Los puertos de la sierra de Guadarrama son muy bonitos para subirlos en bicicleta. Al no tener una excesiva dureza, su buen asfalto y bonito trazado hace que estas subidas sean muy agradables. Morcuera, Cotos, Navacerrada, Canencia o Abantos, entre otros, son los más conocidos de la zona. De ellos vamos a hablar en este reportaje cicloturista. Lo primero que debemos tener claro a la hora de afrontarlos es que no vamos a encontrar grandes rampas y que, pese a no tener comparación con los grandes colosos europeos, son puertos traicioneros a los que hay que tener respeto.
La sombra de las pájaras asoma a la vuelta de cada pino que encontraremos en estas rutas. Y no serán pocos los pinos que se agolpan a nuestro paso. Si las grandes estrellas del ciclismo profesional sufren de lo lindo en estas pendientes, qué no será de nosotros, los verdaderos esforzados de la ruta. Una de las bondades de la sierra de Guadarrama es que permite plantear recorridos circulares que engloben todos los puertos sin demasiado espacio llano. Sólo el popularmente conocido como Los Leones (Puerto de Guadarrama) y Abantos quedan un poco más alejados del centro neurálgico, que puede residir en la coqueta localidad de Rascafría.
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Los puertos
El Puerto de Navacerrada es el más conocido. A su estación de esquí, afectada por la escasa nieve que recoge el paisaje durante los últimos inviernos, hay que añadirle la gran oferta de restauración y senderismo que ofrece la cima, así como las conexiones por vía ferroviaria. En cuanto a las posibilidades cicloturistas, hablamos de un puerto con doble vertiente, la segoviana y la madrileña. Se considera más dura la cara sur, la perteneciente a la Comunidad de Madrid. El inicio de la subida se puede ubicar en varias localizaciones: Collado Villalba, Guadarrama, El Boalo o Cercedilla. Todas rondan los 20 kilómetros de ascensión y confluyen en El Ventorrillo, donde dan comienzo los últimos cinco kilómetros, los más duros con diferencia. La pendiente rara vez baja del 8% en ese tramo, coronado por una última rampa durísima que nos obligará a retorcernos.
El tráfico suele ser elevado en este tramo, sobre todo en fines de semana. El lado segoviano encuentra su origen en La Pradera, si bien lo relevante en lo altimétrico arranca cuando restan siete kilómetros para la cima. Las siete revueltas obligan a un esfuerzo grande, pero al mismo tiempo regalan una referencia que hace que el sufrimiento del cicloturista sea menor. Lo rectilíneo de la vertiente sur la convierte en psicológicamente más difícil. La pendiente no le irá a la zaga por el norte, siempre en torno al 7-8%, con puntas del 10% a lo largo de la ascensión. Hacerse ambos lados del tirón es una práctica habitual. Aunque muy dura. La altitud (1860 metros) también se hará notar.
También está la opción de desviarnos hacia el Puerto de los Cotos. Entre la cima de Navacerrada y la de Cotos, existe un altiplano de unos seis kilómetros de longitud. A más de 1800 metros de altitud, es muy provechoso para hacer series y beneficiarse de la ausencia de oxígeno en el entreno. Este puerto hermano se corona a 1820 metros, justo en el cruce hacia Valdesquí y delante de un amplio parking que daba servicio a la extinta estación de esquí de Valcotos. Venta Marcelino, mítico restaurante en la cúspide, siempre sienta bien. Una buena operación de marketing, porque el ascenso desde el Monasterio del Paular, junto a Rascafría, se hace largo.
Son unos 15 kilómetros desde el pueblo. Pero realmente el puerto se reduce a los últimos siete, donde ya no encontraremos más descansillos y el constante 5-6% se acaba por hacer pesado si flaquean las fuerzas. Aquí es recomendable empezar como un viejo para acabar como un joven. En caso contrario, Cotos aplicará su ley y habrá que pagar la factura, más si llevamos algún otro puerto en las piernas. Es un puerto muy veraniego porque en casi todo su trayecto va escondido entre pinares. La bajada es rápida y tiene su dificultad, no te relajes.
El inicio en Rascafría coincide con el del Puerto de La Morcuera. Se puede decir abiertamente que es la subida más conocida y emblemática de Madrid. Más allá de la publicidad que Antonio Alix realice, es la referencia para los cicloturistas. Existen alternativas en MTB, pero la carretera que asciende desde Miraflores de la Sierra es un camino ideal. El tráfico no será excesivo, y es una constante de bicicletas buscando la cima. Su parte más dura consiste en 9 kilómetros con una pendiente media cercana al 7%. Se puede prolongar la altimetría hasta Soto del Real o Guadalix de la Sierra, alcanzando los 14 kilómetros de subida, palabras mayores.
Como es constante y no hay grandes rampas, coger tu ritmo es la mejor idea. La parte final ofrece mejores vistas sobre el valle ascendido, lo cual es un valor añadido. Al mismo tiempo, si el sol luce con fuerza, le sentiremos sobre nuestra cabeza. Importante comer, hidratarse y plantearse la subida a largo plazo, guardando siempre un punto que podremos necesitar en las subidas posteriores. O en el tramo final, que se hace duro. Por su lado norte, Morcuera ofrece un puerto muy bonito y revirado en su primera mitad, con hasta seis herraduras, y más descansos. Salvo dos momentos concretos, la pendiente es mucho más suave en este lado. La temperatura también será más benévola por ser vertiente norte.
También desde Miraflores podremos acceder al Puerto de Canencia. Es el más fácil, sin lugar a dudas, porque contiene tramos intermedios llanos y de descanso entre un kilómetro inicial bastante bravo y dos finales que son lo más duro que vamos a encontrar. Todo eso en su lado sur, que consiste en un total de 8 kilómetros. Buen piso, no demasiado tráfico y el refugio de la arboleda. Desde Canencia, pueblo homónimo, son apenas cuatro kilómetros de cierta relevancia. Un puerto más suave que conlleva llano para combinarlo en ruta circular con Navafría o las Morcueras.
Lozoya del Valle es el punto de arranque del Puerto de Navafría, también conocido como de Lozoya desde el lado madrileño. Hay opiniones para todos los gustos, pero muchas afirman que la cara sur de Navafría es la subida más bonita de la Sierra. La carretera no ofrece mucha amplitud, y pese a que el tráfico suele ser escaso, hay que tenerlo en cuenta, sobre todo, a la hora de descender. Desde Lozoya nos esperan algo más de 11 kilómetros. Las medias kilométricas no alcanzan por poco el 8%, pero no es un puerto exento de dureza. Hay algún descanso encarando la parte final que nos hace creer que íbamos más fuerte de lo que pensábamos. Espejismos aparte, la umbría de los árboles hacen del ascenso algo muy agradable.
Por Navafría también hay ascensión. Desde que se deja la N-110 empieza a subir la carretera. Ha sufrido diferentes arreglos, aunque difiere de ser una autopista precisamente. Desde el desvío serán de nuevo unos 11 kilómetros largos hasta la cima, a 1770 metros de altitud. Que la dureza de su otro acceso no oculte que la norte es una vertiente a tener en cuenta, más de lo que parece. Abrigados por altos pinos, es un ascenso que va de menos a más en intensidad. De nuevo, paciencia, alimento y un ritmo accesible serán buenas compañeros de viaje.
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Las rutas
Todas las rutas propuestas tienen un denominador común, y es la adaptación al nivel de cada uno. Esas falsas afirmaciones sobre la escasa dureza de estos puertos pueden jugarnos una mala pasada. Es preferible mantener cautela y tener recorridos alternativos conforme las fuerzas vayan respondiendo. Es una de las ventajas de esta sierra de Guadarrama, que permite recorridos circulares con dificultad gradual. Planteamos todas ellas con origen y llegada en Manzanares el Real, con La Morcuera y Cotos en todos los itinerarios.
Esta primera ruta consiste en disfrutar de un recorrido íntegramente madrileño. Nos acompañará el valle de Lozoya en gran parte del trayecto y sufriremos a la ida por La Morcuera y por Canencia a la vuelta el acceso a Manzanares, una de las puertas a la sierra de Guadarrama. Acercaremos los datos a los 3000 metros de desnivel con cuatro montañas en nuestro camino. En la segunda propuesta, disfrutaremos de la sierra en todo su esplendor, con un recorrido cruzando de lado a lado Guadarrama para acercarnos ya a los 4000 metros de desnivel. Añadimos Navacerrada al menú y eso aumenta el desnivel, también la dificultad. Es buena idea dejar el puerto más duro como primero del día.
La última de ellas es la más recomendable para iniciarse en estos puertos. Sólo dos, con una dupla inseparable y clásica, que son La Morcuera y Cotos. El primero es más duro, y el esfuerzo en éste se puede dejar notar en el segundo. Sobre todo, en la parte final, donde el puerto aprieta y no suelta. Lo positivo de esta ruta es que una vez coronemos junto a Venta Marcelino, se acabará el sufrimiento. Si descendemos de vuelta hacia Manzanares a través de Mataelpino, apenas nos quedará una rampa de varios centenares de metros que interrumpe el descenso continuo hasta el final. Con MTB podemos disfrutar de la subida al corazón de la sierra de Guadarrama a través de la famosa Pedriza. Pero esa ruta queda para otra ocasión.
Por último, recordar que se debe extremar la precaución para rodar en carretera y tomar todas las medidas preventivas a nuestro alcance para disfrutar del ciclismo en carretera de forma segura. Se debe cuidar la alimentación, prever la presencia de fuentes para estar continuamente hidratados y, por supuesto, planificar la ruta en consonancia con el tiempo atmosférico previsto. La alta montaña es traicionera, y estos puertos también lo son si nos confiamos.
Foto: Javier López
Manuel es un amante del ciclismo nacido en Cuenca y residente en los alrededores de Madrid. A su ritmo, sus rutas le han llevado a recorrer medio mundo a lomos de su bicicleta. Comparte desde aquí sus experiencias y recomendaciones para cicloturistas.