo es posible que 3 corredores que el año pasado podían correr con el equipo principal, este año corran con el filial, y si tienen algún interés en frenar este tipo de prácticas. Veremos hasta dónde pueden llegar, e imponer alguna norma que limite o impida estos “préstamos” a determinados ciclistas según años en el pelotón o participaciones con el equipo profesional.
Una consecuencia más del ciclismo de los puntos y otro melón por abrir para la UCI, de los muchos que aún tiene pendientes. Pero eso quedará para futuros artículos.

Martin llega desde Asturias para unirse a Le Puncheur en su primera experiencia escribiendo sobre ciclismo. Buscara aportar su opinión y conocimientos sobre la actualidad del ciclismo mundial y español.