Movistar Team y Tour de Francia: El sol acaba saliendo

Hace meses escribí sobre la primavera sombría en el Movistar Team. Era una opinión ciertamente crítica sobre la mala racha del equipo y algunas decisiones que no les beneficiaban.

Después de aquello, empezó a salir el sol, y ahora, el equipo de verano ha resurgido como un ave fénix y comienza a batir sus alas con fuerza. Porque si algo nos ha enseñado este Tour de Francia 2024, es que hay un nuevo Movistar.

Un Movistar que prioriza correr al ataque, que sabe cuáles son sus armas y no duda en utilizarlas. Atrás han quedado los tiempos donde se protegía a un líder único. En este momento no tocaba eso, tocaba jugar al ataque, siempre guardando como gregarios a un par de corredores por si acaso. Pero enseguida se vieron las costuras y hubo que trazar un plan alternativo, como la tan controvertida elección de Fernando Gaviria, quien pronto demostró que el aficionado medio se equivocaba con él, y cerró algunas bocas en la primera semana, acabando 2° y 3° en dos de las etapas al esprint. Es el claro ejemplo de que no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo.

Fruto de esas buenas actuaciones, el equipo cosechó sus dos mejores resultados en este Tour y, además, sumaron 260 puntos UCI, que le vienen fantásticamente bien al equipo. Al final del Tour, el equipo había conseguido 1125 puntos UCI, y eso, sin haber luchado por la general, es una cifra muy alta que lo sitúa entre los mejores equipos de la Grande Boucle. De esos 1125 puntos, Gaviria consiguió 365, es decir, un 32,44%.

Otros de los destacados fueron los activos en fugas. Hombres como Oier Lazkano, el más combativo de los azules, Álex Aranburu y un renovado Enric Mas, la sorpresa negativa y a la vez positiva del equipo. Los tres dieron al palo y vuelven de Francia con la sensación de haber merecido una victoria. Cualquiera de ellos pudo habérsela llevado y no hubiera sido una sorpresa.

En el caso de Lazkano, estuvo prácticamente 600 km en fuga en todo el Tour, y en muchas ocasiones con unas piernas descomunales. Pero el empuje del pelotón, que apenas les dio tregua excepto un día, y la mala suerte en forma de pinchazo en la etapa de Troyes, le privaron de conseguir algo más importante. Vuelve de Francia solo con 70 puntos UCI, apenas un 6,22% de lo conseguido por el equipo. Escaso botín para lo que merecía, pero muchísima visibilidad en fugas.

La actuación de Álex Aranburu sí que fue mejor en cuanto a puntos, aunque dio algo menos de presencia al equipo. El actual campeón de España consiguió un 4º puesto en la etapa de Troyes y un 6º en la etapa inicial. En su caso, da la sensación de que el Tour haya sido de más a menos. No obstante, un 19,55% de los puntos del equipo fueron suyos. Se vuelve con un total de 220.

Imagen Sirotti

La parte negativa y a la vez positiva, como decíamos, fue un Enric fuera de la clasificación y que se tuvo que conformar, siempre leído con comillas, con un rol más al ataque. Y no lo hizo nada mal, quedándose cerca hasta en tres ocasiones. Pero el hambre de victoria de los favoritos le alejó de un posible triunfo si Carapaz no lo impedía. Consiguió un 3º y un 5º como mejores resultados y una última semana con sensaciones mucho mejores, que dan esperanzas de que el balear pueda volver a pelear por la general de La Vuelta, como él mismo tiene intención de hacer. Su mochila vuelve de Francia con 205 puntos en etapas y otros 70 en la general, el 24,44% de los azules.

Un corredor que nadie esperaba en Francia y que acabó siendo la sorpresa y un activo interesante fue Javi Romo. Debutante en el Tour de Francia, se metió 23° en la general, cuajando grandes actuaciones a nivel individual, llegando a ser incluso el hombre que más aguantaba en la montaña la primera semana. Este debe ser el año de la explosión del toledano y únicamente se ha echado de menos algo más de agresividad por su parte buscando más fugas, aunque ha cumplido pluscuamperfectamente con todo lo que se exige a un equipo como este. Un par de días en fuga, con un 7º puesto incluido en la etapa de Troyes y un trabajo incansable cuando se le pidió correr para el equipo, le convierten en una de las revelaciones. Consiguió 55 puntos en etapas y otros 50 en la general para hacer un 9,33%.

Al final, el equipo lo conforman 8 corredores y si 5 han brillado con luz propia, hubo 3 que estuvieron algo más apagados. Especialmente sangrante ha sido el caso de Davide Formolo. Ha sido la nota más negativa del equipo, más si cabe cuando se presuponía que sería el hombre que debería aguantar junto a Enric en montaña y venía con cartel de estrella secundaria. Pero ni estuvo, ni se le vio. Solo algún leve intento de ataque diluido como azúcar en agua. Muy pobre actuación del italiano que no fue siquiera capaz de entrar en los puntos UCI (60 primeros).

Caso aparte son los otros dos hombres, Muhlberger y Oliveira. Más dados a labores de gregario, trabajo menos vistoso. En esa faceta, cuando fue necesario, cumplieron a la perfección. Además, hubo algún intento de fuga por parte de ambos y, de hecho, el portugués en la etapa 2 estuvo a punto de llevarse el gato al agua, aunque solo pudo ser 6°. Al menos ellos dos sí estuvieron dentro de ese top 60 que da acceso a los puntos. Consiguieron 90 entre ambos, un 8% del total.

Ni que decir tiene que esta tiene que empezar a ser la forma de correr del equipo. Abriendo más frentes y sin dejar de lado la general, la estructura de Abarca empezará a mirar con ojos pícaros a La Vuelta, donde en el año del 100 aniversario de su patrocinador telefónico y corriendo en casa deberán ir a por todas.

Si impera la lógica, buscarán la general con Enric, ya que no se esperan rivales de demasiada entidad. Pero no se debe desdeñar la búsqueda de etapas. Este Tour de Francia, corrido con la «táctica Giro» de ir al ataque ha podido ser el principio del cambio. Si no ha sido un espejismo provocado por el verano y empieza a ser la tónica habitual del equipo, será una alegría para aquel que se considere seguidor azulón.