Un año más, una nueva rampa de salida. Partió el 2024, que aún receloso de emerger entre las nubes gélidas de febrero guarda energía para acelerar hasta llevarnos a un nuevo esfuerzo extremo de pasiones, sorpresas, vencedores y vencidos. En él da sus primeras pedaladas el UAE, el Emirates de ‘Matxin’ y Tadej Pogačar. Con las ilusiones renovadas de cada año y el listón en lo más alto del cielo, como en cada arranque de temporada. El Tour, el Giro, las clásicas, el Mundial, los Juegos Olímpicos… Algunos horizontes por reconquistar, otros por pisar en primera instancia. Rodadas sobre nieve virgen que parte con un dorsal número uno en la espalda que mantener.
Quinta temporada consecutiva con un esloveno al frente. No importa lo perfecta que sea la hoja de servicios de cada mes de diciembre. La prueba del algodón continúa siendo París y el resultado, un número que determina si el pulgar del emperador se dirige hacia el suelo o hacia el sol. Hacia el sol precisamente se dirige el Tour, cual París-Niza, terminando en la misma ciudad costera, por primera vez en su historia fuera de los acordeones del Sena y las fotografías chic con la bella arquitectura capitalina. El juicio del maillot amarillo que eclipsa cualquier otra batalla por el camino. Dos victorias seguidas de dos derrotas. Ése es el haber del UAE en los últimos cuatro duelos con el Tour.
Quien parecía estar perdiendo una batalla en el Granon, parece hoy estar perdiendo la guerra. La inquisición del Jumbo-Visma (hoy Visma-Lease a Bike) ha podido por el momento con Pogačar y sus chicos. El jefe ha sucumbido ante Jonas Vingegaard en largos y durísimos duelos que se han visto afectados por circunstancias particulares. Esas son las que siempre desequilibran y son determinantes en duelos tan igualados.
2024: un año con sutiles diferencias
La primera de ellas no es moco de pavo. Es crucial y veremos si también decisiva. Se trata del efecto Van Aert. El belga esquiva el Tour por primera vez en estos años y correrá con ocho corredores reales. La pandemia marcó un antes y un después en el Tour, que ha subtitulado en esloveno desde entonces. Van Aert hizo crecer los árboles torcidos para el UAE. Los renglones se terminaron de inclinar y fueron dejando caer las palabras llegados los Alpes, donde el árbol crujió, cayó y retumbó. Después de una fractura primaveral que parecía tirar por tierra todo lo andado, el sonido de Courchevel precedió más de la rodilla en el suelo. Una derrota que supuso una simple al tiempo que poderosa imagen dentro de un álbum lleno de instantáneas de trofeos y ramos de flores que son presente e historia a la vez.
Obras de arte que elevan el caché legendario de Pogačar hasta el infinito y vuelta. Pero para quien ansía con reinar en todos los mundos del ciclismo, nunca es suficiente. Sí lo era para su conjunto, el Emirates de ‘Matxin’, que cumplía el sueño de Joxean al inscribir su nombre en lo más alto del World Tour. Una vieja aspiración fundacional. Desde el esloveno al último de los integrantes de un escuadrón magnífico en nombres, actitud y casi siempre jerarquía, la consecución de puntos a lo largo y ancho del calendario se convirtió en una misión de éxito. Jumbo no lo puso nada fácil. Emirates se llevaba el premio de consolación, a sabiendas de que la referencia de 2023 fue su sano y amistoso enemigo. Enemistad deportiva que arranca en 2024 con un objetivo claro: terminar con la tiranía de ‘las abejas’ y esposarse al cartel de la cumbre.
La cuestión no reside en repetir victoria, sino en conquistar la opinión pública, que el boca a boca hable más que el cómputo de los datos, de los que casi nadie se acordará pasados un par de años. Seguro que incluso antes (¿de qué estábamos hablando?). Y eso sólo lleva a una palabra: el Tour. Bueno, dos. Por lo pronto, el reto sube inclinación: el Giro antes que el Tour para la espada más poderosa del UAE. El doblete como vista en los prismáticos. Doblete que nadie ha alzado desde que Marco Pantani maravillara al mundo en 1998. Doblete que Tadej Pogačar jamás ha completado si quiera con la ‘L’ de aprendiz en la ventanilla trasera. Rendimiento incierto, el más difícil todavía y el final del túnel esperando el peor monstruo del videojuego, el danés Vingegaard, en la última de las pantallas.
Llegar a las últimas montañas del Tour con frescura puede ser determinante. Incompatible con añadir más carga anterior a los esfuerzos de julio. Más aún con esa contrarreloj final envenenada y con el camino minado de rivales que esperan quietos cual piraña en el estanque para darse el festín que llevan mucho tiempo preparando sus mentes en pandilla con sus piernas.
Todos para uno: el duelo con Visma
UAE sabe que un Jumbo sin Roglič da menos miedo. El reparto de las tareas a lo largo de los meses restará moral, efectividad y resultados. Mantener el nivel de 2023 con victoria en las tres Grandes Vueltas de forma aplastante es casi imposible. Más aún con tantos lobos al acecho de sus presas. ‘Matxin’ lo sabe y ha reforzado la nave con misiles de largo alcance. Pavel Sivakov era una pieza clave que de haber caído en manos enemigas hubiese supuesto un resultado fatal. Una de las sensaciones de la temporada pasada, Adam Yates, repite en el esquema como segundo líder. Más ganador que nunca, ofrece garantías de ejercer la pinza a Vingegaard si se encuentra a un nivel terrenal. Ese temido dos contra uno que arrebató el bastón de mando a Pogačar y que va camino de tres años sin poseer.
El refuerzo de la segunda unidad, del relevo, del futuro, es un aspecto a destacar en el proyecto emiratí. Igor Arrieta viene a suponer un alter ego a Juan Ayuso, de quien se espera siempre el siguiente escalón. El Tour le espera. El portugués Antonio Morgado, de quien se escuchan cosas muy prometedoras, viene a aprender de su compatriota Joao Almeida, quien también apuesta por hacer diana en el mes de julio, y así descubrir la única grande que le resta por conocer. El cada vez menor exotismo del mexicano Isaac Del Toro, flamante ganador del Tour de l’Avenir y protagonista de un enero que hace cenizas los pronósticos cenizos, viene a completar un cuadro repleto de mejores días por venir. No hay que olvidarse del suizo Jan Christen, ahora a tiempo completo, y del ex campeón mundial sub23 Filippo Baronchini, amputado de Lidl-Trek.
Tadej cumple 26 en septiembre. En el lenguaje ciclista actual, empieza a ser una edad límite. Seis años a tope es precisamente el listón de muchos otros que campan en las nubes altas de la historia, cuidado con eso. Pero el relevo parece presto a actuar junto a la guardia pretoriana que la dirección ha ido confeccionando y modelando con el paso del tiempo. Nils Politt viene a aportar polivalencia. Marc Soler se ha revelado como un gregario extraordinario. Ha encontrado su sitio y si no es por el suicidio del Angliru hubiese completado su mejor temporada hasta la fecha. En las tres semanas que recorrieron España se elevó Finn Fisher-Black, otro escalador a tener en cuenta para los recados de Pogačar. El diamante Jay Vine, si deja de sacar brillo al asfalto; el fiel Rafal Majka; el voluntarioso Felix Großschartner; o el versátil y temido Tim Wellens.
El equipo es para temer en frente. Calidad en la plantilla que firmarían todos los World Tour, Visma inclusive. Si la suerte acompaña, las espaldas estarán muy bien cubiertas. Salvo en el sprint, algo huérfanos con el clavo ardiendo de Molano, y las piedras, todo lo demás queda al alcance. Un crisol de 18 nacionalidades cuyos talentos viven y actúan dirigidos por una mente ambiciosa que mece los hilos desde la sombra y que no permite la opción de no intentarlo.
El gran reto: los egos
Durante años ha sido relativamente fácil gestionarlos. El jefe era indiscutido y lo sigue siendo. Pero empieza a asomar la coincidencia de intereses en un mismo punto: el Tour. Joao Almeida se ha pasado la vida atrapado en el doblete Giro-Vuelta, era cuestión de tiempo que quisiese saltarse las vacaciones de verano. Juan Ayuso fue el más fuerte de la Vuelta 2023 con el descuento de los Jumbo-Visma. Dos ciclistas que debutarán en el Tour y que esperan tener un rol algo superior al de remero en momentos complicados. Ese papel de segundo de a bordo lo interpretará el británico Adam Yates, crecido y reforzado además por la tercera posición de 2023. Con opción de sentarse en la Silla del Águila toda vez que el rey haya capitulado de una u otra forma.
Por tanto, tanto el luso como el español tendrán que aparcar sus egos y aceptar que se corresponden con meras piezas de ajedrez. Visma lo ha sabido hacer en el pasado debido a otros éxitos que sus pupilos podían conseguir. En cuanto le han quitado ese espacio (véase Roglič en la Vuelta a España), sus piezas han cambiado del bando blanco al negro y ahora exponen sus aguijones en contra de sus ex compañeros. Ayuso y Almeida (la doble ‘A’, la pareja que curiosamente coincide con los nombres más conocidos de la política madrileña) son un buen arma. Arrojadiza en caso de buscar esos movimientos tácticos, de los que ellos podrían ser los primeros beneficiados, ojo. También de doble filo. Si sienten el estanco y el nihilismo de saberse comparsas en su propio equipo, el futuro cambio de aires estará garantizado.
Este tejado a dos aguas hace la maniobra de concentrar todo su arsenal en el mes de julio un peligro evidente. El mantenimiento a raya de los egos y la saciedad de las ambiciones es una de las claves para mantener un vestuario unido, con mirada en un mismo punto. Sin ello, el caos, que también tiene sus endiabladas posibilidades de triunfar. En frente, lo más granado del pelotón internacional para entremezclarse con los UAE en una batalla sin cuartel por dominar el mundo. Si la unión entre Pogačar, Ayuso, Almeida y Yates se hace fuerte, no habrá Visma que lo resista, por muchos gregarios que contengan sus armarios. Uijtdebroeks no estará en Francia, así que sin Roglič y sin permitir una fuga bidón que encumbre a Kuss, la partida táctica debería caer esta vez del lado emiratí. ‘Matxin’ tiene trabajo.
Fotos: UAE / Sprint Cycling Agency
Nacido en Madrid el 2 de abril de 1986, Jorge Matesanz ha pasado por ser fundador y director de proyectos como Revista Desde la Cuneta, Tourmalet Magazine o High Cycling, además de colaborar en otros proyectos como Palco Deportivo, Plataforma Recorridos Ciclistas o Con el Plato Pequeño. Tras más de 15 años dentro del mundo del ciclismo, llega el momento de fundar Le Puncheur junto a Sergio Yustos y seguir acercando artículos de opinión, casi siempre sobre ciclismo profesional.