El ciclista irlandés Daniel Martin cumplió con uno de sus objetivos como corredor, al menos cuando descubrió las mieles del éxito en las grandes vueltas, que era subir al podio de alguna de ellas. Si bien la suerte no siempre le ha acompañado, nos ha regalado buenas actuaciones en tantas carreras como ha participado, rellenando un palmarés que ya quisieran muchos incluso soñar.
Una Lieja-Bastoña-Lieja ante un Purito Rodríguez en la plenitud de su rendimiento no es cualquier cosa. No hay que obviar que el otro monumento conquistado, Lombardía, fue logrado ante el eterno Valverde, algo que no es ni mucho menos fácil. Tampoco lo es vivir en la Covatilla, estación de esquí donde se vivió el apasionante duelo entre Carapaz y Roglic por la victoria final, la cruz y la cara del ciclismo. En la cima salmantina logró su primer triunfo de etapa en una grande, allá por el año 2011. Todo eran frases de esperanza y recuerdos hacia Stephen Roche y sus éxitos. En la misma montaña terminó de perder su plaza de podio en favor del vecino Hugh Carthy. Un puesto que había ocupado (incluso liderato) durante toda la carrera.
Su cuarto puesto marca quizá el cénit de su carrera, el punto más álgido que quizá podrá alcanzar. Lo ha hecho cuando las caídas y las desgracias le han dejado de acompañar al menos por veinte días. Parece que esta vez no olvidó llevar consigo su trébol de cuatro hojas, un clásico irlandés y uno de los símbolos patrios. Algo ha debido ser lo que haya espantado tanta mala suerte y caídas.
Muy llamativa fue la que sufrió en el Giro de Italia de 2014, donde en la propia contrarreloj por equipos sus huesos dieron con el suelo y le vieron abandonar de una edición propicia para verle por fin triunfar. Junto a él besaron el suelo casi todos los integrantes del Garmin en aquella prueba. Clavícula rota. Vuelta a casa. De hecho, acumula numerosos abandonos en carreras por etapas, incluso de una semana. Una lástima dicha falta de regularidad para un corredor que ha acumulado tres top-ten seguidos en todo un Tour de Francia, donde concurren, además, los ciclistas más importantes en su mejor estado de forma.
Buen escalador de puertos cortos y cotas, Daniel tiene ante sí dos retos: demostrarse que puede seguir progresando pese a ser un ciclista más que asentado en el profesionalismo, y volver a ganarse los galones en su equipo, el Israel Start-up Nation, tras la llegada de Froome.
Foto: Sirotti