El Tour du Faso es, por definición, la vuelta ciclista del honor, de la integridad. Hubiera dado más juego probablemente hablar, por ejemplo, de la «Volta al Alto Volta», el nombre del país en época colonial y hasta 1984. Pero Burkina Faso etimológicamente significa eso en las lenguas locales: la «patria de los hombres íntegros.» En nuestro artículo anterior hablábamos sobre cómo este Tour es mucho más que un acontecimiento deportivo, cómo surgió como símbolo de la lucha contra el neocolonialismo, a través del orgullo en las victorias y derrotas de los ciclistas locales (los «Étalons» o «caballos sementales»). Indagando en la mediateca, nos encontramos con muchos protagonistas de estas últimas ediciones, algunos africanos y otros europeos.
Su relevancia en el relato sobre el Tour du Faso se debate en muchos casos en el dilema moral, entre la ética y la estética, entre «hacer el bien» o que al menos «lo parezca.» Cada uno desempeña roles que podemos ver la mayoría de las pruebas del UCI Africa Tour cada año: el ciclista local que triunfa en casa pero sufre en el extranjero, el ciclista europeo que viene para lograr puntos UCI o para tener una aventura, el director que ha encontrado en África su segundo hogar… Hablemos de cada uno de ellos.
Antes, os dejo esa nutrida mediateca que me ha servido para ello. Entre el material, hay imágenes de una de las primeras ediciones (en el documental «African Cycles, le Tour du Burkina Faso«, del realizador Dominique Martial, de 1991), de la edición de 1996 (artículo en el diario francés Libération), de 1999 (el documental español «El Tour de Los Hombres Íntegros”, dirigido por Oriol Gispert y Lluís Jené), de 2000 (Chris Keulen ganó el World Press Photo 2001 por su reportaje fotográfico), de 2001 (artículo de Bill Gifford en GoOutside), de 2002 (el documental ¡Aúpa, Pafadnam!, de Gispert y Jené; el artículo de Pedro Horrillo, que hizo de mecánico y asistente en Café Baqué en esta edición), de 2003 (artículo del ciclista alemán Remko Kamer del equipo Marco Polo).
De 2006 (en el libro «La corsa più pazza del mondo» del italiano Marco Pastonesi), de 2008 (en el libro «Au Tour du Faso«, de Christophe Ena y Louis Doucet), de 2010 (reportaje del suizo Pierre Friderici; vídeos cortos del ciclista francés Erwann Lolliérou), de 2011 (el documental «Tour du Faso» del alemán Wilm Huygen; resúmenes de TV5 Monde), de 2015 (reportaje en inglés de DW News con el ciclista Mathias Sorgho como protagonista; artículo del periodista español José Naranjo en El País), de 2018 (resúmenes de TV5 Monde) o de 2019 (resúmenes de TV5 Monde; reportaje fotográfico edición de Pascal Maitre).
Fausto Coppi (Castellania, Alessandria, Piamonte, Italia, 1919-1960; murió a los 40 años)
Con motivo de la independencia de la República del Alto Volta, el 13 de diciembre de 1959 se celebró un critérium en Ouagadougou al que acudieron muchos ciclistas europeos, con victoria para Anquetil por delante de Coppi, Anglade, Rivière y Hassenforder. El veterano Coppi aprovechó su paso por Burkina Faso para ir de cacería junto a otro ciclista francés, Raphaël Gèminiani, «Gem»; ambos volvieron a Europa «griposos», pero se encontraron cada vez peor. Gem fue tratado con quinina y avisó a Coppi. Sin embargo, no llegaron a tiempo y la malaria burkinesa acabó con Il Campionissimo, que moría el dos de enero en un hospital italiano. Se frustraba el reencuentro con otro mito: de cara a 1960 Coppi había firmado por el equipo San Pellegrino, dirigido por Gino Bartali. La relación de Fausto Coppi con África ya había tenido momentos complicados.
En 1943 el ciclista italiano formó parte del 38º regimiento de infantería de la Divisione Ravenna desplazado a Túnez. Muy pronto, en abril de 1943, Coppi y sus compañeros fueron apresados por las tropas británicas en el Cabo Bon y trasladados a una cárcel en Medjez el Bab primero y a Bilda (Argelia) después, hasta su liberación en noviembre de 1944. Pues bien, ya tenemos un dato curioso para lucirnos en la grupeta: la última etapa de una Gran Vuelta que disputó Fausto Coppi fue en una crono entre Éibar y Vitoria, el 7 de mayo de 1959 y la última vez que se puso un dorsal fue en Burkina Faso, el antepenúltimo domingo de ese mismo año.
Francis Ducreux (Pont-Auderner, Normandía, Francia, 1945 – Ouagadougou, 2021; murió a los 76 años)
Nuestro primer invitado, no podía ser otro. «Dudu» fue ciclista profesional entre 1968 y 1973, en equipos míticos como Mercier-Hutchinson, Bic o Flandria. Y no llegó a ser una gran estrella, pero no se le daba mal del todo: 6º en el Tour de Romandie 1971. Corrió dos veces el Tour de Francia. Tras colgar la bicicleta, organizó el Tour de Corse (1971-1981), aterrizó en África para encargarse en los ochenta del «Grand Prix de l’amitié franco-africaine», un critérium que traía los países de la zona oeste, antiguas colonias francesas, a ciclistas para competir con los locales.
El gobierno de Sankara había creado esos años también una prueba regional, el «Route du Sourou». Mano a mano junto al burkinés Issa Tapsoba, «le Balkuy Naba», miembro del gabinete del emperador mossi Mogho Naaba, Ducreux hizo una primera prueba, el Tour de Burkina, en 1986, y finalmente inició el primer Tour du Faso al año siguiente.
Al principio, Ducreux se encargaba de todo, incluso era el «speaker» en línea de meta y animaba al público. Cuentan los más cercanos que el exceso de trabajo combinado con anfetaminas le dio ya un susto en los noventa en forma de infarto cardiaco, por lo que empezó a delegar algunas funciones, incluida desde 1996 esa de «speaker» en la que mostraba su labia e ingenio. Su éxito en Burkina Faso le llevó a organizar otras vueltas en Togo, Bénin, Ghana, Mali, Guinea, Níger o Madagascar.
Hizo cierta fortuna que le dio para comprarse una casa en la Costa Azul francesa, pero, poseedor de un pasaporte diplomático, seguía pasando la mayor parte del tiempo entre su casa de la capital de Burkina y su otra casa en Lomé (Togo). Murió en Ouagadougou y fue enterrado con honores casi de estado, nombrado «Grand officier de l’ordre du mérite» a título póstumo. Nunca se retiró de su trabajo: organizó 32 ediciones del Tour du Faso y en el momento de su muerte estaba organizando la siguiente. En mi cabeza está fijada la imagen de Ducreux en el documental alemán de 2011, con una mesa llena de papeles, fumando sin parar y usando un trofeo como cenicero.
René Grelin (Gigny-sur-Saône, Borgoña, Francia, 1942; 81 años)
«René l’African» fue ciclista profesional entre 1968 y 1975 en equipos como Gan-Mercier, entre otros. Corrió cuatro veces el Tour de Francia. Llegó al oeste de África para buscarse la vida: Roger Abinader, un empresario libanés con una fábrica de chocolate en Abidjan le encargó a René entrenar a la selección ciclista de Costa de Marfil. Posteriormente también se encargaría durante un tiempo de la de Burkina Faso.
Muy buen amigo de Ducreux… al principio. El periodista Jean-Louis Le Touzet escribió un simpático artículo en 1999 sobre ambos, «pognon et pignon», sobre cómo su amistad tornó en enemistad cuando René fue apartado del equipo nacional de Burkina en 1997, y acusó a Ducreux de su baja moral, de enriquecerse a costa de los burkineses y no preocuparse por los ciclistas. Para Ducreux, René, simpatizante del presidente Sankara, se metió demasiado en política y por eso, aunque intentó protegerle todo lo que pudo, el gobierno le apartó de sus funciones. Exiliado en Bassam, en la costa marfileña, René comenzó a trabajar en una fábrica de cacao y se casó con una lugareña.
Lo último que sabemos es dejó la bici durante un tiempo para recuperarse tras un accidente contra una furgoneta y se decida a producir jabones que previenen contra el mosquito de la malaria. En una página de internet algunos de sus hijos le buscaban allá por el año 2000 y cuentan que ha seguido viviendo cerca de la capital de la Costa de Marfil. En 2016 protagonizó un documental de la serie Strip-Tease, titulado René l’africain.
Abdoul-Aziz Nkiéma (Ouaga, Burkina Faso, 1989; 33 años)
Toda su carrera ha girado en torno al Tour du Faso. Ganador de etapa en 2010 con apenas 22 años y 2º de la general en 2012, en 2013 logró subir a lo más alto del podio, pero posteriormente dio positivo por un inhalador nasal, Methylhexaneamina, en un control antidoping, por lo que se le anuló ese triunfo y estuvo 18 meses suspendido. Volvió en 2015 y siguió haciendo varios top10 y ganando una etapa en ese mismo año y otra en 2017. Es un ciclista muy valorado en su país y por más que he buscado, no encuentro información en la prensa local sobre su sanción por dopaje, de puertas adentro, en Burkina Faso, es como si no hubiese existido.
En los últimos años, por su experiencia, ha ejercido como «jefe de ruta» de la selección, hasta anunciar su retirada en septiembre de 2023, cuando todos creíamos que iba a correr su décimo Tour du Faso. Es uno de los pocos grandes ciclistas burkineses que se ha retirado más bien tarde, normalmente pocos siguen en activo después de los 30. En el documental alemán sobre el Tour du Faso 2011, en el que acabó 6º, habla sobre su sueño de fichar por un equipo europeo importante y cita como ejemplos al club francés Europcar de Voeckler y Rolland (pero también de los antillanos Kévin Réza y Yohann Gène) y el Marco Polo Cycling (un proyecto internacional que se llevó la general en el Tour du Faso en 2001 con Joost Legtenberg y en 2003 con Maarten Tjallingii).
Paul Daumont (Bangui, República Centroafricana, 1999; 24 años)
¿Quién es «el nuevo elegido»? Paul tiene 24 años recién cumplidos y hasta este Tour du Faso, había logrado dos campeonatos nacionales en ruta (2021 y 2023), dos etapas del Grand Prix Chantal Biya 2020 y dos etapas del Tour du Cameroun 2021. Desde 2018 ha estado becado y pasado temporadas en el World Cycling Centre de la UCI, tanto en Sudáfrica como en Suiza. Representó a Burkina Faso en los Juegos Olímpicos de Tokyo 2021, siendo parte durante cerca de 100 kilómetros de la primera escapada numerosa. En 2022, también probó brevemente en el equipo amateur francés Occitane Cyclisme Formation de Castelsarrasin (Division Nationale 1) y, ya en otoño, corrió el Tour de Irán y el Tour de Langkawi con el desaparecido equipo sudafricano Pro Touch de categoría UCI Continental.
Fue un 2022 con muchas oportunidades, pero resultados muy discretos, por debajo de lo que esperaba, así que Daumont tuvo que volver a competir solo con su selección y con su club local l’AS Bessel, de nuevo en un calendario muy limitado. Un paso atrás para él en su desarrollo, ¡una pena! La sensación es que su posibilidad de dar el salto a Europa a un equipo UCI continental se le ha podido escapar y no va a ser sencillo volver a tenerla. Su caso es atípico en el ciclismo burkinabé y también es complicado que el nuevo régimen de Traoré cree en él a un símbolo del «anti-neocolonialismo».
Con un nombre y apellidos más propio de cualquier compatriota de Asterix, a pesar de correr por Burkina Faso, Paul nació en Bangui, la capital de República Centroafricana, de donde es su madre, Evelyne, católica, y también tiene la doble nacionalidad gala por su padre, Xavier, de Vouziers, en las Árdenas, ya jubilado y dedicado al transporte y logística internacional en África desde 1994, sobre todo de algodón. Así, Paul creció en Camerún, Chad, Congo, Togo, Costa de Marfil.. hasta asentarse desde 2010 en el oeste de Burkina Faso, en la zona de Bobo-Dioulasso y Houndé.
Paul Daumont es un joven que ya tiene estudios universitarios especializados en gestión de empresas y comercio. Un ciclista que disfruta de la oportunidad de poder destacar y representar internacionalmente en campeonatos continentales, Mundiales (lleva 3) o en Juegos Olímpicos a un país, cuyo potencial deportivo no acaba de despegar, pese a que llevan décadas disfrutando del ciclismo. Ojalá nos equivoquemos y Daumont vuelva a tener una oportunidad en Europa más allá de otro equipo amateur, pero veo más probable que Paul «estire el chicle» de su popularidad alguna temporada más y luego se labre un futuro en otra profesión.
Maarten Tjallingii (Leeuwarden, Países Bajos, 1977; 46 años)
Es uno de los ganadores más ilustres de la general final del Tour du Faso. Lo logró en 2003, con el equipo Marco Polo Cycling que dirigían ciclistas como el neozelandés Nathan Dahlberg. Ya en 2001 Maarten ganó una etapa y fue 3º en la general. Tjallingii ganó en Burkina sin que este fuese su verdadero objetivo, fue sin duda una alegría, pero en 2003 estaba centrado en poder participar en los Juegos Olímpicos de Atenas del año siguiente en otra disciplina, en bicicleta de montaña.
Lamentablemente, no logró clasificarse. Estoy convencido de que sus triunfos en el Tour du Faso le animaron a dar el salto al ciclismo en carretera. La oportunidad en un equipo profesional de carretera le llegó tarde, en 2006, con 29 años, pero le daría margen para prolongar su carrera hasta 2016 y, por el camino, ser 3º en la Paris-Roubaix 2011 con el maillot de Rabobank. Lo que no todo el mundo sabe es que este holandés de padre finlandés pasó parte de su infancia, hasta los 13 años, en África, en Maputo, capital del país en el que, según el chiste, más mujeres en bici verás (Moza’m-bike, perdón, Mozambique). Ya retirado del profesionalismo, le hemos visto en la Cape Epic. Para Maarten, el Tour du Faso supuso sin duda una etapa más por su continente favorito.
Youcef Reguigui (Argel, Argelia, 1990; 33 años)
Reguigui es el único ciclista argelino que ha llegado a un equipo de la máxima categoría, un World Team, el Team Dimension Data en el que estuvo entre 2013 y 2017. Reguigui solo disputó una edición del Tour du Faso, en 2011, pero le incluyo en esta selección por lo que simboliza. En el documental alemán de esa edición, vemos a Youcef en varios momentos importantes. Tanto los ciclistas burkineses como los alemanes destacan la arrogancia y malas prácticas de la selección de Argelia, que incluye varios ciclistas que, como Reguigui, corren en un equipo UCI continental, Groupemente Sportif Petrolier Algerie.
Reguigui ganó una etapa, pero fue sancionado en otras dos por cerrar y poner en peligro a sus rivales. Los ciclistas del norte de África (Argelia, Marruecos, Egipto y Libia, sobre todo) han representado tradicionalmente en el Tour du Faso un papel de desagradable enemigo común de burkineses y europeos. La carrera deportiva de Reguigui ha sido larga y muy interesante: desde 2019, corre en el Terengganu Polygon, un equipo UCI continental malayo que destaca en Asia.
René «le Congolais»
La historia de René la cuenta el director belga Herman Beysens en una entrevista: «René era un congoleño muy pobre que tenía muchas ganas de participar en el Tour du Faso, pero no tenía dinero para comprar un billete de avión. Recorrió en solitario 5.000 kilómetros en bicicleta para poder estar en la salida. recorrió unos 5.000 km en bicicleta para poder aparecer en la salida. Tardó más de tres meses para lograrlo. ¿Y a quién se le rompió el manillar de la bicicleta en la segunda etapa? Sí, a René.
Sin embargo, aun así, pudo llegar a meta: con las dos manos sujetó el manillar roto sobre la potencia durante 140 kilómetros. Por suerte, las carreteras en Burkina Faso son siempre rectas, porque René no habría podido tomar una curva. Por la noche, el equipo belga le regalamos a René un manillar nuevo. Estaba muy feliz, pero su miseria aún no había terminado.
En la siguiente etapa, René se cayó a toda velocidad: perdió un diente, destrozó el culotte, se raspó la frente… Sin embargo, al día siguiente, estaba en la salida. Como siempre, sus dientes relucientes, los que le quedaban, brillaban como perlas en su rostro. Aunque no teníamos claro si se estaba riendo o era un gesto por el dolor que sentía.» Hemos buscado en las listas de participantes en el Tour du Faso y no encontramos a ningún René, aunque no tenemos las listas completas de algunas ediciones.
Posiblemente René no se llamaba René, el ciclista que más nos cuadra con lo que nos describe Beysens es el congolés Ludovic Kabamba, que participó en 2016 y 2017. En cualquier caso, ya fuera René o Ludovic, esta historia es un ejemplo de las dificultades y penurias de muchos de los países habituales en el Tour du Faso (Mali, Costa de Marfil, Benin, Camerún…), con bicicletas «defasadas», con una alimentación escasa… pero con una gran ilusión por hacerlo bien y representar a su país en la prueba.
Jean-Jacques Loup (Montmagny, Suiza, 1945; 78 años).
Conocido como director deportivo de equipos ciclistas importantes, sobre todo en el Post Swiss Team y en los inicios del Phonak suizo, como hombre de confianza del dueño del equipo, Andy Rihs, aunque se desvinculó de este equipo en 2002, antes de que surgieran los múltiples positivos por dopaje. Ahí vivió un gran dilema moral: continuar como mánager en un equipo que aspiraba a derrocar a Lance Armstrong con sus mismas armas o volver al ciclismo más modesto. Eligió lo segundo. Loup ha estado ligado con el Tour du Faso desde la primera edición, desde la moto de asistencia de Mavic. Sobre todo, ha dirigido equipos amateur europeos, entre otros el «Meubles Descartes» de Suiza. Su pasión por África viene de largo. Empezó en el motocrós y en 1983 disputó el primero de sus cuatro Paris-Dakar en una KTM.
Loup montó una tienda de material deportivo en Payerne, Loup Sport, que funcionó hasta que se jubiló en 2015. Impulsó equipos amateur en Suiza de los que salieron ciclistas como Zülle o Dufaux. También puso en marcha en 2010 el equipo de Camerún, patrocinado por la Société nationale des hydrocarbures (SNH). En 2021, «J.J.» volvió a Burkina para dirigir al club Team KIBAG-OBOR-CKT suizo y lograron la general final con el ciclista alemán Daniel Bichlmann, deshollinador de profesión, por cierto.
Le incluyo en esta selección de protagonistas porque en las entrevistas suyas que he leído, habla muy claro sobre el papel de los equipos amateur europeos en el Tour du Faso: «Sería un gran error venir a África pensando que tienes una clara ventaja como europeo. Aquí el ciclismo existe a veces desde hace tres generaciones, algunos países trabajan al máximo para desarrollar a sus talentos. Venimos a África para hacer nuestra carrera, pero también para poner en valor a los ciclistas africanos.«
Herman Beysens (Essen, Amberes, Bélgica, 1950; 73 años).
Le «Burkinabelge.» Fue ciclista profesional (1971-1981) en equipos como Molteni, Flandria o Splendor, llegando a ser gregario tanto de Eddy Merckx como de Freddy Maertens. Cuando se retiró, abrió una freiduría de patatas en su pueblo, Waasmunster, junto a su mujer. La vida le cambió cuando otro ciclista, Marc Laureys, le propuso ir como director deportivo a Burkina Faso en 1996. Ahora es más habitual que a los ex-ciclistas les dé por competir en gravel, pero en el año 2000 Herman cumplió el absurdo reto – ahora se arrepiente – de disputar el Tour du Faso, cuando cumplió justo 50 años. ¡Crisis de la mediana edad! Además de bastantes etapas, los flamencos de Beysens ganaron la general final en 2006 (David Verdonck) y 2008 (Guy Smet), en esos años con la empresa de ventanas Aliplast en el maillot, como si fueran una especie de «Deceuninck de Hacendado.»
En 2023 Herman cumple 20 ediciones participando en el Tour du Faso, con algunos parones, como cuando en 2012 murió Gunter Cuylits, uno de sus ciclistas, con 38 años por un infarto después de la última etapa, ya en el hotel y le tocó repatriar el cadáver. Es la experiencia más dura que ha vivido. En la edición de 2023, además de mantener a veteranos como Smet (51 años), otro de sus ciclistas, Wannes Heylen, es médico-cardiólogo residente, no creo que sea casualidad. El calor y la escasez de agua le hicieron crear un proyecto solidario junto a otros ciclistas belgas: durante años se volcaron en recaudar fondos para crear y mantener pozos en Burkina Faso.
En alguna de sus entrevistas, Beysens recuerda que no siempre fue «un buen chico.» En 2001, uno de sus ciclistas, Eric Van Eekelen, estaba a punto de desmayarse por el calor: lo subió al coche del equipo y dieron el cambiazo por el mecánico, Berre van Mechelen, de 50 años, durante 30 kilómetros, hasta que Eric se recuperó y, más fresco, quedó 3º en ese día, ¡hasta subió al podio! No era el único que hacía trampas, reconoce que era habitual que los ciclistas burkineses fueran remolcados por el propio coche del director de carrera para cerrar huecos de escapadas peligrosas, como hicieron para que Rasmané Ouéadrogo ganase la edición de 2012.
También recuerda cómo su equipo, el Flandes, aprovechaba las tormentas para atacar, porque los ciclistas de algunas selecciones, como la de Bénin, tenían auténtico pánico a correr con ese tiempo. Aprendió a base de golpes que no siempre es bueno «jugar a ser dios», «al buen colono» en África. Dejó dinero a Tapsoba, un campeón nacional burkinabè, para que montase un negocio y este, al cabo de dos semanas, le llamó pidiendo más dinero porque decía que su mujer y sus hijos habían enfermado de malaria y necesitaba 150 euros comprar medicamentos.
Herman se enteró por otros conocidos de que el ciclista había gastado todo el dinero en fiestas y en comprar otra mujer, así que no le mandó nada; una semana después, sus conocidos en Burkina le pidieron 200 euros para pagar los ataúdes de esa familia. Aun así, Buysens vuelve en cuanto puede a Burkina Faso, él lo llama el «enamoramiento africano» (Afrikagevoel en neerlandés): cuando aterrizas en África, algo cambia en ti para siempre y necesitas regresar.
Dejamos para la tercera y última parte de esta serie a uno de mis protagonistas preferidos del Tour du Faso: el “Durango Kid” original, mucho años antes que Sepp Kuss. Por supuesto, me refiero al gran Hamado Pafadnam.
Fotos: Tour du Faso, Federación Burkina, La Gazzetta dello Sport
Touriste-routier interesado por la historia y el salseo en bicicleta. Seguidor del ciclismo más modesto, global, diferente y, muchas veces, bizarro. Mis «grandes vueltas» cada año son el Tour du Rwanda y el Tour de Langkawi. Orgulloso colaborador en High Cycling y ahora de Le Puncheur. En redes soy «Viktor Frankenaerts» o @cyclinggeo