La Vuelta a Asturias arranca hoy con su habitual aire de ciclismo auténtico, entre verdes valles, repechos sin nombre y la certeza de que aquí nadie regala nada. Pero entre los dorsales que tomarán la salida, hay uno que va más allá del resultado: el de Thomas Peyroton-Dartet. Hemos podido hablar con el francés horas antes del inicio de la prueba.
Asturias, con su silueta verde y rampas sin piedad, parece hecha para historias como la suya. Donde cada curva puede ser una prueba, o una redención. Peyroton no es un debutante ni mucho menos. Ha vivido el ciclismo desde dentro durante años, ha pasado por todas las fases que uno puede imaginar, y hoy, a sus 39 años, se presenta en Asturias como símbolo de superación. “Siempre he sido un apasionado del ciclismo. Es una fuerza que me ha impulsado toda mi vida”, confiesa. “He visto pasar generaciones… y sigo aquí”.
Su historia no necesita adornos. En 2017, un accidente en el Tour de Tahití casi pone fin a su carrera. “Durante mucho tiempo fue un recuerdo doloroso. Pero gracias al ciclismo, conseguí transformarlo en algo positivo”. Lo que empezó como una rehabilitación en bici se convirtió, otra vez, en ambición. En deseo de volver. En hambre de superarse. “Primero para recuperarme… luego para buscar mi antiguo nivel… y ahora para ayudar a los más jóvenes”.
Pero el destino volvió a golpear. En 2020, otro accidente, esta vez en Bernal, y otra vez en plena contrarreloj, repitió la pesadilla. “Fue idéntico al anterior. Pero estaba decidido a volver. Necesitaba demostrarme que podía hacerlo otra vez”.
La aceptación del nuevo escenario no fue sencilla. Al principio, hubo rechazo. Dudas. Hasta que una conversación con un antiguo compañero le llevó al paraciclismo. Y ahí volvió a encenderse la chispa. Nuevos retos. Nuevas metas. “Sí, apunté alto: los Juegos de París. Y ahora, Los Ángeles”.
En París 2024 logró lo impensable: campeón de Europa, subcampeón del mundo, medallista paralímpico. “Esas medallas son una revancha. Una alegría inmensa, sobre todo para quienes me han apoyado desde el primer momento”.

Y hoy, como si todo eso no fuese suficiente, Thomas vuelve a un pelotón profesional. No en una carrera menor, sino en la Vuelta a Asturias. “Es un gran momento. Una revancha más. Competir al lado de los mejores del mundo, pero sobre todo estar aquí para los jóvenes, para compartir lo aprendido”. No es falsa modestia, pero tampoco quiere disfrazar la emoción. “Es un orgullo seguir progresando a estas alturas… aunque me haga mayor”, bromea.
Peyroton-Dartet no llega a Asturias a mirar. Llega a competir. Y lo dice sin rodeos: “Me gustaría meterme en una escapada, hacerme visible. Dejar huella”. Porque lo suyo no va solo de competir, sino de inspirar. De mostrar que siempre hay otra oportunidad. “Todo es posible. El deporte transmite valores reales. Nos empuja a superarnos, a ir más allá”.
Después de Asturias, vendrán la Copa del Mundo y los Mundiales. Su gran objetivo del año: el maillot arcoíris. El único que le falta. Pero hoy, el foco está aquí. En el norte. En esos caminos duros que tanto se parecen a su historia.
Si algo ha demostrado Thomas Peyroton-Dartet es que está hecho para recorrer caminos difíciles. De esos que no salen en los mapas, pero que te cambian para siempre.

Nacido en Valladolid un 19 de Septiembre de 1994, Sergio Yustos Fernández, apasionado de las dos ruedas y triatleta en sus tiempos libres, comenzó su andadura en Zona Matxin allá por 2012. Poco tardo en crear un proyecto como Road & Mud que estuvo dirigiendo entre 2013 y 2018. Después de unos años escribiendo previas y análisis de carrera en sus redes personales, ahora lidera este proyecto. Lo podéis escuchar también en el conocido podcast de El Maillot.