El brindis al cielo de Pablo Castrillo, en memoria de Manolo Azcona

En la sucesión interminable de ataques y contraataques de la ascensión a la Estación de Manzaneda, el de Pablo Castrillo hubiese parecido uno más. Las estadísticas no lo daban por ganador. Y es que, según comentó el periodista de RTVE Carlos De Andrés, las últimas victorias de etapa en la Vuelta a España de un ciclista no perteneciente a un equipo del World Tour son las obtenidas por  Antonio Piedra en los Lagos de Covadonga (2012), luciendo el maillot verdiblanco de Caja Rural RGA; Óscar Rodríguez con el maillot de Euskadi-Murias en La Camperona (2018) y Ángel Madrazo con el morado de Burgos BH en Javalambre (2019).

La victoria del oscense Pablo Castrillo, y de su escuadra Kern-Pharma, es la continuación de una saga a la que le ha costado, como es normal, conseguir victorias, esta es solo la cuarta en doce años. Es la continuación de las victorias de todos esos equipos españoles modestos que hacían de su participación, y de la obtención de una victoria en la Vuelta a España, el objetivo máximo de su existencia. El que la justificaba. Y, también, el que podía garantizar su existencia futura. Así, nos viene a la memoria otra sucesión, que nos lleva a nuestras infancias. La de todos aquellos equipos hispanos que se han visto en esta tesitura: Novostil, Transmallorca, Henninger Aquila Rosa, Zahor, Dormilón, Relax-Fuenlabrada, Puertas Mavisa, Tulip Computers, Santa Clara, Lotus, Eldor Viner, Deportpublic, Castellblanch, Andalucía… Seguro que esta lista ha llevado a los lectores a recordar parte de su juventud o de su infancia…

El triunfo de Castrillo fue nuevamente el triunfo de la épica. Un ciclista y un equipo modestos batiendo en un final de etapa de montaña a toda la pléyade de ciclistas del World Tour. La continuación de la saga, como ya hemos escrito. Cuántos ex ciclistas
modestos españoles que miraban ayer la retransmisión se sentían identificados con las pedaladas y los cabezazos en los kilómetros finales de Pablo Castrillo… Cuántos aficionados deseábamos también su victoria y nos empezamos a tranquilizar cuando, a falta de 2 kilómetros, vimos que el sueño podía convertirse en realidad… Incluso el speaker oficial Juan Mari Guajardo, navarro también, contribuyó con su relato en línea de meta a dar mayor emotividad al hecho. Emotividad que subió de tono en las entrevistas en meta, con ciclistas de Kern-Pharma saltándose todo tipo de protocolos para abrazarse entre sí, mientras las lágrimas surcaban sus rostros.

Pero para que esos equipos tan modestos que, históricamente, en mayor o en menor medida, hayan poblado nuestros pelotones, siempre se ha necesitado de un mecenas que los ponga ahí. En el caso de Kern-Pharma, ya saben todos ustedes a estas horas a quién nos estamos refiriendo: Don Manolo Azcona. Un camionero navarro de Zurukuain, Tierra Estella, el pueblo también del ex ciclista Roberto Lezáun. Un ciclista éste al que todo un Miguel Induráin ayudó a ganar una Vuelta a Andalucía.

Azcona. El camionero aficionado al ciclismo al que en 1993, en plena época del dominio a nivel mundial de Miguel Indurain, su inmensa afición al ciclismo le llevó a fundar un club ciclista al que llamó Asociación Deportiva Galibier. ACR y MRA, Sky Blue, Tegui Videoporteros, Bodegas Castillo de Monjardín, Gráficas Ona, Lizarte… Con esas denominaciones como patrocinadores, que a todo buen aficionado le sonarán, pobló la AD Galibier las competiciones del ciclismo aficionado y sub 23 nacional. Con sus colores, rodaron ciclistas de la talla de Joseba Beloki, Isidro Nozal, Andrey Amador, Marc Soler, Oscar Rodríguez, Richard Carapaz… Un club el Galibier que, tras veintisiete años en el ciclismo aficionado, decidió dar el salto al profesionalismo, ya de la mano de Juanjo Oroz, y con Kern-Pharma como máximo patrocinador. Sin abandonar, por supuesto, el ciclismo amateur, en el que se mantienen con el equipo Finisher.

En los minutos posteriores a la victoria de Castrillo, ciclistas más modestos, los del actual equipo Kern-Pharma, hacían emotivas semblanzas de lo que Manolo Azcona había supuesto en sus vidas. Un tipo afable, capaz de tirarte una sonrisa y un grito de ánimo cuando cualquier globero atravesaba la revirada y estrecha carretera de su pueblo. Ayer, el brindis con el cava de la victoria de Pablo Castrillo, fue un brindis por Manolo Azcona. Descanse en paz.