Vuelta al Táchira y Gravel & Tar: ¿sobrevivirá el ciclismo no televisado?

Australia, Nueva Zelanda, Venezuela, España… Hemos tenido un intenso fin de semana de ciclismo como pistoletazo de salida de 2024. Muchas imágenes que nos quedan de una temporada que comienza a escribirse, también en las páginas de «Le Puncheur». Jonathan Caicedo gana la Vuelta al Táchira y Josh Burnett la Gravel & Tar, en Venezuela y en Nueva Zelanda respectivamente.

En Venezuela, el ecuatoriano Jonathan Caicedo (30 años, Forte Petrolike – Androni Giocattoli), el «Venado del Páramo» o «El cubanito» (nacido en Santa Martha de Cuba, Carchi), se proclamó ganador de la 59ª edición de la Vuelta al Táchira (UCI 2.2.), en Venezuela. La última etapa, como es habitual, acabó en el velódromo de la capital, San Cristóbal, una ciudad que está en plenas fiestas, en la Feria Internacional de San Sebastián. Caicedo, ganador en el Etna durante el pandémico Giro de Italia 2020 con el maillot de Education First, debutaba con su nuevo equipo, con licencia UCI continental mexicana y en el que ejerce como ”team manager” el veterano Gianni Savio, un hombre muy ligado a Venezuela y que en su día dio la oportunidad en Europa a ciclistas como Leonardo «el Tigre de Mamporal” Sierra y José «el Cóndor» Rujano, entre otros.

Especialista en fugas más que un escalador puro, Caicedo consiguió el liderato tras ganar la cuarta etapa con final en Mérida y lo mantuvo con un escaso margen de medio minuto hasta la octava etapa final, tras resistir en los célebres finales en alto en La Grita y Cerro del Cristo, gracias también al trabajo de sus compañeros, el mexicano Edgar «Chucky» Cadena y del colombiano Diego Andrés Camargo, también ex-EF. Caicedo es el primer ecuatoriano que gana el «Giro Andino» o «Grande de América» y el segundo extranjero en los últimos veinte años.

En Nueva Zelanda, en torno a Ashurst y Palmerston North, en la región de Manawatū-Whanganui, en el sur de North Island, el ciclista local Josh Burnett (23 años, MitoQ-NZ Cycling Project) ganó la Gravel and Tar Classic (UCI 1.2.). Se trata de una prueba de un día y 140 kilómetros, que combina desde 2016 asfalto («tar») con duros tramos sin asfaltar con gravilla («gravel» o “sterrato” en italiano). La prueba incluye habitualmente entre cinco y ocho sectores de polvorientos (siete este año, cuatro en ascenso y tres en descenso). Se trata de una zona rural al pie de los Montes Ruahine (Ruahine Range).

El reducido pelotón de 52 participantes se seleccionó muy pronto, en el primer tramo de «gravel», antes del kilómetro 16, con un corte en el que entraron Ben Oliver (EVO Cycles, campeón en 2023), Boris Clark y Aaron Gate (NZ National Team, 2021), Craig Oliver y Jsoh Burnett (MitoQ-NZ Cycling Project), Tali Lane Walsh y Max Campbell (CCACHE-Par Küp de Australia), Mitchell McGovern (Criterion Racing) y Glenn Haden (Couplands Booths Group). Tras los pinchazos de Oliver y Gate (6º al final), Burnett, Clark y Walsh hicieron un hueco ya definitivo sobre el resto y Josh se adelantó a ambos para llevarse el triunfo en Wyndham Street. El segundo clasificado, Boris Clark no aparecía entre los preinscritos iniciales y sustituyó a George Jackson, que se recupera de su caída en la New Zealand Cycle Classic de la semana anterior. Solamente 18 ciclistas finalizaron la Gravel & Tar 2024.

Para mí, tanto la Vuelta al Táchira como la Gravel & Tar son dos pruebas espectaculares del calendario e intento cada año seguirlas. Respecto a la grandeza de la Vuelta al Táchira, recuerdo lo que me contaba para High Cycling hace un año Edgar Nohales Nieto, más conocido como Eddy Nieto, ciclista vallisoletano afincado en Filipinas, que corrió la Vuelta al Táchira en 2013 y 2014: “Táchira es una de las carreras más espectaculares por ambiente, una de las que ves con más gente y aficionados.

En ese sentido, de las que yo he corrido, en pocas he visto un ambiente similar; quizá solo cerca, y no sé si tanto, en Indonesia, en el Tour de Singkarak y en el Tour de Ijen. No es que haya gente, es que es exagerado el número de personas que hay en la carretera animando. Es difícil hasta de describir. El ambiente en carrera no es muy diferente seguramente, salvando las distancias, al del Tour de Flandes o alguna etapa del Tour de Francia.

La primera edición de la Vuelta al Táchira se disputó en 1966, con la primera victoria para Martín Emilio “Cochise” Rodríguez, quien inició la racha para Colombia, seguida por el propio Cochise (1968 y 1971), su rival Álvaro Pachón (1969, 1970 y 1974), José Patrocinio Jiménez (1977), Ángel Yesid Camargo (1991) o Hernán Buenahora (2007), entre otros. 18 victorias en total para el país vecino de los “escarabajos”, incluidas las 7 primeras en las que se disputó. En los años 70 y 80 comenzó la presencia de selecciones de la Unión Soviética y lograron varios podios y la victoria final con Ramazan Galaletdinov (1982) y con Viacheslav Ekimov (1988).

Antes de ellos y del «Venado» Caicedo (2024), solo ha habido otros dos ganadores extranjeros en Táchira, el cubano Eduardo Alonso (1986) y el costarricense Joseph Chavarría (2016). Pese al dominio colombiano inicial, Venezuela ha terminado por acumular a 35 de los 57 ganadores finales, entre ellos José Rujano (2004, 2005, 2010 y 2015), Manuel Medina (2006, 2008 y 2011), Roniel Campos (2020, 2021 y 2022), José Alarcón (2023), Fernando Fontes (1975 y 1976), Noel Vásquez (2000 y 2001), Carlos Alberto Maya (1995) y Leonardo Sierra (1993). Solo un español ha alcanzado el podio, el manchego Óscar Sevilla, 2º en 2021.

En cuanto a la Gravel & Tar Classic, el ganador de 2024, Josh Burnett, valoraba así su triunfo: «Todos los corredores, tanto neozelandeses como australianos, la consideran una carrera muy dura, por lo que estoy muy feliz de tener mi nombre en el palmarés junto a algunas de las leyendas de este deporte.» No le falta razón a Burnett: en ocho ediciones han logrado ganar la prueba profesionales destacados como Aaron Gate, Luke Mudgway, Hayden McCormick o Robert Stannard. Personalmente, lo que me acabó de atraer hace unos años de esta prueba fueron algunos resúmenes a vista de dron y motos de carrera que encontré de ediciones anteriores.

Sin embargo, en 2024 no hemos podido ver demasiadas imágenes en directo ni resúmenes que las incluyan ni desde Venezuela ni desde Nueva Zelanda. En el caso del Táchira, sí ha habido, como cada año, un gran seguimiento a través de emisoras de radio del país y hemos visto algunas imágenes de cámara fija en línea de meta, pero hemos tenido que estar al tanto de cómo iba la carrera a través de los que otros nos contaban. En cuanto a la Gravel & Tar, prácticamente dos días ha tardado en estar accesible la crónica que ha elaborado la federación ciclista neozelandesa.

Mientras tanto, sí hemos tenido, por supuesto, imágenes en directo de gran calidad en «streaming» del Tour Down Under 2.UWT de Australia y, de bastante menor calidad pero también en abierto, de las dos clásicas 1.1. de Comunitat Valenciana, tanto de la Clàssica Comunitat Valenciana 1969-Gran Premi València como de la Ruta de la Cerámica – Gran Premio Castellón. En el caso de la prueba del World Tour, hemos «disfrutado» de muchos (y aburridos) kilómetros de conexión con poca actividad salvo el último arreón de cada etapa. Las dos pruebas españolas, por su parte, nos han mostrado igualmente al nuevo pelotón 2024 durante bastantes minutos hasta el desenlace al sprint.

Podría hacer sin ningún problema una buena crónica de estas competiciones volviendo a ver las imágenes de cualquiera de ellas. Sin embargo, mi intención era traeros una crónica de Táchira y otra de Gravel & Tar, precisamente porque pocos medios en español van a hacerlo de manera exhaustiva. De hecho, ya tenía mi crónica del Táchira preparada para enviarla a publicar, cuando me he dado cuenta de que casi todo lo que contaba en ella no era más que una recopilación de lo que he leído a través de otros medios… sin aportaros nada más “de primera mano”, simplemente corroborando los resultados que podríais revisar en las páginas habituales para ello, con la sensación personal de estar tomándoos el pelo durante muchos párrafos.

Hemos “parado rotativas» para lanzaros la pregunta que encabeza este artículo, de la que derivan otras también relacionadas. ¿Hay sitio aún en el ciclismo actual para carreras en las que los aficionados no dispongamos de imágenes en directo o buenos resúmenes audiovisuales en diferido? ¿Compensa la potencial visibilidad a los patrocinadores en estas carreras que no tienen esos medios audiovisuales ni «streaming»? ¿Tiene sentido que los organizadores de muchas pruebas UCI hagan un esfuerzo escaso en promocionar y difundir lo que ocurre en sus pruebas? En un mundo de plataformas televisivas audiovisuales tan potentes, ¿hay sitio para competiciones ciclistas que solo podemos seguir a través de crónicas radiofónicas o escritas, como las de la Vuelta al Táchira o la Gravel & Tar?

Como muchos aficionados veteranos, soy de los que sabe lo que es seguir ciclismo por la radio y en periódicos y revistas. Además, como aficionado a un ciclismo global y a pruebas pintorescas de todo el mundo que pocos seguimos, muchas veces me encuentro que los propios organizadores invierten poco dinero y esfuerzo (por falta de visión o de presupuesto) para facilitarnos una información mínima previa ni del seguimiento de bastantes carreras. Sinceramente creo que, antes o después, este ciclismo va a morir o quedará en el ámbito local, fuera del «paraguas de las pruebas UCI.» En el fondo, es lo que están viviendo pruebas como las que menciono. El año pasado otra de las pruebas habituales del principio de temporada ciclista, la Challenge de Mallorca, supo rectificar y volver a las imágenes en directo en sus trofeos.

La Vuelta al Táchira pudo ser sin duda en su día la «Grande de América» (con permiso quizá de la Vuelta a Colombia), pero desde hace años, la participación internacional es bastante escasa tanto en número de equipos como en nivel de los rivales. Los equipos de Gianni Savio son de los pocos que se han mantenido fieles al «Giro Andino” y ni siquiera acuden los mejores equipos y ciclistas del vecino Colombia.

La opinión en Venezuela se divide entre quienes resaltan la importancia de que un ciclista que ha competido en el World Tour como Caicedo se haya llevado esta edición («una victoria histórica» o «un triunfo de prestigio» titulan los diarios nacionales) y quienes al parecer, para vergüenza ajena, abuchearon a Caicedo en el circuito de San Cristóbal. El ciclista del Carchi declaraba: “La verdad estoy muy contento con esta victoria, ha sido un bonito triunfo, pero creo que no están muy a gustos con esta hazaña aquí en Venezuela. Me voy dolido, no escuché muy buenos comentarios de la gente y eso duele bastante porque uno es un profesional en eso

En los últimos años, se ha realzado seguramente en exceso la figura de los ganadores locales como Roniel Campos (2020, 2021 y 2022), José Alarcón (2023) o Jimmi Briceño (2012, 2019), ya que, por unos motivos o por otros, ninguno de ellos ha logrado destacar fuera del país. José Gregorio Freites, coordinador general de la Vuelta, y Freddy Bernal, Gobernador del Estado del Táchira, prometen de cara a la edición 2024 regresar al formato habitual de al menos 10 etapas e invitar a selecciones de países como China o Rusia (quizá no están al tanto de la sanciones UCI todavía vigentes para estos últimos).

Sin embargo, quienes aman (amamos) esta prueba realmente disfrutaríamos con una mínima cobertura audiovisual que nos permita ver – en directo o en diferido, eso no es lo más importante – cómo se desarrolla la carrera en lugares espectaculares como La Grita, el Cerro del Cristo o la Casa del Padre. No disponer de estas imágenes nos hace dudar sobre la “grandeza de la Grande”, sospechar de la falta de medios o del poco interés en que internacionalmente veamos los enormes y peligrosos «huecos» que siguen caracterizando a muchas de las carreteras.

Apenas hemos podido ver algunos finales en directo, como el del velódromo de San Cristóbal. A veces el “streaming” es un arma potencialmente peligrosa. Hace menos de un año, el 4 de marzo de 2023, el ciclista venezolano Edwin Torres (26 años) batió el récord nacional de la hora con un registro de 47 km y 834 metros precisamente en el velódromo José de Jesús Mora Figueroa de San Cristóbal. El récord anterior lo ostentaba desde 1986 el desaparecido Justo Galaviz, con 45 km y 412 metros en la misma pista.

Los diarios locales destacaron entonces el éxito de Edwin y la épica de conseguirlo en un velódromo muy deteriorado, con baches, lejos de su esplendor del Mundial de 1977, que ni siquiera contaba con alumbrado, lo que provocó que Edwin lograra su récord acompañado en los últimos 25 minutos por la iluminación de varios coches y de los teléfonos móviles de los pocos asistentes a la gesta. No queremos restar mérito al esfuerzo de Torres, pero sí poner su marca en contexto. Pese a utilizar una bicicleta de última generación (una BMC de menos de 8 kg de peso propiedad de la Federación Venezolana de Ciclismo), el registro es inferior al de Ferdinand Bracke en Roma en 1967 (48,093 km) o al récord de la hora femenino de Ellen van Dijk en Grenchen en 2022 (49,254 km).

El “streaming” en directo ya no está disponible (solo podemos ver un pequeño resumen), quizá porque no hizo más que mostrar la más que probable decadencia de este deporte en un país que tanto ama el ciclismo y que alcanzó su culmen albergando el mundial de 1977, el que ganó el italiano Franceso Moser por delante del alemán Dietrich Thurau en el circuito de San Cristóbal. Lamentablemente, hoy por hoy, encontramos en internet mejores imágenes de aquel mundial de 1977 que de la Vuelta al Táchira 2024.

En cuanto a la Gravel & Tar de Nueva Zelanda, el recorrido lo tiene todo para convertirse en una prueba única, como una «hermana pequeña» en pretemporada de las posteriores Clásica de Jaén-Paraiso Interior, Rutland-Melton CiCLE Classic, Strade Bianche o la Tro Bro Leon. De hecho, si yo tuviera dinero para ello, me lanzaría a crear una «Copa del Mundo» de las que todas podrían formar parte, con un potente calendario de carreras de ciclismo en carretera con espectaculares tramos de «sterrato» pero con predominio de kilómetros de asfalto.

Más allá de sueños difíciles de ver en la realidad, mi perspectiva en ambos casos es, como intuiréis, bastante pesimista. Aunque yo también haya disfrutado siguiendo el ciclismo de crónicas escritas y radiofónicas, creo que las competiciones de ciclismo sin señal audiovisual no conectan con el “aficionado promedio actual” y están condenadas a desaparecer del calendario internacional.

Fotos: Vuelta al Táchira / Gravel & Tar