Así es el primer Movistar post Van Vleuten

De sucesiones y herencias en casa de los Unzué deben saber ya bastante como para intentar desterrar viejos espejismos o fallos del pasado. Difícil es que la etiqueta de heredera no resulte un lastre que limite el vuelo de las siguientes generaciones. Movistar con su bagaje puede tomar lección de sus experiencias previas y evitar una herencia a toda costa. En el año cero después de Miek ninguna corredora debería tratar de ser Annemiek van Vleuten, tampoco ser Gigante. Dos lecciones que no solo deben inculcarse de puertas para dentro sino también de puertas para fuera.

Sin duda a quien debemos quitarle la dichosa etiqueta del maillot antes de que suponga una sangría es a la alemana Lianne Lippert, de quien en su llegada a Movistar en 2022, junto a Floortje Mackaij, demasiado se habló y escribió de lo que mucho que podría aprender de van Vleuten para dar el salto desde las clásicas hasta convertirse en una ciclista total – como en su día hizo Miek -. No sabemos si en sus capitulaciones la neerlandesa le entregó las claves de Gregorio Samsa o no, pero aunque así fuera no debemos pedirle a la germana que sea Miek. Lippert es una de las mejores clasicómanas y corredoras de un día, capaz de orquestar el movimiento decisivo y definitivo en casi cualquiera de las pruebas de un día del calendario.

Ya hemos repetido que van Vleuten en su día lo fue. Después se elevó aún más. Lippert, aunque, quiera y pudiera, no debería caer en la tentación de tratar de ser Miek – y menos este año -. Debe desterrar ese mal, ese estímulo negativo y seguir siendo ella misma, seguir marcándose su propio camino. Su progresión, el camino o la hoja de ruta que haya trazado junto a sus preparadores. Una fisura o fractura por estrés ha dinamitado de inicio su pretemporada. ¿Problema u oportunidad? La ciclista y el equipo quizás debieran encajar la lesión como una oportunidad más que justificada para sacrificar el comienzo de la temporada.

Estamos en un año olímpico, el calendario lo siente. Demasiado en forma al principio, no suele ser un buen presagio para el verano. Bien es sabido que quien gana la Omloop Het Nieuwsblad naufraga después en la parte clave de la temporada o al menos en la prueba en línea de los Juegos Olímpicos.Sacrificar y no precipitarse para rendir bien desde el final de la primavera hasta los Juegos Olímpicos y Tour de France des Femmes debiera ser el objetivo.

El año pasado Lippert se adaptó bien en la escuadra telefónica. Cierto es que en DSM, en las pruebas por etapas – principalmente las que contaban con montaña o media montaña – la francesa Juliette Labous solía asumir el papel de líder principal, pero apenas se sintió el estar supeditada en algunas jornadas o momentos a la superestrella de Miek. Aunque según nos contaba Sebastián Unzúe, en Movistar tienen «confianza absoluta» en la alemana como una gran favorita para las grandes vueltas. La lectura que hacen del Tour es la de un test alterado o adulterado por la caída que sufrió en el comienzo de la etapa reina de la carrera, con final en el Tourmalet.

Y a nuestro parecer, ¿qué podemos esperar de Lippert en 2024? No esperamos verla despuntar y destacar en OHN o Strade, más bien más avanzada la primavera y al final con Flandes y en las clásicas «ardeneras». La lesión durante la pretemporada y el hecho de que estemos en un año olímpico marcado por JJ. OO.  y Tour en agosto, nos invita a pensar que no tratará de precipitar su preparación. No esperamos que la alemana gaste balas en el Giro, siguiendo la tendencia en los años olímpicos de muchas ciclistas, preparadores y equipos. Más aun cuando suponemos que desde Movistar tratarán de aprovechar el a priori tardío estado de forma para volver a testar sus prestaciones en las vueltas por etapas del mes de mayo español.

Suenan cencerros de vaca de cara a La Vuelta. De confirmarse un final de etapa en el Angliru no esperamos ver a la ciclista de Movistar peleando la victoria. Tampoco si la Vuelta a Burgos reeditase su ya habitual final en las Lagunas de Neila. Nos parece un poco precipitado. Si que esperamos verla como una líder sólida en las restantes jornadas intermitentes buscando la gloria y en generales de pruebas por etapas con media montaña como en la Itzulia. El principal hueco que deja la retirada de Miek es de cara a las jornadas de montaña, pruebas por etapas con montaña y grandes vueltas. En este ámbito, Movistar se ha reforzado con dos corredoras, a veces, un tanto tapadas o infravaloradas, la canadiense Olivia Baril y la británica Claire Steels.

Dos corredoras que guardan ciertas semejanzas. Residentes en España y que han rendido generalmente bien en territorio español, habiéndose impuesto ambas en pruebas de un día del calendario internacional español. Generalmente sus mejores prestaciones llegan cuando la pendiente de la carretera se inclina sensiblemente. Steels, nueva ciclista de carrera nada ortodoxa para Movistar – después de Mavi García, Lorena Llamas y Annemiek van Vleuten -, se antoja como una baza del equipo para las pruebas de un día y por etapas más montañosas y un apoyo para Lippert en las clásicas italianas y ardeneras.

Baril se antoja como una opción mas fiable aun de cara a las pruebas por etapas montañosas y de un día de su país de residencia, donde parece competir muy agusto – recientemente ya estrenó su casillero con Movistar en Almería -. Será interesante ver si persigue y consigue dar un salto de calidad también en las clásicas ardeneras o italianas. En cuanto a vueltas grandes, además de La Vuelta, probablemente lo más sensato o equilibrado sería que se decantasen por afinar su punto de forma de cara al Giro y afrontar la general como test de presente y de futuro, más si cabe en un año olímpico.

El Giro adeuda a Baril. Cuando parecía que iba a terminar de eclosionar como líder del Valcar-PBM, en 2022, una caída en la tercera jornada de la ronda italiana sesgó su progresión. Bien cierto es que gracias a eso descubrimos – y también se descubrió a sí misma – a Silvia Persico como la ciclista casi total que es. Pero por aquel entonces era la canadiense quien parecía ambicionaba a pelear por las generales de las grandes vueltas. Puede que 2024 sea el año en que cobre su deuda.

Junto al dúo de recién llegadas se sitúa una tercera en concordia, Paula Patiño. La colombiana es la única, junto a Bianic, que ha acompañado a van Vleuten en todas las grandes vueltas que ha ganado y en todas las que ha disputado con Movistar. Colombia es su territorio fetiche, más ahora que se ha proclamado campeona nacional. Todavía esperamos ver la confirmación, en forma de victoria, de esta ciclista en el calendario europeo. Quizás fue una de las más afectadas a nivel individual con la llegada de van Vleuten. Quizás, en su perfil o curva de potencia. le falta un poco de rush en intervalos cortos, quizás sus mejores prestaciones las haya brindado como gregaria. Este 2024 se aventura clave para decidir el rol de la colombiana en años venideros.

Parece difícil que se convierta en una rematadora o dominadora, pero con consistencia y si logra desplazar su curva de potencia en esfuerzos cortos podría dejar atrás el rol de gregaria que tan bien ha ejecutado estos últimos años. No depende solo de ello, sino también de cómo se desenvuelven los fichajes de la Commonwealth. El potencial para las jornadas de montaña del equipo Movistar mengua respecto a 2023, pero la transición parece acertada. Se antoja más difícil pelear por la general del Tour. Pero con este trío gozarán de oportunidades en numerosas pruebas de un día y por etapas.

Movistar arrancó su andadura en el ciclismo femenino tardíamente en 2018. Este año ha dicho adiós a tres de sus pioneras: Alicia González, Gloria Rodríguez y Lourdes Oyarbide. Decía Unzúe que «es duro, pero es ley de vida. Los ciclos de todo el mundo terminan». Aude Bianic es la única pionera que aún continúa en el equipo. Cuando las barbas de tus vecinos veas pelar… Aunque Bianic termina contrato en 2024, no parece que su ciclo termine. La francesa ha sido, junto a Patiño, la única corredora que ha acompañado a van Vleuten en todas las grandes vueltas que ha disputado en Movistar.

Aunque la francesa fue la primera en lograr una victoria internacional para Movistar, se antoja complicado que recupere el peso o goce de oportunidades individuales después de haberse asentado como una de las gregarias de mayor confianza del equipo. De cara a las llegadas masivas o en grupos muy numerosos dos son las bazas principales del equipo. No serán, a priori, las máximas favoritas al triunfo, pero se antojan candidatas tanto en volatas puras como en llegadas de semi clásicas y clásicas del norte. Movistar no cuenta ni con una velocista pura, ni con un tren entrenado milimétricamente para ello. ¿Cambiará su forma de planificar y preparar las llegadas en grupo?

La danesa Emma Norsgaard Bjerg es la baza más clara para algunas jornadas de volata y para las clásicas con menos cotas. Pero con más pelea por la posición y tensión, ya sea por el viento, adoquines o pasos estrechos y giros. Con la lesión de Lippert la danesa es la baza más clara para temporada de clásicas o al menos para su primera parte y Roubaix. El año pasado una fractura de clavícula en Strade Bianche recién comenzada su temporada le privó de dar lo mejor de sí a finales de marzo y abril. A pesar de que la danesa ha conseguido más de media decena de victorias – incluida la sexta jornada del pasado Tour -. Desde que firmase por el equipo español, en el imaginario queda la sensación de que varias desventuras y lesiones le han pedido dar mayores réditos al equipo.

Junto a Norsgaard Bjerg la cubana Arlenis Sierra Cañadillas es la otra gran baza en las jornadas con final en esprint y en las semiclásicas  que requieren un poco más de punch. A pesar de que 2023 no ha sido su mejor año en el equipo, ya demostró su buena capacidad y actitud para trabajar en pos de una líder. También para rascar en cada una de las oportunidades que se le aparecen. Imaginamos que 2024 será un poco diferente para ella. Sin Annemiek gozará de algunos días a mayores con oportunidades para sí misma en el calendario. Después de un comienzo temprano de la temporada en el que se ha quedado cerca del triunfo en Mallorca. Y con la lesión de Lippert, imaginamos que la cubana jugará un papel importante para el equipo en las clásicas y semiclasicas del “comienzo de la temporada”.

En Cittiglio descubrimos que se puede alzar los brazos de felicidad sabiendo que has sido segunda en una prueba de un día del World Tour. ¿Volveremos a ver a Sierra alzar los brazos en el Trofeo Alfredo Binda, pero en lo más alto del podio? Parece una de las carreras que más se asemeja a sus condiciones. Más si cabe en este año en que, tras la salida de Miek -. Aunque no tuviera un perfil o aptitudes similares a la cubana – y con la lesión de Lippert, es posible con un mayor apoyo del equipo en un primer bloque de la temporada en el que acostumbrada a rendir bien. Desligamos de esa categoría de velocistas a la neerlandesa Mackaij, a pesar de ser conocida una buena punta de velocidad en las llegadas. Pero la incluimos en nuestra categoría fetiche, les puncheurs.

Su llegada junto a Lippert sonó como un golpe en la mesa por parte de Movistar. A pesar de reencontrarse con la victoria en Valencia en su primera jornada con el maillot azul su temporada. Tras un inicio prometedor, ha ido de más a menos dejando un ligero aroma de decepción. Igual que a Sierra la baja de Miek y el previsible amanecer tardío de Lippert se antojan como una oportunidad para reencontrarse con su buen inicio telefónico. Esperemos que la rizosa neerlandesa no lo sienta esto como una reválida que pese demasiado en su conciencia.

Siguiendo con el brilli brilli, nos toca hablar de dos punchuers más veteranas en el equipo como Sheyla Gutierrez y Jelena Eric. Parafraseando al mandamás de Movistar diremos que «Sheyla tiene una historia increíble». No solo por las puertas en el camino que ha ido abriendo sino por las piedras que se ha ido encontrando en este. Hace ya más de dos lustros que la «leona jipi» supuestamente inquirió al mayor de los Unzue por qué no organizaba un equipo femenino. Más de uno desde que Alison Tetrick le cortase la coleta a la leona.

Sheyla Gutiérrez quizás no ha cambiado tanto. Sino que quizás nos ha mostrado o hemos comenzado a ver un todo más completo y complejo. De joven nos parecía la bandarra, joven, comprometida y osada capaz de cumplir con las expectativas y lo que reclamaba. En la madurez la hemos visto desentenderse de los objetivos individuales y dedicarse desinteresadamente al colectivo. Y eso también reconforta. Que una persona ganadora como ella sea capaz de poner el acerbo común por delante es cuanto menos ejemplar.

Imaginamos que, aunque la riojana ya ha mostrado que no se le caen los anillos, pendientes o la coleta por trabajar para otras. En 2024 contará con algunos días más de libertad. Deseamos volver a verla alzando los brazos. Y recordando a su amigo Arturo Grávalos – de lo que ya se quedó muy cerca en Aranda de Duero al día siguiente de la defunción de su amigo –. La última corredora que decidimos categorizar como tal es a la serbia Jelena Eric. Afincada en la Comunidad Valenciana desde hace muchos años, Eric quizás tampoco sea la ciclista más ortodoxa del equipo. 2023, a pesar de su victoria parcial en el Baloise Ladies Tour, no fue un buen año para Eric.

Su temporada arrancó tardíamente por lesión y su calendario se resintió. En 2024 no esperamos que la Eric de un salto abismal. Más sí que recupere lo mostrado en años previos en que fue una habitual de vueltas por etapas en apoyo de otras compañeras, pero gozando puntualmente de libertad como caza etapas. Ya fuera del cajón puncheur tenemos al tardío fichaje de 2023 del equipo, Mareille Meijering. Después del fiasco del Zaaf Cycling Team, la neerlandesa encontró acomodo y futuro en el Movistar. Tras un mes de mayo prometedor en el que la neerlandesa comenzaba a aprender los hábitos del equipo. También las formas de trabajar tácticamente en los equipos grandes caía lesionada en junio, quedando prácticamente sin competir el resto de la temporada.

Difícil de prever cómo va evolucionar Meijering este año y si va a ser capaz de dejar atrás su lesión y recuperar el prometedor golpe de pedal que tuvo en el mayo español. Y para el final dejamos, lo que más nos suele faltar de higos a brevas, la sensatez. Nos vamos a Aranda, tierra de Higuero y, obviamente, de… Sara Martín. Con Sara Martín hablamos no solo de la gran promesa del ciclismo español en estos últimos años. Sino de una de las deportistas más mediáticas de Burgos.

Su presencia en la ronda burgalesa en 2023 no pasó inadvertida. Quizás le hayan contado que en Burgos hace frío, que no es una provincia muy poblada, quizás que pertenece a la España vacía (el término que acuñó el reciente ganador del Premio Alfaguara). O puede que sepa que aunque su territorio provincial no sea el más extenso comparte el honor con Zaragoza de ser la provincia que limita con más provincias en territorio español.

Lo que seguramente no sepa es el fervor y expectación que despierta Sara Martín entre sus coterráneos. Puede que la Vuelta Burgos viviera un duelo agónico entre van der Breggen y van Vleuten en 2021. Pero ni una ni otra, a pesar de ser quienes son y han sido, fueron tan reclamadas como lo es la arandina en su tierra. Justo tras ese baño de masas, ya comenzado junio llegó su primera victoria profesional, en la cuarta jornada de la Vuelta a Andalucía.

La arandina lleva años cargando con la etiqueta de ser la esperanza de una parte de los castellano leoneses. Si bien es una deportista que desde bien joven ha sido capaz de apostar a largo plazo, de frenar su ímpetu, de sacrificar el mayo presente por julio futuro. ¿Quién a su edad hubiera sido capaz de decir que no a ir a la Bira, para centrarse en preparar de la mejor manera la “Selectividad” Depende. Es posible que con Sara – en Abarca – han tenido el lujo de contar con una mujer que no se ha centrado en la escalera sino en el escalón que tenía delante cada día. ¿Fue eso lo que falló con Gigante?

Podríamos llenar muchas líneas sin llegar a ninguna parte y preguntarnos si el ímpetu no frenado fue capital en que Sarah Gigante no terminara por ser la ciclista voraz y letal que aventuró. Pero eso sería mediocre. Gigante y Movistar cerraron su historia en unos términos, seguramente infinitamente inferiores a los que deseaban el día de su firma en 2021. Es probable que ese punto final haya sido lo mejor para ambas partes. Gigante ya vuelve a brillar. ¿Movistar? Esperemos. Las páginas escritas junto a Sarah Gigante, sus lágrimas, sufrimientos y pesares sin duda deben obrar en la conciencia colectiva y en el equipo para modelar la forma de gestionar a las nuevas y más jóvenes generaciones.

Resulta fácil decir que con Laura Ruíz, Cat Ferguson y Lucía Ruiz en Movistar deberían emplear el método Martín, pero sería también bastante hipócrita. Cada persona es diferente y hay que entenderla no sólo cómo un ente físico a mejorar sino comprender la parte emocional de cada una. Y la forma que tiene cada una de afrontar los estímulos mentales del día a día para tratar de moldear la mejor deportista posible. Las tres jóvenes recién llegadas son ciclistas que hacen honor a priori al nombre de este medio, que ya nos han demostrado sus aptitudes y su buen esfuerzo final, no solo en las carreras de la Nations Cup – juniors, las tres – sino en las pruebas de ciclocrós de la Copa del Mundo – Ferguson aún como junior – y ya como senior – las Ruiz Pérez – en Ardeche o Le Avenir.

El adiós de Miek implica oportunidades para muchas corredoras en Movistar. Pero sobre todo para el personal deportivo, para conseguir guiar y ayudar a transformar a varias generaciones de corredoras a dar el potencial con el que creen que cuentan.

Fotos: Getty / Movistar