Kuss ganó. Hacía falta que el foco se volviese a poner sobre el ciclismo en esta Vuelta a España. Ni caídas, ni apagones, ni rotondas, ni choques frontales, ni todas esas polémicas le venían bien a una carrera que de seguir así se hubiese hecho más larga a los espectadores que a los ciclistas. El Observatorio de Javalambre aterrizó con una etapa que suponía un calco a lo que vimos en 2019, con algunos protagonistas repitiendo experiencia y un ausente, el ‘descubridor’ de la cima, Ángel Madrazo, viendo la etapa por televisión. O no, que diría aquel.
Un clásico: a la salida de Vall d’Uixó la Vuelta era una, en la meta de Javalambre, otra bien distinta. Nadie en su sano juicio se esperaba un día así, con arranque frenético en el pistoletazo de salida que iba a durar hasta la mismísima línea de llegada. Recordó un poco a aquella etapa de Guadalajara en la que Gilbert y Quintana levantaron los brazos y pusieron el corazón en un puño a Primoz Roglič.
Cuatro años más tarde sería el ciclista del Jumbo Visma quien pondría en un aprieto a todos los demás. No le fue nada mal al equipo de los dos grandes favoritos, con victoria de etapa, ventaja sobre todos sus rivales y el tormento que le hicieron vivir al maillot rojo.
Un Remco Evenepoel que no tuvo más remedio que aunar fuerzas con Ineos y Movistar y quemar las naves para controlar una escapada que era más bien un cuchillo punzante. Lenny Martínez, Santiago Buitrago, Sepp Kuss, Einer Rubio, Hugh Carthy, Cepeda, Wout Poels… Se esperaba fuga que asaltase la etapa y el liderato en connivencia con el Soudal Quick Step, quien ya declaró en la previa que no vería con malos ojos ceder el rojo a un actor secundario. Lo que no se esperaban era que el casting de voluntarios a tomarlo por las fuerza iba a ser tan amplio y tan peligroso.
Con varios de ellos iban varios compañeros: Van Baarle o Valter en el caso del Jumbo, Lazkano en el de Movistar, Storer y Molard en el de Groupama, más otros que buscaban hacer sangre para beneficiarse con la victoria, ya se llamasen Romain Bardet, Mikel Landa, Marc Soler, Cristián Rodríguez y una lista interminable de 38 ciclistas. Con más de 4000 metros de desnivel en una de las que mayor acumulado poseía en esta edición de la Vuelta, la media superó los 41 km/h, lo cual no está nada mal.
El viento meció el grupo de los favoritos y fue como al comenzar la recogida de la aceituna, que de un varazo se cayeron varias ramas de golpe. Ni un instante de descanso para la fuga, que rozó los 7 minutos de ventaja, ni un instante de descanso para el pelotón, que consiguió rebajar a base de vaciar el tanque de Heiduk, Ganna, Arcas y los Soudal. En la base del puerto la ventaja era de tres y medio. Se habían sucedido los ataques entre los fugados en escalón inverso al favoritismo a ganar la etapa.
Primero los menos escaladores, después los favoritos, más tarde quien tenía esculpido el nombre en piedra a la puerta del primer telescopio. Einer Rubio protagonizó el primer ataque serio y desde ahí ya todo fue zafarrancho. Bardet respondió, al igual que Lenny Martínez, bravísimo. Kuss arrancó la moto y desde atrás les dio alcance y no pudo conseguir el rojo además de la victoria de etapa por 8 segundos. Martínez hizo un último kilómetro agónico, dando todo lo que llevaba dentro. Y valió la pena.
Con 20 años, este chico ya no sólo es líder de la Vuelta a España, sino que se erige como un firme candidato al podio. Lo tendrá más que difícil por la calidad de los ciclistas a los que se enfrenta, pero su nombre, al igual que el de Kuss, queda ahí. Le tendrán que bajar del pedestal al que se ha subido, desde donde otea la clasificación con los favoritos a distancia, como en un observatorio. Son tres minutos con Evenepoel que saben a poco. Pero…
Entre los demás fugados se dividió todo en varias facetas y fases. Los que iban a por la etapa, los que remaban constantes para una buena general, quienes debían esperar instrucciones por detrás para ayudar a sus líderes y quienes se quedaron en tierra de nadie con sus equipos necesitando remeros en la parte de atrás. De pronto, de la nada más absoluta, arranco Primoz Roglič y Remco hizo aguas. O, más bien, contemporizó su esfuerzo. Jumbo sumó a Vingegaard a la ecuación, a la que se sumaron Enric Mas y Juan Ayuso, que parecen estar bien enchufados a la Vuelta.
Fueron encontrando compañeros de la fuga que se dejaban caer, como el inconmensurable Attila Valter, que hizo una etapa espectacular. Pronto se quedaron los amarillos en cabeza, a intensísimos relevos que sólo resistían ellos mismos. Parecían la reencarnación de Zulle y Jalabert en los Lagos de Covadonga tras haber abandonado Induráin, año 1996. Si ambos llegan a Asturias con la carrera de cara, vamos a ver cuál de los dos gana y por qué, si por decisión de dirección, por fuerzas, por algún despiste o pequeño desfallecimiento. Dónde estará la fórmula para decidir qué cabeza va primero. Va a estar interesante.
Enric sufrió la crisis en el último medio kilómetro. Ayuso la había sufrido algunos centenares de metros antes, pero como en 2022, fue de menos a más y acabó saboreando dar alcance a los Jumbo. Evenepoel parecía entregar la Vuelta, pero en la recta final se rehizo y empezó a adelantar posiciones, como una locomotora. Le faltó puerto, que es la mejor noticia, minimizó pérdidas a medio minuto con Jonas y Primoz y salvó los muebles.
Almeida estuvo a dos pasos de Ayuso, y a su rueda Uijtdebroeks, que confirma que hay ciclista. Vlasov sufrió, pero sigue en la pelea. Thomas perdió, pero dio mejor sensación, de al menos ser consistente. Bernal cedió, y Arensman se dejó cinco minutos con el ganador de la etapa, dos con los Jumbo. Un día aciago para el Ineos Grenadiers. Y para todos, excepto para los dos grandes favoritos, que, aunque aún resisten detrás de Evenepoel en la clasificación, un día excesivamente intenso que tendrá repercusión en lo que veamos en los próximos días.
¿Alguna pista? Llegan las lluvias y el mal tiempo, con una etapa llana como la palma de una mano por costa y zonas en las que el viento puede ser un juez implacable. Habrá ganas de revancha en un terreno que puede ser el único donde pueden darle en el morro a Jumbo. Si se levanta temporal camino de Oliva, todo puede pasar. Por allí andan Ganna y su Ineos, a quien no queda otra que darle la vuelta al tablero, y Soudal, capitaneado por un ciclista que no hace prisioneros si le dejan oportunidad. Y rodando está en su terreno, le hemos visto incluso en solitario poner en jaque a todo un pelotón. Habrá táctica, no tengan dudas.
Fotos: La Vuelta / Sprintcyclingagency
Nacido en Madrid el 2 de abril de 1986, Jorge Matesanz ha pasado por ser fundador y director de proyectos como Revista Desde la Cuneta, Tourmalet Magazine o High Cycling, además de colaborar en otros proyectos como Palco Deportivo, Plataforma Recorridos Ciclistas o Con el Plato Pequeño. Tras más de 15 años dentro del mundo del ciclismo, llega el momento de fundar Le Puncheur junto a Sergio Yustos y seguir acercando artículos de opinión, casi siempre sobre ciclismo profesional.