Ane Santesteban no es una recién llegada al profesionalismo. Desde que apenas con 19 años pasara al Debabarrena Kirolgi guipuzcoano se ha ido acercando de forma progresiva a la élite, sin prisa, pero sin pausa. Primero fue el paso natural, el Bizkaia Durango, más tarde el Alé Cipollini, por donde pisaron corredoras hoy tan reconocidas como Marta Bastianelli. En su evolución hacia el Alé BTC Ljubljana ya adquirieron a gente como Mavi García o Urska Zigart. El penúltimo paso fue el Ceratizit, porque el último es bien conocido, fichando por la estructura australiana de Green Edge que apostó claramente por la española bajo el nombre de Team Jayco.
Finalizado el contrato con ellos, ahora es momento de regresar a casa, y firma por el Laboral Kutxa. En ciclismo femenino se está viendo que existe un elevado movimiento cuando el rendimiento responde a las expectativas. Caso claro de Mavi García, que ficha precisamente por Jayco de cara a 2024. Tendrá que haber renovaciones, pues únicamente ocho ciclistas tienen contrato con los aussies. Santesteban parecía una de las serias candidatas a mantenerse en un conjunto en el que hubiese cumplido su cuarta temporada. Tres años donde no ha conseguido una sola victoria, si bien considerando el conjunto de su evolución sí que es para ser optimistas.
Pese a superar la treintena (cumple 33 en diciembre), y al igual que le ha sucedido a otras ciclistas, su mejor rendimiento está llegando ahora. Fue campeona de España exactamente hace diez años, en 2013. Era un ciclismo en el que sonaban los nombres de Anna Sanchís, Leire Olaberria, Anna Ramírez… eran otros tiempos. Diez años más tarde ha cosechado su mejor resultado a nivel prestigio, que es colarse entre las ocho mejores del Tour Femmes. Octava clasificada final, estar justo detrás y a unos segundos de Cecilie Uttrup Ludwig o por delante de Amanda Spratt es síntoma de una muy buena carrera.
Como buena y ligera escaladora, el Col du Tourmalet, que fue el punto decisivo, se le dio a las mil maravillas. La contrarreloj final fue algo más difícil, cediendo tres minutos largos de tiempo y ocupando la 62ª plaza en la clasificación. Sin esta etapa, hubiese sido séptima. No hay tanta diferencia entre uno y otro, solo una posición. Pero queda la sensación de que en una carrera más ajustada se le hubiese ido la oportunidad de firmar una gran actuación debido a su mala destreza en la lucha contra el reloj. Esa debilidad quizá sea un punto de mejora de cara al futuro inmediato.
En el Giro Donne ha sido décima, con una carrera regular donde ha mantenido un buen nivel todos los días. En la Vuelta de 2022 fue sexta, a menos de un minuto de la tercera posición. La evolución por tanto no puede ser mejor. La sudafricana Asleigh Moolman le arrebató el triunfo en Durango esta temporada. Y además de la crono, esa quizá sea su mayor asunto pendiente, que es conseguir victorias, levantar los brazos. Un gesto que correspondería con la calidad de esta ciclista, que merece mucho más de lo que consigue en ese aspecto.
El problema del ciclismo femenino es que las oportunidades son escasas, ya que las dominadoras ejercen su tiranía en muchas carreras. SD Worx domina el panorama con mano de hierro, y si mezclamos a una crepuscular Van Vleuten que sigue ganando y a las victorias al sprint de las italianas o Wiebes, tenemos un coto bastante cerrado en el que conseguir arrancar éxitos parciales. Para ello es necesario también al menos una pequeña punta de velocidad para derrotar a corredoras tan completas. Pero Ane, pese a todo, seguro que lo consigue.
Foto: ASO / López / Maheux