Enric Más y Mikel Landa salvan la tradición vueltómana española

Enric y Mikel. Landa y Mas… Con todo lo mal o regular que ha corrido Enric Más esta temporada, según hemos leído; con la poca ambición que le caracteriza, según hemos escuchado; con una Vuelta a España que ha sido un ‘querer y no poder’ para el mallorquín y con un equipo que no ha estado a la altura de las circunstancias en la carrera de casa, tal y como ya hemos analizado… Con todo ello, el corredor de Movistar ha sido el ‘salvador’ del ciclismo español en 2024 si hablamos a nivel de clasificación general en las grandes vueltas. Y lo decimos ahora, con un poco de perspectiva y tras leer, escuchar y analizar todas las críticas (y también alabanzas) en relación al mallorquín.

Y si hablamos de Mikel Landa, pese al desenlace final en la Vuelta a España, más de lo mismo. Son la ‘vieja guardia’ -uno más que otro, está claro- de los vueltómanos españoles, pero también han sido los únicos que han salvado el honor del ciclismo nacional en las dos citas en las que, históricamente, la bandera española ha ondeado más alto: Tour y Vuelta.

De las expectativas a la realidad: un ‘fracaso’ entrecomillado

Lo cierto es que pocos esperaban que Más y Landa fuesen esos ‘salvadores’ de la tradición española en las grandes vueltas. Todos suponíamos que iban a ser Carlos Rodríguez y Juan Ayuso los que iban a tratar colocar la bandera rojigualda, nuevamente, en el podio de París o Madrid… o al menos cerca. Pero ambos se quedaron lejos de sus objetivos. De nada sirvieron las expectativas creadas durante la primera parte del año en carreras como Tirreno-Adriático, Itzulia o Tour de Romandía, en la que los jóvenes ciclistas españoles brillaron y se presentaban como una alternativa de presente en el segundo escalón del ciclismo mundial -siempre por detrás, claro está, de los Pogacar, Evenepoel y Vingegaard-.

Carlos y Juan, los mismos que cruzaron la línea de meta de Eibar ‘de la mano’, obteniendo ambos un suculento botín en la prestigiosa Vuelta al País Vasco, se plantaron en la salida del Tour de Francia en Florencia con la intención de brillar desde la citada segunda línea. El granadino, con más libertad por parte de su equipo, se ha convertido en la gran esperanza del Ineos para reflotar un barco que en nada se parece al de tiempos pretéritos. Por su parte, Ayuso partía como segundo (o tercero, o cuarto…) de abordo en el UAE Emirates y, simplemente acompañando a Pogacar hasta donde pudiese, le podría haber bastado para acabar con un buen puesto en la general. Pero ambos fracasaron.

Por unas razones o por otras ninguno cumplió con las expectativas creadas. Mientras que Juan Ayuso se vio envuelto en una polémica interna que todos conocemos y se tuvo que ir para casa a mitad de carrera por enfermedad, Carlos Rodríguez fue de más a menos y acabó séptimo en la general, una posición aceptable, pero que no le permitió brillar como si lo hiciera en 2023. En definitiva, un pequeño fracaso si nos atenemos a las expectativas creadas.

Olvidándonos de Ayuso, que ha tenido un largo periodo de recuperación hasta restaurar su mejor nivel, Carlos Rodríguez acudió a la Vuelta a España con la esperanza de alcanzar el podio, un objetivo más que realista, más si cabe viendo que la lista de inscritos era más discreta que en anteriores ocasiones. Pero, al igual que en el Tour, pasó de forma muy mesurada, sin mostrarse en ningún momento de la carrera y con aparente fatiga tras una primera parte de temporada muy exigente. No sabemos muy bien si fue cuestión de cansancio, de forma, de preparación… pero el décimo puesto del granadino no cumplió con las esperanzas puestas en él.

Sí, son jóvenes, pero cuando ya estábamos jubilando a Enric Más como corredor de generales, el ciclista de Movistar se rebeló y se erigió como ‘salvador’ del ciclismo nacional; y cuando nadie confiaba en Mikel Landa, el ciclista vasco se sacó de la chistera un Tour, sobre todo, y una Vuelta espectaculares. Carlos y Juan son jóvenes, pero habían puesto su listón muy alto. Quizá demasiado para su edad y para la competencia actual.

Más y Landa, por encima de las expectativas

Pero volviendo a aquellos a los que prácticamente muchos jubilaban como corredores para grandes vueltas, Enric y Mikel, ellos sí que superaron las expectativas que tenían sobre sus hombros. El ciclista de Movistar se volvió un agitador del Tour de Francia desde una perspectiva diferente, tratando de alcanzar la gloria y conseguir su primera victoria en la Grande Boucle. Además, el mallorquín se convirtió en la gran alternativa a O’Connor y Roglic en la Vuelta a España. Demasiado solo esta vez, fue Más quien performó por encima de su equipo y únicamente un correoso O’Connor y un Primoz Roglic en su línea pudieron superarle en cuanto a tiempo… no sabemos si en cuanto a sensaciones.

Por su parte, el de Quick Step fue un ayudante de auténtico lujo para Remco en el Tour. Acompañó a su líder en la alta montaña y eso le valió para finalizar quinto y brillar como hacía años en la ronda gala, algo que hizo pensar a Lefebvre. El mandamás del equipo le puso un equipo de escaladores a su disposición para intentar asaltar el podio de la Vuelta a España. No lo consiguió finalmente, pero lo intentó y el ‘Landismo’ vibró más que nunca en las carreteras de casa.

En definitiva, el mensaje que quiero transmitir con este artículo es que, en la mayoría de ocasiones, los análisis vienen dados por las expectativas creadas y depositadas sobre unos y otros. Cuando todos pensábamos que estaríamos ante la temporada de eclosión definitiva de Carlos Rodríguez y Juan Ayuso como grandes vueltómanos, dando el relevo a Enric Más (por cierto, tiene solo 29 años) y Mikel Landa, nos encontramos con un pequeño «fracaso» de los jóvenes y con los ‘veteranos’, con la ‘vieja guardia’, salvando el honor y la tradición española en su territorio por antonomasia: las carreras de tres semanas.

Ahora, con el Mundial de Zúrich a la vuelta de la esquina, la pregunta es: ¿Seguirán salvando el honor nacional los ‘veteranos’ o serán los más jóvenes los que lideren a la Selección? La respuesta la encontraremos en unos pocos días.